E
D I T O R I A L
Contribuye
al futuro
Hemos
ya rebasado la primera mitad de este año 2013, hemos vivido de manera personal
y comunitaria acontecimientos inesperados. Hemos sido dotados de dos ojos que
solamente pueden captar lo que les impacta a la retina y no a la manera del
cíclope quedando uno a los dioses, éstos le engañan para conocer el futuro,
siendo que solamente sabrá el momento de su muerte. En otras palabras, si
tuviéramos conocimiento y certeza del futuro antes de actuar, se podrían cambiar
casi todas las cosas. No es así, pero tenemos la razón que nos orienta hacia el
bien. Lo malo es que no todos piensan de la misma manera porque al dirigirse
hacia su bien particular causan daño a los demás. Es el riesgo de la vida que
se debe vivir y afrontar, no es lo absurdo de la vida que no tendría razón de
vivirse porque al fin de cuentas estaríamos a expensas de lo que hicieran los
demás. Contribuye al futuro, sé parte del futuro.
I
N T E R – N O S
Lo
bueno y lo malo
Lo
bueno de este tiempo es que ya acabaron las campañas para elecciones y
proseguirán a tomar su cargo quienes hayan sido elegidos. Pero se rumora en las
colonias que lo malo de esto es que ya no recibirán playeras, gorras, paraguas,
calcomanías, bailes y funciones de lucha gratis; dicen que hasta despensas y
otros regalitos más.
Lo
bueno
“En
un reino lejano se trabajó arduamente en la rehabilitación de los caminos de la
comarca, daba gusto recorrer sus modernas vías de comunicación. Pero el pueblo
estaba inconforme porque decía que no duraban mucho los trabajos que el rey
mandaba, pues inmediatamente se volvían a formar baches que dañaban a las
carrozas”. Lo bueno es que eso solamente ocurre en los cuentos.
Lo
malo
Se
ha anunciado la primera Encíclica titulada Lumen
fidei, del Papa Francisco, quien continúa el Magisterio de Benedicto XVI
sobre las virtudes cardinales (junto con Caridad y Esperanza). Lo malo es que
pocos son quienes la leerán y muchos los que la criticarán sin conocer su
contenido con su correcta interpretación.
Absurdidad en Albert Camus
POR JOSÉ
RICARDO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ
Muchos han
sido los acontecimientos que han marcado el acontecer de la vida del hombre en
el siglo pasado. Muchos también los cambios que se han presentado dentro del
filosofar y del quehacer literario. Las dos guerras mundiales que destrozaron
gran parte del mundo tanto en su geografía como en pérdidas humanas, desde
luego que han dado un giro a la perspectiva del hombre y la valoración de su
existencia.
Dentro de los pensadores que se
atrevieron a cuestionar su realidad, de por sí dura y desesperanzadora, se
encuentra Albert Camus, filósofo y literato francés (1913-1960) que con peculiar forma de ver su entorno,
percibe cómo el hombre se pregunta por
el sentido de la vida, la forma de abandonar el sufrimiento y particularmente
el temor a la muerte que parecía inminente; su pensamiento inicia en esa misma
realidad del hombre que sufre, que busca una razón para vivir, pero que no la
encuentra y opta por el suicidio.
Camus se refiere, en primer momento, al
suicidio corporal como auto aniquilamiento, pero también critica a algunos
filósofos como Kierkegaard y su estadio religioso o Jaspers con su
trascendencia, los cuales según Camus abandonan el camino del razonamiento y
los datos de la experiencia para optar por una trascendencia del hombre llegando a lo que
nuestro autor denomina suicidio filosófico y que define como “movimiento por el cual un pensamiento se niega a sí
mismo y tiende a superarse a sí mismo en lo que constituye su negación”.
Con
esto hace una crítica sobre todo a los existencialistas, quienes por medio del
mismo razonamiento (cada cual con su salto categorial) lo desacreditan y,
exaltan la misma negación haciéndola su propio dios. “No hay más que un problema filosófico verdaderamente
serio: el suicidio”.
Albert
Camus opta por el enfrentamiento a la vida que, ante el enfrentamiento con la
razón, carece de sentido, es absurda, pero al mismo tiempo es única, irrepetible
y singular, pues es el único dato que nosotros tenemos. “El éxito de la vida humana es su duración, esta duración que se
extingue con la muerte que, mientras llega, podemos vivir de la mejor manera,
batiendo todos los records”.
El
trabajo de tesina que he realizado durante el último año de filosofía lleva por
título <>; en dicha investigación se penetra el pensamiento de un
importante filósofo, que como muchos otros, merece una digna valoración.
ALBERT CAMUS, filósofo y literato
francés.
Hartmann y la vuelta a la filosofía realista
POR FELIPE MORENO MUNGUÍA
En
un mundo como en el que nos movemos, el
interés por saber el origen del conocimiento ha quedado atrás, la investigación
e inquietud del hombre está dirigida hacia el ser del sujeto y la manera en
cómo actúa, lo que padece, lo que sufre y cómo es que él mismo tiene que hacer
frente a una realidad que sabe que es dura e incierta, pero sobre todo a un
mundo que parece darle la espalda,
esto le hace sentirse en un mundo hostil
y difícil de vivir. De aquí surgen los vacíos existenciales del hombre. Aunque esta
situación abarque actualmente el interés de la filosofía no está por demás
volver a replantearse la cuestión olvidada que se quedó en la época moderna y
que es indispensable para dar una respuesta certera a una cuestión que sigue
siendo de interés para quienes quieren profundizar en este sentido.
En la medida en que el ser humano entra en relación con los objetos que
le rodean, van surgiendo teorías que pretenden explicar el fenómeno del
conocimiento y cómo este se da en el individuo de una manera profunda; todas
estas teorías tienen como objetivo único el poder ayudar a tener una solución a
este problema tan actual. El trabajo de tesina que realizo está enfocado a mostrar, de una manera sucinta, una parte
del historial de las diversas posturas a lo largo del tiempo. Posturas que
algunos filósofos han aportado en este campo de investigación como Aristóteles,
Locke, Descartes, entre otros. Uno de los más destacados de la época contemporánea es Hartmann, que da
un giro al pensamiento que se venía gestando, aunque este tema estaba olvidado
y agotado en su investigación lo vuelve a retomar y aplicando un nuevo estilo
de pensamiento, adopta una postura filosófica, el llamado neorrealismo; este sistema surge a principios del siglo XX, de
carácter anglosajón y que se centra prácticamente en el campo de la gnoseología;
el neorrealismo fue una doctrina iniciada en Inglaterra con el libro de G. E.
Moore “Refutación del idealismo”, en
este sostiene que lo percibido forma parte del mundo físico y sostiene el mundo
físico como lo real.
Nicolás Hartmann no perteneció al existencialismo, ni fue neokantiano o
fenomenólogo, por esta razón su pensamiento no es tan explotado como lo son las
ideas correspondientes a las escuelas mencionadas, ya que otros autores se
interesaron por temas que él no abordó. Su obra compete al estudio del
conocimiento como fenómeno que se da en el hombre. Es precisamente el
conocimiento un problema al cual pretende dar solución por medio de su obra,
donde distribuye al ser en tres etapas dando como resultado que el conocimiento
viene de la realidad y es tomado de lo real, del ente en cuanto tal.
PARA HARTMANN el conocimiento es un serio problema al cual pretende dar
solución por medio de sus obras.
POR JUAN ADÁN
ALARCÓN MÉNDEZ
juan_alarcon_mendez@yahoo.com.mx
El inicio de la
modernidad significa un acontecimiento crucial en la historia del mundo
occidental y de la humanidad. Es entre
los siglos XVI y XVII en Europa, donde comienza a gestarse esta nueva manera de
comprender al mundo y al hombre que llega a repercutir en varios ámbitos de la
actividad humana como la economía, la política, la sociedad, la ciencia y el
conocimiento. Esta nueva manera de comprender el mundo se fundamenta en un
principio crucial: el hombre es capaz, por sus propios medios, de regir la
naturaleza, la sociedad, y a sí mismo. Es la autonomía del hombre y el
individuo.
Si bien la época moderna trajo grandes beneficios como la formulación de
los derechos humanos y las garantías individuales, así como los avances de la
ciencia, la divulgación del conocimiento por medio de la imprenta, etcétera;
también hoy en día ha originado grandes catástrofes como la crisis ambiental,
la pobreza en numerosos países producto del capitalismo (como se puede ver en
la actual crisis del euro), así como los estragos a la humanidad realizados por
medio de la tecnología como las armas y las guerras.
Pero retomando el principio de la modernidad antes enunciado: la
autonomía y centralidad del hombre, consideremos el fenómeno del ateísmo como
tal, pues es un fenómeno de la modernidad que surge por esta nueva organización
social que se conoce como secularización, reduciendo los actos de fe a una
cuestión libre, opcional y privada; en otras palabras, la cuestión de la
religión, la fe, y lo divino “no son necesarias para la construcción de una
sociedad” según sus principios
fundamentales de la época. Por lo tanto, la mayoría del ateísmo que se
encuentra divulgado en nuestro tiempo es un ateísmo que se basa en una
hostilidad a la Iglesia, su estructura, y a las prácticas de los creyentes más
que en una creencia de la inexistencia de un Dios trascendente y creador. Sin
embargo, también existe esta última postura heredera de la época moderna. Marx,
Freud, Nietzsche, han sido los grandes íconos de una corriente de ateísmo en la
que exponen la religión como un producto del desarrollo y lucha social, o el
reflejo de cuestiones psicológicas y de simple subjetividad del hombre. Sin
embargo, estas teorías que se esgrimen para desmantelar, o que se deberían
dirigir a desmantelar la creencia en lo divino, no logran tener una
fundamentación racional: no existe un argumento o prueba racional para
demostrar la inexistencia de Dios; del mismo modo como reconoce el sacerdote
católico Hans Küng, tampoco existe hoy en día un argumento para demostrar de
manera puramente racional su
existencia. Pues es un hecho, como lo podemos comprobar en este contexto de la
modernidad, que a medida que explicamos
el mundo de manera más precisa por medio de la ciencia, menos necesitamos
recurrir a Dios, pero las cuestiones últimas del sentido del mundo y de su
fundamentación, así como de su origen y su meta, siguen en pie y la filosofía
siempre apuntará latentemente a estas cuestiones últimas como su ineludible
vocación.
Es necesaria una nueva teología natural que se pregunte de una manera
nueva por el fundamento del mundo y al mismo tiempo que no haga oídos sordos de
la ciencia contemporánea. En esta época de grandes cambios donde parece que nos
acercamos al fin de esta era moderna, la cuestión de lo divino sigue siendo un
tema abierto de discusión, pues aunque se encuentra desperdigado una “ateísmo
práctico”, producto quizá del malestar y escepticismo de nuestro tiempo, lo
cierto es que la pregunta por lo divino no deja de tener sentido, ya que en
cada época de la historia podemos comprobar que se ha formulado de manera
distinta, pero siempre con un núcleo invariable: “¿Cuál es el origen y fin de
nuestro ser?”.
Para concluir este breve texto, me parece muy interesante lo que María
Zambrano apuntó en su célebre El hombre y
lo divino: que en cada época, la comprensión de nuestra realidad humana,
depende en buena medida por la interpretación que hacemos de lo divino. En
otras palabras, el hombre se comprende en cuanto hombre a partir de la
postulación de lo divino. Y es lógico comprender que el olvido de Dios, como
acontece en la modernidad, trae consigo catástrofes y atrocidades en detrimento
del hombre mismo; quizá por poner al hombre en el lugar que le corresponde a
Dios, y quizá también es por ello que la filosofía actual ponga tanto énfasis
en comprender al ser humano, porque hemos descuidado y olvidado su ser por
darle un lugar que no le corresponde.
El ateísmo de nuestro tiempo es síntoma de nuestra época moderna, pero
el horizonte de lo sagrado vuelve a acercarse con nuevos planteamientos que
resolver para los males de nuestros días.
ESTO YO NO LO SABÍA…
Cuestiones de población
POR RICARDO MORALES PÉREZ
Desde 1989 todos los 11 de julio se celebra el Día Mundial de la Población,
esto con la finalidad de centrar la atención en la urgencia e importancia de
las cuestiones de población, particularmente en el contexto de los programas y
planes generales de desarrollo, y en la necesidad de encontrar soluciones a
problemas relacionados con esta misma
temática.
… PERO AHORA YA LO SÉ.
FRASE DE LA SEMANA
“Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin
de la soledad. Para mí es la soledad infinita.”
Albert Camus
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
sus comentarios nos ayudan