CONCILIO

E D I T O R I A L

El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

La última encíclica del papa Benedicto XVI se llama Caridad en la verdad y hace una síntesis de sus dos primeras encíclicas y la aplica al desarrollo humano integral. Es magnífica la síntesis: “El amor -cáritas- es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz” (n. 1). Nos damos cuenta de que la pobreza sigue siendo un verdadero flagelo en el mundo y en nuestra propia patria. Y la culpa de ella no es toda de las autoridades, porque se trata de un fenómeno en verdad muy complejo. Una de las cosas fundamentales es la alimentación y la educación. Sobre todas estas cosas habla la encíclica, pero no para proponer soluciones técnicas, sino para inspirar a todos los cristianos y hombres de buena voluntad en la búsqueda de un desarrollo que alcance a todo el hombre y a todos los hombres. Nos sorprende el hecho de que pocos autores hablan de esta encíclica en los periódicos y en las revistas. ¿No la han leído? ¿No la han entendido?

Completando el mapa

por Casas

Reencuentros
por Sergio Pérez Portilla

De mis recuerdos de la niñez, entre los juegos infantiles y la falta de preocupaciones por la vida de los adultos, destacan los momentos en los que mis maestros de la primaria explicaban, cual si hubiesen estado allí, la entrevista de un cierto Cristóbal con unos reyes. Si no me equivoco, y para seguir con una tradición más segura, el ambicioso navegante, como después lo entendí, visitó a la reina y una vez convencida ésta de rutas alternas no conocidas para llegar a un destino sí conocido, se encontró con el rey. Ella era Isabel y él Fernando, y fueron conocidos como los reyes católicos.
Lo que más me llamaba la atención era la idea del pobre marinero que apenas juntó para los gastos y necesidades del viaje y la epopeya que estaba a punto de sacar del papel para vivirla él. Nos contaban las penurias de su travesía que duró largo tiempo, de cómo unas veces la esperanza caducaba, de cómo otras el ánimo resurgía, hasta que un buen día, un tal Rodrigo de Triana, quien iba en una de las tres famosas carabelas –la Pinta, y las otras eran la Niña y la Santa María, y la mayoría, invariablemente, nos imaginábamos un barco hecho de huesos, o algo así– avistó tierra firme. Fue la mejor noticia que pudieron escuchar aquellos hombres. El almirante Cristóbal Colón, quien por cierto era italiano, líder de esa expedición, escribió así su nombre en la historia. Había nacido un vencedor.
Ahora, y ya con las preocupaciones de los adultos y con la falta de juegos infantiles, la reflexión intenta imperar sobre la epopeya. Hay, a mi entender, tres grandes grupos divididos por la opinión sobre este suceso. El primero es el de los que ven precisamente como un gran descubrimiento el hecho por los españoles en tierras que hoy denominamos americanas. Con ellos llegó el mundo civilizado, la educación, la buena sangre, la auténtica religión, en fin, sólo bondades gracias a haber sido descubiertos por los hombres que fueron vistos incluso como dioses, en un primer momento.
El segundo grupo lo conforman aquellos que ven sólo desgracia en la llegada de los hispanohablantes: enfermedades, destrucción, muerte, saqueo, imposición. Y de todo ello, debemos decirlo, hay gran parte de razón, por no sonar dogmáticos y decir que únicamente hubo dichas situaciones. No hubo, entonces, sino la desintegración de una nación que no era menos, porque de hecho no lo era, por otra que con ideas propias centralizó su cultura. Si antes había nacido el vencedor, ahora han nacido los vencidos (cfr. LÓPEZ PORTILLA Miguel, Visión de los vencidos, FCE; BOFF Leonardo, Quinientos años de evangelización, Sal terrae, entre otros).
La tercera postura es más optimista que la segunda, pero no tanto como la primera. Y habla, más que de lo que pasó, de lo que hay que tomar de lo que pasó. No juzgaría más el hecho en sí, pues ya ha acontecido, sino ver qué podemos hacer con lo que tenemos, qué se puede agradecer y qué se debe sanar. Borrar nuestras raíces nunca fue bueno, pero sí es cierto que podemos hacer un excelente uso de la cultura que conocimos. No nos descubrieron, nos conocieron. Pero si fueron extremos al llegar, tampoco es sano seguir lamentándose; hay que cerrar ese ciclo.
Más bien, entonces, deberíamos empezar a suavizar lo que lastimó. Deberíamos empezar a dialogar sobre lo que se gritó. Veo que esta actitud es ya tomada por muchos. Españoles que se sienten avergonzados por lo que sus antepasados hicieron, y paisanos nuestros que ya dejaron el rencor por lo sufrido.Necesitamos, entonces, un reencuentro; es más, necesitamos un doble descubrimiento: ya no de ellos para nosotros o de nosotros para ellos, sino de nuestro pasado que ilumine el hoy que vivimos, y que dirija nuestro andar, que nuestro porvenir sea querido.

C O N C I L I Á B U L O

Examen de maestría

Este jueves 8 de octubre recibió el título de maestro en Filosofía el doctor-patólogo Pedro Chavarría Xicoténcatl, que es de nuestros profesores más queridos. Su tesis tiene que ver con la relación mente-cerebro y los autores principales que examina son: Mario Bunge, Karl Popper y John Eccles. Nos da mucho gusto poder felicitar al doctor Chavarría por este grado tan merecido.

Un libro impresionante

Uno de los libros de Joseph Ratzinger que no habíamos podido conseguir está ahora en nuestras manos: Dios y el mundo (De bolsillo, Barcelona, 2005). Se trata de una extensa y profunda entrevista con Peter Seewald. De este autor tenemos también: La sal de la tierra (Ediciones Palabra, Madrid, 1997) y Benedicto XVI. Una mirada cercana (Ediciones Palabra, Madrid, 2006). Las tres obras son dignas de recomendación, pero la que más nos ha impresionado es Dios y el mundo.

La torre “mocha”

En el Diario de Xalapa hemos leído que se proyecta rehabilitar la Catedral Metropolitana, según informaciones del alcalde David Velasco Chedraui. “Estamos en la etapa en la que Conaculta ya emitió el Plan Maestro del proyecto, a través de su equipo de asesores y gente especializada en el tema, para que se dé este proyecto”. La cuestión que se debe definir es si se queda una sola torre, como era la construcción original franciscana, o si se le da terminación a la torre truncada, que presenta un espectáculo en verdad deprimente. Y quizá la solución vaya a ser algo intermedio, es decir, darle un aspecto más presentable a la parte trunca, que no parezca fruto del descuido, de la mezquindad o del abandono. Esto lo deciden los señores especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA).

El convento franciscano de Xalapa

En el último número citamos un texto que habla del convento franciscano que estaba en el actual parque Juárez, pero no pusimos la referencia. El texto está tomado del Códice Franciscano Siglo XVI, publicado por don Joaquín García Icazbalceta (Imprenta de Francisco Díaz de León, México, 1889).

Encuentro Nacional de Seminaristas Indígenas
por Alberto Alejandre Lara

Del 1º al 3 de octubre se realizó el Encuentro Nacional de Seminaristas Indígenas que se realiza anualmente. Este encuentro se convocó en el Seminario de los Misioneros de Guadalupe en la Ciudad de México. Acudieron seminaristas de toda la República y procedentes de una gran variedad de etnias y lenguas.
Los temas que se trataron fueron principalmente sobre la identidad del sacerdote indígena y su formación desde el seminario, esto con ocasión del Año Sacerdotal. El objetivo fue que cada seminarista alcanzara los rasgos fundamentales de todo sacerdote, encarnados en los sacerdotes indígenas, y así proponer caminos para su adecuada formación desde el seminario y después siendo ya sacerdotes.
El encuentro fue presidido por Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, quien es el responsable por la Dimensión Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Mexicana, y el padre José Luis Torres Govea, secretario de la organización y perteneciente a la diócesis de Colima. Se celebraron las Laudes y la Misa de modo tradicional e inculturada con símbolos indígenas. Los temas fueron; El Año Sacerdotal y el Cura de Ars, La Identidad Sacerdotal en la Biblia y en el Magisterio, y La Formación Sacerdotal Inculturada en el Magisterio de la Iglesia. Después de cada tema los seminaristas se reunieron en grupos para reflexionar y analizar los temas. También tuvieron algunos seminaristas la oportunidad de compartir con los demás su historia vocacional y experiencia como seminaristas indígenas. Al final se decidió el tema y objetivo del próximo encuentro, así como también dónde se llevará acabo.

"Somos una persona, somos una cultura, somos un ritmo, somos una raza”

Jonathan Surmay