E
D I T O R I A L
Al
rescate
Pasamos
de un acontecimiento a otro. Ahora, este mes de octubre nos brinda un nuevo
panorama, no solo por el cambio de clima otoñal, sino porque dentro de la
Iglesia católica se inicia lo que el Papa Benedicto XVI ha llamado “El año de
la fe”. Se dice que esta virtud teologal se encuentra en crisis, pues se ha
debilitado debido a la influencia de otras ideologías y a la búsqueda de la
vida cómoda en la sociedad postmoderna. No se trata de ninguna clase de
proselitismo, sino de rescatar aquél don divino que debe ir marcando el paso de
la sociedad. Ojalá que todas las actividades planeadas sean de provecho para
rescatar la fe y la humanidad envueltas en la tolvanera
actual.
I N T E R – N O S
Actualización
Algunos
seminaristas están recibiendo un curso impartido por el Lic. Eduardo Palomino,
quien labora en la USBI. La empresa es grande pero no imposible: el reacomodo y
volver a organizar los más de diez mil volúmenes que componen la Biblioteca de
nuestra facultad filosófica bajo los estándares mundiales. Nos habíamos
rezagado en este campo tan importante, pero con el esfuerzo de los jóvenes
vamos tras la excelencia.
Juárez
“El
respeto al derecho ajeno es la paz”. Hemos sido testigos de sendas
manifestaciones y cortes de circulación vehicular que para darse a notar y
resolverse sus problemas comunitarios han ocasionado algunos individuos, otros
más, aprovechando fechas claves de eventos sucedidos aún antes de que nacieran;
todo ello trajo molestias y calamidades a personas que se vieron altamente
afectadas sin tener nada que ver. Aún con una buena intención, si se perturba
el bien común, puede que esa acción no sea la correcta.
Hay
Festival
Con
excelentes conferencistas, este festival debería abrir la forma de tener acceso
para aprender de “los grandes”, porque es insuficiente el local y se carece de
una memoria que plasme a perpetuidad los temas tratados. Se pudiera publicar en
medios impresos o electrónicos, pero no dejarlo al olvido conforme el paso de
los días. De diversos frentes, nacionalidades y corrientes culturales, todos
podemos contribuir a defender la naturaleza humana.
El
Año de la Fe, reencuentro con el Logos de la fe: vida, verdad y sentido
POR
ANTONIO OVANDO CIGARROA
El 11 de octubre de 2011, el Papa Benedicto XVI, a través de la carta
apostólica Porta fidei, convocó de
forma oficial y preparatoria a la celebración de un Año de la fe, el cual dará inicio el 11 de octubre de 2012, y
terminará el 24 de noviembre de 2013.
Quizá una
primera inquietud puesta a consideración, frente a esta resolución del máximo
Jerarca del Cristianismo Católico, sea la de conocer las razones o motivos que
subyacen como trasfondo de tal iniciativa.
Mayormente
y de primera intención, parecería que la razón motriz esencial que alienta a la
celebración del año de la fe descansa en “el redescubrimiento de la identidad y
tejido cultural cristiano ante una profunda crisis de fe”.
Convocar
a un Año de la fe, en su para qué, permitirá
al orbe católico, bajo un optimismo cierto y esperanzador, en primer lugar,
renovar el contacto y acercamiento siempre perenne con el depósito de la fe que
nos introduce en el conocimiento del misterio divino (qué creo); en segundo
lugar, ilustrar la fuerza y belleza de la fe, que profesada y confesada a
través de los siglos, se ha situado siempre como la única instancia
incondicionada capaz de responder a las aspiraciones y a los anhelos más
profundos del corazón del hombre, descubriendo, a su vez, en el encuentro con el
Logos, el sentido auténtico y verdadero del proyecto humano, pese a la
intempestividad de las épocas (por qué creo); y en tercer lugar, reivindicar el
compromiso social de la fe, haciéndola aparecer como central, y no marginal, en
el entramado de las relaciones y estructuras de la sociedad que apremian una
transformación auténtica, ante una realidad lacerada por absurdas y frustrantes
ideologías o formas de ser, que tan solo precipitan y conducen hacia esperanzas
intramundanas siempre fugaces e ilusorias (cómo testimonio qué creo).
Que la
celebración del Año de la fe, ante
todo, apremie, en quienes hemos conocido y creído en la verdad manifestada en
el Logos humanado, el impulso siempre nuevo y comprometedor de ser portadores
de su impronta, es decir, de la fe, don y gracia divina, que, cual luz
esplendorosa, ilumina y conduce hacia la puerta de la vida, de la consistencia
del fundamento, de la comunión, del sentido y de la plenitud total.
Sobre el día de la raza
POR CYNTHIA ESTHER ALARCÓN MÚGICA
El 12 de octubre
de 1492 Colón descubrió América, un Nuevo Mundo, pero ¿nuevo por qué? ¿Nuevos
rostros? ¿Nuevas culturas? ¿Nuevos horizontes? La mente del hombre europeo
daría un giro total: había en aquella tierra lejana gente extraña, con una lengua
curiosa y modos “salvajes” de comunicarse.
Era todo un
misterio, algunos dicen que Colón llegó a perder la razón, y sin embargo
buscaba argumentos válidos para que los reyes católicos no dejaran de apoyar su
empresa. Por otro lado, pese a su ser racional, los mitos abundaban en sus
escritos: sirenas, seres oníricos, vegetaciones exuberantes, pero sobre todo el
hallazgo de una raza nueva.
Y es aquí que
viene a mí la frase vasconceliana “por mi raza hablará mi espíritu”. Me resulta
tan polisémica y aleccionadora para nuestro desalentador escenario nacional.
Ciertamente somos poseedores de una raza tan peculiar, que acaso sea lo único
que los sincretismos culturales, políticos y sociales no ha podido mancillar.
La raza es lo
más puro que tenemos y es la que nos lleva a defender lo nuestro; en efecto,
somos la mezcla de nuestro pueblo, el intercambio cultural y religioso, hijos
de la Conquista que mató no solo vidas sino visiones de mundo. Es alentador
saber que sí hubo quienes se preocuparan por el indio, por advertir y demostrar
que no se trataba de un animal que domar sino de una persona que comprender y
evangelizar. Algunos dirán que la más valiosa herencia que nos dejó la Colonia
es nuestro idioma y nuestra religión, aunque cada quien hablará según su experiencia.
Sea como sea, es
innegable que parte de la esencia de nuestra raza es su religiosidad, y el
núcleo de esta, la fe. El hombre cree, busca, intenta descifrar los signos de
los tiempos, las huellas de Dios en su existencia, para llegar a decir “soy
hombre y no estoy solo”; no soy un ser arrojado en un mundo sin esperanza como
dijera Heidegger, sino una persona creada para habitar un mundo capaz de amar y
creer que la vida siempre puede ser mejor si cambiamos nuestra conciencia y la
capacitamos para dar frutos en acciones que liberen nuestras mentes, alienten
nuestro espíritu y abracen a los marginados de nuestro pueblo; y ¿quién no lo
es?
Marginamos a
nuestra gente y nuestra cultura, marginamos nuestra religión y nuestra raza,
nos avergonzamos de lo que somos, en lugar de amar nuestras raíces. Este día de
la raza reflexionemos si en verdad hay algo que celebrar y, si es así,
empecemos a valorar lo que ya habíamos olvidado nos hace ser mexicanos.
¡Abramos la puerta de la fe!
POR ERNESTO
MARTÍNEZ ROJAS
ESTO
YO NO LO SABÍA…
Día Mundial de la Salud Mental
POR FRANCISCO CONTRERAS SÁNCHEZ
Desde 1992,
por intercesión de la Federación Mundial para la Salud Mental y la Organización
Mundial de la Salud (OMS), cada 10 de octubre celebramos el “Día Mundial de la
Salud Mental”. El objetivo es promover y difundir el debate y la reflexión
sobre los trastornos mentales y las inversiones en servicios de prevención y
tratamiento. El tema de este año es: “La depresión, una crisis mundial”.
… PERO AHORA YA
LO SÉ.
FRASE DE LA
SEMANA
“Debes ser, el cambio que quieres ver en el mundo”
Gandhi
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