E
D I T O R I A L
El
diálogo es el mediador
Si
partimos que el cerebro mantiene una misma fisiología, independientemente de la
raza, cultura o la religión, entonces ¿por qué se crean pensamientos tan
opuestos y encontrados entre sí? ¿No sería que entra en juego en la elaboración
de los juicios y razonamientos algo que escapa de esos procesos neuronales? Les
ponemos nombres y les podríamos llamar: sentimientos, intereses o
intencionalidades que tienen que ver más con el aspecto espiritual de nuestra
constitución. Como ejemplo ponemos a un bosque: el religioso diría que es la
providencia divina; el científico explicaría que es parte de la evolución,
producto de la interacción de sustancias químicas que reaccionan y provocan el
metabolismo necesario para crear la vida; el pragmático pudiera ver una fuente
de riqueza que pudiera servir para algo más; el literato como inspiración para
una gran historia, etcétera. Una misma realidad inspira pensamientos diversos
que son originados por los valores que se mantengan en la vida. De ahí la
importancia de ser objetivo y concreto porque el subjetivismo nos lleva a
encerrarnos y a no ofrecer pruebas fidedignas que apoyen nuestro argumento. En
esto, el diálogo es el mediador.
I
N T E R – N O S
El
Ecoloco (1):
Transitando
por las calles de Xalapa uno se puede confundir con el relleno sanitario. Es un
basurero toda la ciudad: en las esquinas las bolsas rotas, en las
alcantarillas, en los parques, en las banquetas ¡en todas partes! Los escasos
trabajadores de limpia pública hacen lo que pueden, pero muchos ciudadanos
inconscientes rebasan la poca atención que se le da a este problema. ¡Mugre,
basura y smog! ¡ra, ra, ra! Dice el Ecoloco.
El
Ecoloco (2):
Transitando
por las calles de Xalapa uno sale con crisis nerviosa y se confunde con una
selva donde sale vivo el más fuerte. Camioneros, taxistas, choferes
particulares, transeúntes, todos en la batalla por la supervivencia. No hay
poder humano que ponga orden. Los abundantes trabajadores de la vialidad (o escasos,
según se vea) se ven rebasados por el número de vehículos y por buscar otras
cositas. ¡Mugre, basura y smog! ¡ra, ra, ra! Dice el Ecoloco.
El
Ecoloco (3):
Transitando
por las calles de Xalapa uno pasa de las remodelaciones millonarias que todos ven
a las colonias abandonadas que nadie ve. Literalmente: nadie ve, y como no
existen entonces no se les toma en cuenta ni se les apoya adecuadamente. El
presupuesto es rebasado por las necesidades que existen, y las prioridades que
colocan las autoridades no siempre son en beneficio de los más necesitados.
¡Mugre, basura y smog! ¡ra, ra, ra! Dice el Ecoloco.
Filósofo
por placer de crear filosofía
POR
LUCIO ALARCÓN SÁNCHEZ
Blaise Pascal es uno de los grandes
filósofos de la época moderna, una de
las mentes más privilegiadas y radiantes de la historia del pensamiento humano.
Por ello, podemos decir que la filosofía de Pascal entiende primordialmente la
filosofía natural y la ciencia, el conocimiento de las cosas externas, que
desprecia al compararlo con la ciencia del hombre.
En
la lucha a favor de la razón, donde se resume la obra de la filosofía durante
el siglo XVIII, la voz de Pascal, no porque se proponga defender las creencias tradicionales con los
medios acostumbrados, debe confundirse con la muchedumbre que insistía en la
antiguas posiciones de la metafísica escolástica, o defendía las viejas
instituciones y creencias oponiendo a la razón el peso y la autoridad de la
tradición. Pascal acepta y hace suyo el racionalismo en el terreno de la
ciencia, reconoce las limitaciones con
que se encuentra en su tiempo, incluso, en este ámbito no considera que el
racionalismo se pueda extender a la esfera de la moral y de la religión. Por
tanto, el filósofo piensa que en este campo la exigencia primera y fundamental es una comprensión del hombre
en cuanto tal, y que la razón es incapaz de lograr dicha comprensión. Cabe
destacar que Blaise Pascal nunca fue un seguidor de Descartes, en el sentido de
que haya aceptado los resultados definitivos de su filosofía, podemos
considerarlo como un cartesiano no por el contenido material del sistema, sino
por el ambiente intelectual en el que se configuró.
A pesar
de su salud precaria e insegura, supo hacer fecundos los años y los
días. Su precocidad fue paralela a su genio. Su espíritu religioso era tan
sólido como su pensamiento, propiamente podría afirmarse que se nutría de los
veneros hondos y abundantes de su profunda religiosidad.
Pascal orientó su inteligencia definitivamente hacia aquellas cumbres cimeras donde confluyen todas las verdades en
la Verdad absoluta e increada que es Dios.
Pocos
se le igualan a este gran filósofo en su profundidad y clarividencia. Es un
espíritu de estirpe agustiniana. No es un filósofo profesional ni un
especulativo puro, de los que hacen deporte de las ideas o se pierden en
combinaciones cabalísticas, su finalidad es filosofar por el placer de hacer
filosofía. Tampoco es un sensitivo puro, dado a los refinamientos de la
estética o del sensorialismo literario. Él es vigoroso en el pensamiento y
exacto en la frase, de estilo traslúcido y admirable textura. Es un alma
prodigiosamente dotada en la que se equilibran y armonizan las más diversas
disposiciones. Por eso Blaise Pascal el ejemplar del hombre completo. Su vida
se consumió en el deseo de saber, y éste iba orientando a la conquista y
posesión de la Verdad que es Dios, que
es la suprema razón de aquella vida tan intensa y fecunda.
PASCAL ORIENTÓ su inteligencia hacia aquellas cumbres cimeras donde confluyen todas las verdades en
la Verdad absoluta e increada que es Dios.
Contra
la dimensión mundana
POR ERICK RUY TECZON ANELL
A
lo largo de la historia el hombre siempre se ha encontrado inmerso en
una determinada cultura. En la actualidad el hombre se halla corrompido por la
sociedad y las costumbres morales: desvalorización del matrimonio, sodomía,
aborto, etcétera, que muestran un
problema de deshumanización, cuya finalidad es liberar al hombre de la
heteronomía, es decir, eliminar la religión de su vida, conciencia y fundamento de la dignidad humana,
en otras palabras nos encontramos ante
el fenómeno de la secularización.
Secularización, del latín saeculus, que significa siglo, tiempo terreno, o más ampliamente,
dimensión mundana;
este fenómeno surgió a partir de la revolución científica y tuvo su pleno
desarrollo en el siglo XX con las revoluciones políticas y sociales, donde se
tomó a la ciencia como la única solución
de todo sin necesidad de Dios. Ante esta
crisis de fe, la Iglesia ha dado respuesta: primero con el Concilio Vaticano II
y, posteriormente con el Catecismo de la Iglesia Católica, el cual fue dirigido
por el entonces cardenal Joseph Ratzinger.
La ciencia ayuda
al progreso de la humanidad, pero hay cosas de las cuales el hombre siempre se
preguntara, por ejemplo: el sentido
de la vida, misterio de la muerte, sentido del sufrimiento, problema del mal;
sólo encontrará respuesta a todo esto desde la fe. Ya lo dijo Benedicto XVI:
“la fe es el acto fundamental de la existencia cristiana”, es decir, sólo con
ella, se descubre el sentido del desarrollo humano, de la vida y, sobre todo,
la dignidad de hijos de Dios.
Todo el quehacer humano deja de ser un simple medio de
autodeterminación, o en otras palabras, dejamos de ser sólo instrumentos para
sí mismos. En este sentido, encontramos el proyecto de vida (vocación) al que
el hombre ha sido llamado y que sólo a través de la fe puede responder. Desde
su vocación, el hombre está llamado a trascender, o sea, a realizarse plenamente
dentro de un ámbito político, cultural, religioso, científico, donde todas sus
acciones deben tender hacia un mismo fin, en el cual deposita su esperanza para
alcanzar una promesa que le ha sido hecha: la vida eterna.
Todo acto humano adquiere valor teniendo fe. De manera
inmediata podemos concluir, como lo ha dicho Benedicto XVI, cuando fe y razón
estén de acuerdo entre sí, podrá ser superada la secularización.
Experiencia
de encuentro con la Otredad desde la filosofía
POR
ANTONIO OVANDO CIGARROA
Uno
de los principales tratados y, además, punto de reflexión inevitable dentro del
ejercicio filosófico tiene que ver con el intento humano siempre exhaustivo por
justificar la existencia de Dios, cometido primordial de la así llamada
teodicea.
A
lo largo de la historia se puede verificar que la pregunta sobre lo divino
siempre se ha presentado al hombre como una instancia infranqueable, imposible
de pasar desapercibida, sea porque se encuentra en ella el mejor recurso para
explicar el fundamento total, o bien, porque, a juzgar de algunos, la certeza
de la existencia de una realidad divina, al parecer, no se muestra tan
evidente. En este sentido, particularmente, llama la atención el esfuerzo
abanderado por aquellos que niegan explícitamente el ser de Dios, para quienes,
según su parecer, la afirmación de su existencia tan sólo se nos presenta como
algo hipotético, pese a los atributos únicos que de forma analógica asociamos a
su esencia.
Aún
más, el hoy de nuestra contemporaneidad depara retos y desafíos, en donde por
citar un ejemplo las vías tomistas son seriamente cuestionadas por los
hallazgos y avances de las ciencias experimentales. Tal es el caso de los
planteamientos y aportaciones verificadas actualmente desde la cosmología
cuántica. Al respecto, por mencionar uno de ellos, llama grandemente la
atención el trabajo conclusivo del gran físico teórico inglés, Stephen Hawking,
para quien el principio de causalidad, piedra angular de la filosofía perenne
–del propio tomismo-, resulta en cierto modo innecesario, porque su perspectiva
cosmológica presenta la imagen del universo como un todo autocontenido, agente
eficiente de sí mismo, que ha surgido a partir de una supuesta singularidad
primordial de dimensiones cósmicas. Motivo por el cual, el recurso a una
instancia heterónoma, Dios, se presenta como un postulado meramente sugerente,
no necesario.
Surge
entonces la interrogante, ¿cómo dar mi asentimiento incondicionado y absoluto a
una realidad totalmente distinta cuya única vía de acceso es el recurso al
conocimiento analógico que, finalmente, se enraíza en cuanto tal en la
experiencia de lo humano? Al llegar a este punto, considero, que la
justificación de la existencia de Dios a la vez que precisa de una disposición
racional, noble, veraz e imparcial en su búsqueda, así como del reconocimiento
de los límites que se presentan como infranqueables a nuestra naturaleza
humana, asimismo requiere, en la singularidad de cada existente, de una
experiencia fundante que dé consistencia a la razón de ser de su afirmación
existencial.
Desde
el ejercicio filosófico la mayor aproximación que encontramos a dicha
experiencia fundante nos viene dada por la intuición fenomenológica realista,
una visión más compleja de la esencia de la realidad ad extra, que llevó a grandes personajes preclaros como Paul
Claudel, Gabriel Marcel y Edith Stein a la conversión religiosa.
En
este sentido desde la filosofía podemos decir que sólo en la medida en que la
intuición nos sitúa ante la experiencia del objeto como si se nos diera en
persona, la realidad objetiva de lo divino irrumpe en su primordialidad
mistérica y trascendente, precisando, no únicamente de una justificación
razonable, sino, además, imponiéndose categóricamente a la razón, más que como
un mero postulado hipotético, por el contrario, como la única instancia
incondicionada que salva el sentido de cada existente y de la totalidad en su
conjunto.
EN
DÍAS pasados, nuestra Arquidiócesis de Xalapa se dio la oportunidad de visitar
a la Morenita del Tepeyac. Presentes ante la imagen de la Virgen de Guadalupe y
con gran ánimo, los peregrinos agradecieron, junto con su Obispo, todas las
bendiciones que la Madre de Dios concede en sus vidas.
ESTO YO NO LO SABÍA…
POR JESÚS RICARDO REYES ALARCÓN
La ciudad de Córdoba ostenta el título
de Heroica, porque el 21 de mayo de 1821 los cordobeses hicieron resistencia,
derrotando al ejército Realista Español en defensa del Plan de Ayala y el
ejército Trigarante; se reitera que fue la última batalla por la Independencia y un paso importante
para la consumación de la misma. Por ello, cada año se lleva a cabo en esta
ciudad un tradicional y colorido desfile, así como varios eventos sociales y
culturales para conmemorar tan significante fecha.
… PERO AHORA YA LO SÉ.
FRASE DE LA SEMANA
“El corazón tiene razones que la razón ignora”
Blaise
Pascal
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