E D I T O R I A L
Un avance en la vida
Los días transcurren y de ahí que podríamos tomarlos para beneficio o por el contrario, desaprovecharlos. Hay muchos medios para dirigir nuestra existencia hacia el bien, desde la parte meramente humana mediante la superación personal o desde la parte espiritual. Desde ésta segunda, un medio de gran historia y probada eficacia es la de la escuela jesuita de los “Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola”. Él nos presenta que se trata de conocer los defectos, aceptarlos, tratarlos, cambiarlos y dirigirse hacia su Majestad (Dios). Tomamos que la humanidad es reflejo de lo divino, por lo tanto, la práctica de la suma bondad es reflejo divino. Aquí se utiliza el discurrir humano y hacer un ejercicio de meditación personal para encontrar mediante el modelo bíblico lo que ayuda y daña, lo que me lleva a alcanzar mi perfección y lo que me degenera mediante un discernimiento concienzudo y en paz; es importante también la parte afectiva de la persona. Al final de los mismos se debería encontrar con el reto de lograr un avance en mi existencia humana.

I N T E R – N O S

Más jóvenes acusados
Otra triste noticia sobre la detención de dos jóvenes en Mazatlán cuando la policía encontró en la camioneta que su papá compró en subasta, de origen estadounidense y que la policía de aquel país no quitó un paquete de droga oculta. Sus padres, amigos y familiares iniciaron su defensa poniendo su caso en redes sociales. Estamos siendo testigos de casos similares, lo que significa que el problema de la droga se infiltra más y más en todos los ámbitos. Tengamos cuidado.
En Brasil
Tremendas actividades tuvo el Papa Francisco antes los miles de jóvenes reunidos en aquel país para confirmar su fe y su adhesión hacia el bien y por consecuencia a luchar contra el mal. Les subió literalmente “sus ideales hasta el cielo”. Esperamos que no se cumpla la parábola del Evangelio donde el enemigo arranca la semilla sembrada. Necesitamos jóvenes comprometidos para que cambien a nuestro mundo.

Valor civil
Tengamos valor civil cuando seamos testigos de injusticias cometidas en contra de inocentes. Tal es el caso del niño indígena que vendía con su canastita en el centro de Villahermosa Tabasco, y que fue obligado por un inspector del municipio a tirar su producto por tener tres cajetillas de cigarros. El pequeñín a llantos obedece. El abuso de autoridad por parte de incompetentes verdaderamente indigna y llena de rabia. Defendamos.

Del ejército de Navarra al ejército de Cristo
POR FELIPE MORENO MUNGUÍA
          De porte elegante, adiestrado en todas las  prácticas ecuestres, modelo perfecto de caballero español: valiente, vivaz, dado al juego, a las aventuras de las armas y del amor, sí, ese fue Ignacio de Loyola en su juventud.
Prestaba su servicio junto al virrey de Navarra cuando en el cerco de la fortaleza de Pamplona fue herido en una pierna, en el largo tratamiento al que debía someterse trató de llenar su tiempo leyendo textos de caballería, pero en vez de estos libros, le llevaron libros que contenían la vida de los santos, aquí es donde comenzó a hacer comparaciones entre su vida frívola y los grandes ideales al servicio de Dios.
Inspirado por la gracia  decidió cambiar la carrera militar por el servicio de la construcción del Reino de Dios. Tenía treinta años cuando colgó su espada en el Santuario de Monserrat y se entregó totalmente a los misterios divinos. En soledad, entre privaciones, ansias, angustias y arrebatamientos de la vida eremítica trazó las líneas generales de su famoso libro “Ejercicios Espirituales”, un verdadero código de ascesis cristiana en todo el mundo, este es el legado que dejó para la Iglesia Universal.
En España se dio cuenta de que para cooperar en la construcción del Reino de Dios debía estudiar filosofía y teología, por ello, y a pesar de tener una edad avanzada se dedicó al estudio de las lenguas, de la filosofía y la teología, primeramente en España y luego en la Universidad de Sorbona, en París. Fue en París, donde ejerciendo gran liderazgo consiguió atraer para su causa a los primeros seis compañeros, quienes bajo su dirección, hicieron los ejercicios espirituales y lanzaron los fundamentos de la Compañía de Jesús, el 15 de agosto de 1534.  Tenía como finalidad coordinar el máximo de actividades para la construcción del Reino en una sociedad tan convulsionada como la de aquel tiempo. Por esta razón, la Orden fue uno de los motores más fuertes de la restauración católica y de la Contra- Reforma; llevó el Evangelio a las más remotas regiones de la tierra. Aun  estando vivo observó como decenas de sus misioneros trabajaban en América, sin duda ellos fueron quienes más destacaron en la evangelización de los indios.
San Ignacio de Loyola fundó el Colegio Romano y el Germano. Falleció en Roma el 31 de julio de 1556, a los 65 años de edad; fue beatificado el 3 de diciembre de 1609 por el Papa Paulo V y canonizado el 12 de marzo de 1622 por el Papa Gregorio XV.
A pesar de las persecuciones sufridas en el siglo XVIII, la Compañía de Jesús floreció cada vez más y, actualmente, está formada por un ejército de religiosos y apóstoles. En efecto, este era el sueño de Ignacio: tener un ejército de apóstoles al servicio de Cristo y de la Iglesia “todo para mayor gloria de dios”.
 VALIENTE, VIVAZ, dado al juego, a las aventuras de las armas y del amor, sí, ese fue Ignacio de Loyola en su juventud.

¿Qué belleza salvará al mundo?

POR FRANCISCO CONTRERAS SÁNCHEZ

            La carta pastoral que Carlo María Martini escribió para el año 2000, en la cual, siguiendo las pautas de Juan Pablo II,  se centra en la alabanza a la Santísima Trinidad, parte de la pregunta que Dostoievski, en su novela “el idiota”, hace por labios del ateo Hippolit al príncipe Myskin: ¿qué belleza salvará al mundo? Esta misma pregunta será el título para dicha carta pastoral.
Martini,  retomando la cuestión responde: “no es una belleza seductora, que aleja de la verdadera meta a la que tiende nuestro corazón inquieto, es más bien la belleza “tan antigua y nueva”, que Agustín confiesa como objeto de su amor purificado por la conversión: la belleza de Dios. Es la belleza a la que hace referencia San Francisco en las alabanzas al Dios Altísimo, cuando invoca al eterno diciendo: “Tú eres la hermosura”.
Así pues, esta carta, con motivo del cambio de milenio ayuda a reflexionar sobre el tiempo y la historia: ¿en qué punto estamos del camino humano?, ¿cómo hemos acogido nosotros al Señor Jesús?, y  a  partir de la pregunta que se formula Martini en ese periodo: ¿cómo es posible que en pleno cierre  del siglo XX, con experiencias tan dramáticas, no aprendamos de las trágicas lecciones?, el objetivo es meditar sobre la historia a la luz del misterio trinitario y así lograr responder  a esta pregunta: ¿qué puede darnos un impulso, un cambio de marcha, un horizonte de alegría y esperanza?
El referente que utiliza el Cardenal es la imagen bíblica de la transfiguración, la cual nos ayuda a comprender nuestro pasado para unificar nuestro presente y así penetrar  el misterio trinitario, esto requiere una implicación personal en la que se acepta incluso el sufrimiento. La meta es acercarse al misterio de la Trinidad, sin embargo, este acercamiento no es en su aspecto teológico, incognoscible, sino practico y accesible.
Respecto a esta imagen principal de la Transfiguración, Martini nos habla de tres momentos esenciales para poder responder a la primera y demás inquietantes. El primer momento es la “subida al monte”, en donde el hombre, “llevando en su corazón todas las inquietudes y pesadumbres que agitan su historia personal y colectiva, es capaz de percibir las preguntas que hay en él sobre el sentido del tiempo”.
El segundo momento es la “vivencia en el monte”,  es una hermosa experiencia de la revelación del Padre y del Hijo, aquí se capta la relación entre nuestras preguntas, pues se es capaz de satisfacer todas ellas. El tercer y último momento es la “bajada del monte”, donde se intenta fijar la belleza experimentada: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pero esta belleza no es posesión, es don, y como tal se debe dar y no retener, pues se trata de un conocimiento de la Trinidad que signifique también un paso adelante en la fe-esperanza- caridad, que cueste algo, que suponga una superación del yo para dejar espacio al conocimiento de Dios; un conocimiento que sea clave para comprender el precio del tiempo y el significado de las vicisitudes humanas, así como también del propio yo y del “nosotros hoy” de la Iglesia. Dice Martini: “se trata, pues, de entrar en el misterio de la Trinidad a partir del Hijo, con un movimiento espiritual que implique a toda la persona”.
Esta experiencia se expresa en dos momentos: la gratitud y el abandono; en el primero se trata de participar en la gratitud de Jesús, que lo recibe todo de su Padre y en todo encuentra el modo de alabarlo,  hasta ser capaz de decir: “Padre  te doy gracias porque me has escuchado”; el momento de abandono consiste en entrar íntimamente en el corazón de Cristo con una experiencia semejante a la suya hasta poder expresar: “Padre en tus manos confío mi espíritu”.
Al final, la respuesta a la pregunta: ¿qué puede darnos un impulso, un cambio de marcha, un horizonte de alegría y esperanza?, es la frase que Jesús da a sus discípulos: “levantaos, no tengan miedo”. “Es una invitación a continuar el camino sin temor, a bajar del monte a la vida ordinaria y a emprender el gran viaje que llevará al Hijo del Hombre a Jerusalén para cumplir su destino”, pues al final es él, la belleza que salvará al mundo.
 
 CARLO MARÍA Martini: jesuita, Cardenal de la Iglesia Católica y  autor del libro  ¿Qué belleza salvará al mundo?

ESTO YO NO LO SABÍA…
Jesuitas
POR ROBERTO CARLOS CANO MOTA
          La Compañía de Jesús o los Jesuitas, como comúnmente se les conoce, son la orden religiosa más numerosa actualmente dentro de la Iglesia Católica; aproximadamente son unos 19,000 miembros entre sacerdotes y religiosos; todos ellos trabajan alrededor del mundo con el objetivo de evangelizar, defender la fe y promover la justicia.

… PERO AHORA YA LO SÉ.
FRASE DE LA SEMANA
“Amar a Dios en todas las cosas, y a todas las cosas en él”.

  Ignacio de Loyola 

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