¡Qué bonita familia!

por Casas



E D I T O R I A L

¡A la misión!

Los obispos reunidos en Aparecida, Brasil, pidieron una Misión Continental. En el análisis de la realidad constataron que son ya muchos los que no están cumpliendo con el precepto de la misa del domingo. Parece que en la ciudad de Xalapa solamente un 10 ó 15% no ha perdido la tradición de oír misa en domingos y fiestas de guardar. ¿Dónde andan los demás? Nos dicen que son muchos los que se aburren el domingo porque no saben qué hacer. Se les ha olvidado que hay que dar a Dios lo que es de Dios y que el domingo es el día de Dios. Sabemos que los sacerdotes, junto con monseñor Hipólito Reyes Larios, han estado reunidos para reflexionar sobre estos temas y lo que se refiere a la renovación de la parroquia como estructura básica o fundamental de la enorme multitud de católicos. La misión quiere decir que se sale de las paredes del templo y de la sacristía y se enfrenta cara a cara a los alejados para que vuelvan a oír el Evangelio de Dios. Nosotros sabemos de esas cosas por el ejemplo del santo Rafael Guízar, cuya fiesta está a las puertas.


C O N C I L I Á B U L O

Los cambios



Ha habido varios cambios entre los sacerdotes de la Iglesia de Xalapa. Estos cambios de sacerdotes suelen ser buenos y se ha visto que cuando llega un nuevo párroco se acercan personas que antes parecían alejadas de la Iglesia. ¿El tono de la voz?, ¿el estilo de predicar?, ¿la mayor o menor disposición para el diálogo personal? El hecho es que, aunque es bueno que un párroco goce de estabilidad, como lo afirma el Derecho Canónico, también son buenos los cambios tanto para los presbíteros como para el mismo pueblo.


Los Amigos del Seminario


Siguiendo una tradición que viene de san Rafael Guízar, el padre Rafael Fernando Velasco ha ido organizando poco a poco unos grupos que se llaman “Amigos del Seminario”. Estas personas se reúnen a veces el domingo y a veces en otras fechas para ver de qué manera pueden ayudar en todo sentido a lo que el señor Guízar consideraba “la pupila de sus ojos”, el Seminario.



El Premio Nobel en Economía


Por primera vez en la historia, una mujer ha ganado un premio Nobel en Economía y nos alegra mucho, porque esto significa que las féminas están progresando en todo sentido. Alguien dijo alguna vez que la mayor novedad del siglo XX no había sido la televisión o la bomba atómica sino el hecho notable en todas partes de que las mujeres están estudiando, cuando antes esto era privativo de los varones.


Prodiezmo o cooperación diocesana


El arzobispo Hipólito Reyes Larios envió una circular el 29 de septiembre a todos los fieles católicos de su arquidiócesis para iniciar la colecta anual del llamado Diezmo, o cooperación diocesana. Como es sabido, no se trata propiamente de un diezmo, o sea, la décima parte de las entradas de un feligrés, como se hace en algunas comunidades de creyentes no católicos, sino de una suma más bien simbólica a la cual va unido como estímulo un sorteo con varios premios. Hay que cooperar, hay que colaborar. La Iglesia es de todos.



ASFALTO, BORDES Y TERRACERÍA
(Tres realidades distintas, un mismo trabajo)
por Andrés P. Romero


Un sismo agarra parejo, porque en la tierra viven ricos y pobres, los del campo y los de la ciudad; el temblor es como el hambre y como Dios, a todos nos llega la hora de sentirlos. Podemos decir entonces, que hay aspectos de la vida que rebasan cualquier diferencia, es por ello que nos dimos a la tarea de investigar uno de ellos: la fe, vista desde el campo, la periferia y la ciudad.
Entrevistamos a tres sacerdotes que desempeñan su pastoral en distintas zonas de la Arquidiócesis de Xalapa: el padre Gabriel Tejeda, de la parroquia María Madre de la Iglesia, ubicada en el fraccionamiento Los Ángeles de esta ciudad; Darío Lagunes Máfara, párroco de la Asunción, que se encuentra en la colonia Carolino Anaya, en los alrededores de Xalapa, y el padre José A. Zamora, encargado de la parroquia de Temimilco, a cinco horas de la capital del Estado. Los tres cuentan con experiencias desiguales y desenvuelven su apostolado con personas que difieren en aspectos sociales, laborales y religiosos; en los tres varía la necesidad de los medios de comunicación y transporte para la buena atención de sus fieles, pero guardan algo en común, los tres trabajan –como lo dijo uno de ellos – para la gloria de Dios.


Preguntamos al padre Gabriel Tejeda, ¿cuál es su experiencia con la gente de la zona urbana de Xalapa en cuanto a la vivencia de la fe? Con toda tranquilidad y conociendo el ambiente del que le cuestionamos, dijo: “Nuestras ciudades, por ejemplo Xalapa, están formadas por gente que ha llegado de comunidades, han venido de una zona rural y traen ya sus raíces espirituales que siguen manifestando cuando llegan a la ciudad. Aun podemos ver manifestaciones de piedad popular, la gente que gusta de procesiones, bendiciones, etc”. Sin embargo, el padre Tejeda también afirmó: “Tampoco hay que negar que algunas personas de la zona urbana son más escépticas y distantes de las cuestiones religiosas, algunos se ven impregnados por el materialismo y les preocupa mucho la estabilidad laboral, el hogar y las vacaciones, esto en algún momento margina su relación con Dios”.
Le interrogamos también sobre la forma y el modo de su apostolado en un ambiente urbano a lo que nos contestó que aquí en la ciudad los horarios son más estables, hay mayor comunicación y facilidad de movimiento y todo esto es benéfico para hacer un plan de pastoral mejor organizado.


Dejamos al padre Gabriel y pusimos la mirada en Darío Lagunes, uno de los párrocos de la periferia, que coincidió en algunos puntos con nuestro entrevistado anterior. Ante la cuestión de la experiencia de fe, también opina que la gente que llega a la ciudad ya trae una fe enraizada en su estilo de vida, ellos buscan a la Iglesia, buscan su parroquia y continúan con sus prácticas de devoción, pero tocó un punto interesante y expresó: “Es común que en la periferia las personas se vean visitadas por los grupos protestantes, que están pendientes de quienes llegan para abordarlos e invitarlos a su religión”.


Le pedimos que nos platicara sobre el trabajo pastoral en su parroquia y nos explicó: “A diferencia del campo, la gente aquí tiene horarios fijos, tiene patrones y un salario que no alcanza para todo el sustento, por lo tanto el tiempo es un factor importante en la planeación y ejecución del apostolado”. Finalmente, el padre Lagunes hizo una anotación “en la periferia tenemos casas chicas con muchos habitantes y en el centro de la ciudad, las casas son grandes pero con poca gente que las ocupa” haciendo hincapié en que en la periferia se vive otra realidad cultural y social, a pesar de que su parroquia se encuentre a corta distancia de la ciudad.


Nuestro último interrogado fue el padre José A. Zamora de Temimilco, localidad que es totalmente rural, es sierra pura, podría decirse que es la parte trasera de Altotonga, Tlacolulan y Las Vigas. Según sabemos, también es una de las zonas de la región que vive serios problemas de pobreza. El padre Zamora compartía con nosotros su experiencia en aquel territorio, nos comentó: “la gente de las zonas rurales no está tan apegada a lo material, está más cercana a la naturaleza, sabe de la lluvia, del sol; es más despierta y sensibilizada a los hechos sobrenaturales” afirmó también que los del campo lo esperan todo de Dios, a diferencia de la gente de la ciudad que depende más de su trabajo y de las circunstancias en que vive.
Por último, le pedimos al padre José que nos respondiera esta pregunta, ¿Cómo es la aplicación de los métodos pastorales en la zona en que usted trabaja? Nos ilustró con una de sus experiencias: “En una comunidad que se llama Mecacalco, el miércoles es como si fuera domingo porque es el día que voy a hacer retiro, Hora Santa, confesiones, pláticas, Misa, atender gente; lo destinan todo para estar ahí, se hace como una fiesta” además afirmó: “la gente de los pueblos es dueña de su tiempo, trabajan su propia tierra, ellos solos organizan su día, por eso podemos planear juntos las actividades y se realizan de manera que la mayoría las pueda aprovechar”.

Con estos testimonios podemos tener una visión poco más o menos general de cómo es el trabajo de los sacerdotes en las distintas zonas de la arquidiócesis y nos arriesgamos a decir ahora, que la expresión de la fe depende mucho del ambiente social en que se viva y de las necesidades de cada una de las personas.
Reconocemos el valioso esfuerzo de los sacerdotes y también el de las personas creyentes que desde la siembra, desde la obra o desde la oficina buscan agradar a Dios, el mismo Dios que, como dijimos al principio, cuando nos alcanza nos hace vibrar, nos derriba y nos levanta.



Belleza para todos
por Juan Carlos Matus Sánchez



Dentro de las clases que se imparten en la facultad de filosofía del Seminario, hay una que bien podría ser de interés para no pocos: la Estética (¡No!, no se aprende a cortar el pelo, sino a descubrir lo bello). Sería interesante en el supuesto de que el tiempo de la clase se consumiese escuchando a Mozart, contemplando el “David” de Miguel Ángel, ponderando lo bello de los cuerpos femeninos y masculinos o examinando todo tipo de obras artísticas hermosas, y que son capaces de impresionar al espíritu humano. No es así.
Pero, suponiendo que en las clases se hiciera lo anterior: ¿Estas cosas no son para gente “copetuda”, de la alta sociedad o para quienes tienen dinero? No necesariamente. Se puede adquirir un disco original de Mozart por 40 pesos o aprovechar las bondades del Internet, también de cualquier otro compositor; además, existen canales de televisión abierta que transmiten las más bellas obras de arte y existen copias muy económicas de famosas pinturas. Que esto solo lo entiende la gente culta y los que han estudiado (los seminaristas por ejemplo) no es del todo cierto. Hace algunos años vivió un personaje que hoy podrá servir de ejemplo: Juan Herrera Vázquez o “Juanote” (1921-1989)
Él era un cargador, se sentaba a las afueras de lo que era la oficina “express” (ubicada sobre Enríquez) esperando a que llegara el cargamento desde la estación del ferrocarril de la colonia 7 de Noviembre. Allí esperaba a que alguien lo contratara para transportar su mercancía, no como los “diableros” que suelen encontrarse en los mercados, sino que él llevaba su carga sobre la espalda. ¡Se cuenta que hasta cargó un piano de cola!
Mucha gente lo recuerda por su estatura (1.90m), por su corpulencia y su fuerza, de ahí que lo llamaran “Juanote”; le caracterizaba su sonrisa y su honestidad. Hay otra nota distintiva en este personaje: su apego a la música clásica, y no sólo a la escucha, sino que además sabía perfectamente a que compositor pertenecía cada pieza. Se cuenta que poseía una colección de las más hermosas piezas de música clásica y toda una serie de libros referentes a los grandes compositores. Era un cargador de origen campesino, sin mucha preparación académica, que sabía y gustaba de lo bello ¿En dónde? En la Música. Como el contenido de la fe se revela a todos, así también la belleza es dada a todos. Se dijo anteriormente que lo bello impresiona al espíritu humano, le arrebata suspiros, provoca sorpresa y quizá asombro. Lo cierto es que invita a la contemplación, es más, la arrebata, sin importar que se conozca o no una teoría sobre lo bello y sin que la posición social y económica tenga algo que ver. “Juanote” es un claro ejemplo de esto. ¿Quién hubiera imaginado que un hombre de huaraches, manta, mecapal y de oficio cargador conociera lo bello de la música por la experiencia y, por la curiosidad, la vida de los compositores? Sucede que las apariencias engañan, pues también podemos encontrar a personas muy bien vestidas, de altos cargos, pero que no den oportunidad de tratar temas serios, interesantes y trascendentales.



Esto yo no lo sabía…


PARROQUIA
por Sergio Pérez Portilla


De acuerdo con el canon número 515, § 1, del Código de derecho canónico, la parroquia es “una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio”. Pero si hurgamos un poco en su etimología, encontraremos dos acepciones muy interesantes. La primera es “lo que se reúne alrededor de la casa” (parà tèn oikían, paroikía), puesto que la casa era el lugar donde se manifestaba la presencia del Espíritu. Las primeras comunidades cristianas se reunían en las casas, era algo netamente familiar. Pero la segunda etimología es más curiosa: paroikía también significa “en el destierro” (cfr. 1 P 1, 1), y esto hace alusión a que en este mundo estamos de paso, lo cual no implica que estemos como si nada, claro. La Iglesia ha comentado ya que la verdadera patria de los hombres y las mujeres es el cielo (la presencia de Dios), y que aquí estamos como peregrinos (cfr. Catecismo de la Iglesia católica # 2796).

…pero ahora ya lo sé.




"Si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia”
Johann W. Goethe

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