E
D I T O R I A L
Estudiante
y discípulo
En
esta semana iniciarán un nuevo ciclo escolar los niños y jóvenes para continuar
en las aulas su preparación para la vida. Decimos que regresan para seguir
estudiando. Esta palabra: “estudio” viene del latín studium, los romanos la utilizaban para determinar “que alguien se
esforzaba, que mantenía un empeño y estaba dispuesto para alcanzar un objetivo”.
Propiamente no se tenía la noción como la tenemos en la actualidad de “la
adquisición y empleo de conocimientos mediante la enseñanza dirigida o
autoaprendizaje”. No se hablaba de “estudiantes” sino de “discípulos”: “el que
aprende o se deja enseñar”. En similitud, el estudiar implica tener un
objetivo, el aprendizaje, mediante la perseverancia y el empeño constante por
alcanzarlo. Lo ideal sería que se estudiara por los conocimientos y no
solamente para alcanzar una calificación aprobatoria y ser promovido para el
siguiente año. El título y la boleta no valen sin la preparación excelente del
estudiante o profesionista. Se dice que “papelito habla” pero, lamentablemente,
hay gente que no puede ni siquiera hacer una operación aritmética elemental sin
ocupar la calculadora electrónica, ya no hablemos de lo demás. Hacemos votos
porque las nuevas generaciones sean conscientes de los desafíos que presenta el
mundo actual, y que día con día se esfuercen por alcanzar su excelencia en el
estudio.
I
N T E R – N O S
El
fin de estudios
Antes
se aseguraba un buen trabajo y un futuro prometedor para quien estudiaba una
carrera universitaria. Ahora solamente es garantía que al término de los
estudios, al menos, tendrán la fiesta de graduación.
Las
nuevas escuelas
Antes
se invertía de forma selecta y con gran preocupación para establecer una
escuela o universidad: el prestigio de los maestros, el edificio material, los
apoyos necesarios, etc. Ahora parece que basta con unos cuantos salones, un
cartel y facilidades para pagar las colegiaturas.
Alegría
y pavor
Antes
los papás sentían gusto cuando iban a dejar a sus hijos a los respectivos
colegios. Ahora tienen un gran temor porque saben que se deberán enfrentar y
que serán parte del gran tránsito y congestionamiento que se hace en las calles
de Xalapa.
La
importancia del estudio de la historia de la filosofía
“La
historia de la filosofía es, además de ciencia histórica y auténtica filosofía,
una ‘crítica de la razón humana’ ”: Doctor Rojas Texon
POR
JUSTINO ABDIEL RODRÍGUEZ CONDE
Cada año, al iniciar un nuevo ciclo
escolar en la Facultad de Filosofía Rafael Guízar Valencia de nuestro
seminario, se realiza una conferencia o ponencia por un maestro connotado del
medio, llamándose “Acto académico”. En este año tuvimos la distinción de
escuchar al Doctor en Filosofía Juan Pablo Rojas Texon, con su ponencia:
“Importancia del estudio de la Historia de la Filosofía”. Por este motivo, Concilio se le acercó y él concedió la siguiente
entrevista:
Profesor ¿en qué
ayuda la historia de la filosofía a los estudiantes de filosofía?
La historia de la filosofía es, además de ciencia
histórica y auténtica filosofía, una “crítica de la razón humana”,
“auto-reflexión del espíritu”. Por ello, mediante su ejercicio, toda vez que
sea constante, sus estudiosos tienen asegurados al menos tres aspectos:
purificar los conceptos (células de ese ser vivo que es el pensamiento),
dirigir mejor los problemas y entrar en la senda que conduce a “las cosas
mismas”. La historia de la filosofía provee al estudiante una visión de
conjunto que le permite llevar a cabo agudas relaciones entre una época y otra,
meticulosos análisis entre uno y otro pensador. Así, pues, la historia de la
filosofía brinda a cada cual la posibilidad de ceder ante el sentido más
genuino de sus propios aparejos mentales.
Algunos
estudiosos suelen juzgar el pensamiento de los filósofos de otras épocas, como
Aristóteles o Tomás de Aquino, con base en criterios actuales ¿Cómo explicar
que el pensamiento de aquellos filósofos no debe ser juzgado de esa manera?
Este es uno de los problemas
recurrentes en la historia de la filosofía en general. Ella procura con
verdadero ahínco presentar lo que en cierto momento fue expuesto por tal o cual
personaje en el sentido en que realmente fue planteado, en ninguno otro.
Digamos que se esfuerza porque su transmisión sea lo más en vivo y en directo
posible, sin intermediarios. Sin embargo, sabemos bien que eso es prácticamente
imposible, ya que todo “cultivador de las ciencias del espíritu” es un
descendiente legítimo de su época; por lo tanto, no podrá despojarse de todos
sus prejuicios por más que lo intente y caerá en la tentación de mezclarlos con
los hechos que investiga. Claro que de ello tampoco ha de derivarse un abandono
absoluto de la objetividad; la objetividad está presente, aunque solo sea como
modelo a seguir, como una especie de meta que de antemano se sabe inalcanzable,
pero que no se deja de buscar.
¿Hay alguna
manera en que podamos adquirir un estilo de vida a partir de una filosofía? Al
hacerlo ¿los seminaristas, estudiantes de filosofía, podemos influir en un
cambio a la sociedad?
Creo, en efecto, que a la filosofía se
tiende, etimológicamente, por amor a la verdad, a manera de tendencia
desinteresada. Si no existe ese móvil interno, dudo mucho que alguien se decida
alguna vez a pisar arenas filosóficas. También creo que así como uno se
precipita por propia cuenta hacia la filosofía, en esa misma medida de deja
abrasar por ella, pues, como menciona Séneca: “la filosofía no rechaza ni elige
a nadie: brilla para todos”. Eso sí: “amante de la sabiduría no es algo que se
pueda ser a ratos libres”, señala el citado filósofo romano. Hay que entregarse
por completo. Y en esa entrega está oculto, como esperándonos, un preciadísimo
estilo de vida. Depende de cada quien el tomarlo o no.
La segunda pregunta me hace
pensar de golpe en Marx. A su parecer los filósofos sólo se conforman con
interpretar el mundo cuando lo importante es cambiarlo. En parte puede tener
razón; desde otra mirada, sin embargo, puede estar equivocado. En el caso de
los seminaristas creo que el diagnóstico marxista no aplica del todo, porque
tienen un arma de dos bocas: la formación teórica, rigorista de la filosofía,
pero complementada con el ámbito pastoral, un ambiente práctico en el que es
posible alentar a los demás a ese cambio tan necesario que habrá de suministrar
al mundo que nos ha tocado vivir el respiro que se merece.
Agradecemos al Doctor Juan Pablo
Rojas por la entrevista concedida a esta página.
El
seminarista debe estudiar filosofía
POR
VIRGILIO MIRAFUENTES LIMA
Ha empezado un curso más en nuestro
querido seminario: horarios, clases, oración, Eucaristías y dentro de este
itinerario lleno de amor y de esfuerzo, la etapa de filosofía retoma la
dimensión académica con el estudio de esta misma ciencia.
¿Qué
es filosofía? el término se le debe al filósofo griego Pitágoras de Samos,
según Platón en contraposición a los sofistas (grupo que intentaba manipular el
conocimiento y las conciencias) es la búsqueda de la verdad. El texto más
antiguo que se conserva con la palabra filosofía
es un libro llamado Tratado de
Medicina Antigua escrito hacia el año 440 a de C. este escrito explica que la
filosofía debe estudiarse por que ella nos responde ¿quién es el hombre? La
definición de acuerdo a la raíz de la palabra nos dice que filos amor sofía
sabiduría, amor a la sabiduría. Parafraseando la más popular en el ambiente académico del
seminario diremos que es el conocimiento cierto de todas las cosas a luz de la
razón.
Comparto
con ustedes lo que nos dice la Iglesia Católica respecto a este importante
tema, el camino lo marca la Optatam
Totius al recomendar que en los estudios filosóficos tanto los formadores
como los alumnos concedan particular importancia a la filosofía sistemática y a
cada una de sus partes, de forma que los futuros sacerdotes lleguen, por encima
de todo, a un conocimiento sólido y coherente del hombre, del mundo y de Dios,
apoyados en el patrimonio filosófico de perenne validez teniendo también en
cuenta las investigaciones filosóficas de la edad moderna, particularmente
aquellas que ejercen mayor influjo en la propia nación, y los últimos progresos
de la ciencia.
Los
seminaristas, futuros pastores, se esfuerzan durante cuatro años en profundizar
y buscar las verdades fundamentales que hagan de su mente y corazón tierras
fértiles para después poder recibir con sinceridad y convicción las verdades
teológicas ¿Qué es esto? y ¿Para qué sirve
esto? Son preguntas sencillas para
conocer la realidad de las cosas. ¿Qué hacer con ellas y con las situaciones?
Requiere la mayoría de las veces una orientación exacta partiendo de la verdad
del hombre que no es otra que la verdad de Dios sobre el hombre.
Esfuerzo
de mente y corazón, de convicción y vocación, les esperan a estos seminaristas
filósofos durante los próximos diez meses. Que la luz que encuentren en su
estudio pueda ser luz que ilumine también a la sociedad que escucha con
frecuencia sus palabras.
¿Por qué
y para qué estudiar filosofía?
POR
FELIPE MORENO MUNGUÍA
En un mundo donde se exige dar
respuestas certeras con respecto a lo que pensamos y la manera en cómo actuamos,
es necesario basarnos en ciencias que nos ayuden para dar solidez a nuestras
ideas. Afortunadamente existen ciencias como la filosofía que nos abren un
panorama diverso y nos ayuda a ser exactos y precisos al dar nuestra opinión,
sin embargo hay personas que al escuchar que alguien estudia filosofía se cuestionan el motivo o la utilidad de dicha
ciencia. Por esta razón, los alumnos del Instituto de Estudios Superiores
“Rafael Guízar Valencia”, nos exponen sus motivos por los cuales es necesario el
estudio de dicha ciencia.
“La
filosofía se expone ante el estudiante proporcionándole un panorama amplio, una
visión vasta y crítica del pensamiento humano; al mismo tiempo, se adquiere la
capacidad de analizar el principio y evolución de este pensamiento e incluso
identificar con base en él, la ideología propia para adaptarla a la vida
cotidiana”.
Mariana
Raquel Rodríguez Ríos, V semestre
“El estudio por sí solo y sin distinción
de materias, no deja de ser un gusto y una gran oportunidad que pase por la
vida sin más. El estudio de la filosofía nos sirve para dirigirnos al
conocimiento, para lograr un buen criterio, sobre todo entender al mundo,
hombre y Dios que son las grandes cuestiones de la época en la cual nos ha
tocado vivir”.
Salvador
Domínguez López, III semestre
“La
filosofía solo por estudio es muy compleja, pero no en el valor peyorativo o
pesimista de tomarla como algo difícil, sino en el sentido de que al abordarla
no deja de causar asombro, al menos en mí, por el simple hecho de que
adentrarse en el pensar humano se puede encaminar a una acción que con libertad
o voluntad puede responder al para qué de dicho amor a la sabiduría”.
Víctor
Mundo Coxca, V semestre.
“Estudiar
filosofía es importante porque me ayuda a desarrollar un análisis y criterio personal de los acontecimientos
del hombre y del mundo, y para acompañar mi fe con la razón, la cual es formada
por esta ciencia”.
Adolfo Cortés García, VII semestre.
“La filosofía estudia las interrogantes fundamentales que nos planteamos acerca del mundo, Dios y sobre nuestra existencia, nos ayuda a tener un conocimiento ordenado y aplicable a la vida diaria. Un filósofo no es un sabio, es un amante del saber, un saber que no sólo es teórico, sino que debe ser práctico”.
Ángel
Ramírez Martínez, III semestre.
¡Señor, enséñame
a amar la sabiduría!
ESTO YO NO LO
SABÍA…
Escuela=Esparcimiento
JUAN
FERNANDO LUNA MELCHOR
Sin lugar a dudas los griegos de la antigüedad sí que
disfrutaban de la escuela, ya que ellos en esta constante admiración por los
acontecimientos naturales y sociales, se recreaban en el saber. El lugar idóneo
para pasar el tiempo en esa búsqueda del conocimiento era la escuela, de ahí
que anhelaban regresar a ella recurrentemente… definitivo, algo similar a lo
que nos sucede hoy en día en cada inicio del ciclo escolar.
… PERO AHORA YA
LO SÉ.
FRASE DE LA
SEMANA
“La filosofía que se elige depende de la
clase de hombre que se es”
Fichte
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