E D I T O R I A L

Han surgido cientos, miles de debates, a lo largo de la historia de la humanidad sobre dos temas: la igualdad de la mujer con el hombre y la existencia de Dios. Del primero podríamos decir que si lo tratamos desde la antropología no habría ninguna diferencia, ambos géneros comparten la existencia en la tierra, pero de manera diferente: desde la femineidad y masculinidad, cada uno con sus características propias. Esto se ha ido entendiendo con el paso de los años, lo que antes se prohibía ahora se permite. No hay por qué meternos en líos. Aunque somos diversos, hombres y mujeres compartimos la misma dignidad. Con respecto al segundo tema, bien sabemos los grupos que están a favor, en contra y los que se abstienen de opinión. La existencia de Dios no va a condicionarse por el pensamiento, por pruebas extraordinarias o atarse al subjetivismo (si lo es para ti no significa que también lo sea para mí). El mismo Richard Dawkins, famoso por su postura atea dijo recientemente que incluso él no puede estar seguro de que Dios no exista. Deja entrever “algo” que puede dar un cambio en el rumbo. Ese “algo” pone de manifiesto que nuestro conocimiento limitado no puede tornarse total. Si digo que no existe es porque no existe o viceversa. No podemos partir de nosotros mismos sino de la realidad en sí. Seguirán los debates y las sonrisas desde lo alto viendo cómo nos hacemos bolas de algo sumamente claro.

I N T E R – N O S

Triste noticia

¿Si dicen que Dios no existe y que no se encuentra presente en la Hostia consagrada? ¿Por qué Orizaba fue testigo del robo sacrílego del Santísimo Sacramento? Entonces no la consideran un simple pedazo de pan. Lo han vinculado con el primer viernes de marzo y sus oscuros ritos o como una broma de mal gusto en contra de los católicos. Lo cierto es que saben lo que están haciendo, esperemos que sea lo contrario y que no sean tomadas sus culpas.



Se aprende de lo malo

Que la mala experiencia de Orizaba sirva de llamada de atención para la Iglesia de Xalapa al colocar medidas de seguridad adecuadas para que no suceda lo mismo. Ojalá nos lean los señores párrocos y vicarios, de no ser así, exhortamos a los fieles que las exijan. Dice el refrán que más vale prevenir que lamentar.



Para las que son mujeres

Cada día las mujeres “van ganando espacios” que antes eran exclusivos de los hombres. Nos alegramos porque la inteligencia no está determinada por el sexo y gracias a ello se puede laborar y colaborar sin hacer distinción. No nos gusta mucho el llamado “día internacional de la mujer” como dejándolas de lado el resto del año, aunque sí nos unimos a estos festejos: ¡Muchísimas felicidades y que sigan los triunfos!

Dios ha muerto

POR: MATEO ENRIQUE HERNÁNDEZ JUÁREZ



Muchos son los filósofos, pensadores e intelectuales que han causado gran conmoción y polémica en distintos sectores sociales. Por mencionar alguno dentro de la historia de la filosofía encontramos a Karl Marx, quien tras una crítica a la sociedad de su tiempo logró poner en movimiento a toda una comunidad que no aplacó sus fervores sino muchas décadas después.

Hay una vasta lista de este tipo de pensadores, pero hay un filósofo en especial que nos llama mucho más la atención; él expresa: “no soy un hombre, soy una carga de dinamita”, a veces se hace llamar “el anticristo”. Hablamos, pues, del filósofo de Röcken, Friedrich Nietzsche.

Filólogo, arduo lector, con grandes influencias de la obra El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer, gran amigo de Richard Wagner, Paul Ree y acalorado amante de Lou Andreas Salomé. ¿Qué es lo que ha llevado a Nietzsche a expresar la cruel y despiadada afirmación “Dios ha muerto”? Quien hiciese un juicio de manera apresurada sobre esta afirmación de Nietzsche, sin duda tendería a equivocarse. Pues pese a que el filósofo acepta ser un ateo, no por ello esta frase se refiere al Dios de los cristianos o creador.

“Contradigo como jamás se había contradicho, y a pesar de ello soy la antítesis de un espíritu negador…”. Qué bien situado y qué bien se conocía Nietzsche; él poseía sin duda, en su ser, un espíritu crítico y, por encima de ello, devastador.

Su crítica al idealismo, al evolucionismo, al positivismo y al romanticismo no tiene final. Este “anticristo” hace uso de la filosofía griega al hablar, por un lado, de Dionisos, que será la imagen de la fuerza instintiva y de la salud, ebriedad creativa y pasión sensual, símbolo de una humanidad en pleno acuerdo con la naturaleza; por otro lado, también habla de lo apolíneo, que es una visión ideal, un intento de expresar el sentido de las cosas con medida y moderación. Nietzsche, en nombre precisamente del instinto dionisíaco, en nombre de aquel que ama la vida y es totalmente terrenal, anuncia, desde una posición, ‘la muerte de Dios’ y, desde otra, una bofetada al cristianismo. Esto porque descubre, luego de un análisis genealógico rigurosísimo, que la moral tradicional es la moral de los esclavos, de los  débiles y de los derrotados, quienes se hallan resentidos contra lo que es noble y hermoso.

Es en su libro La gaya ciencia donde Nietzsche nos anuncia que Dios ha muerto. Lo que sucede es que al matar a Dios se eliminan todos aquellos valores que sirven de fundamento a nuestra vida y, en consecuencia, se pierde todo punto de referencia. Sobre las cenizas, sobre los restos de Dios, erige la noción de superhombre, del hombre nuevo, dominado por el ideal dionisíaco que ama la vida y que, volviendo la espalda a las fantasías del cielo, volverá a la única realidad que es esta tierra. Así queda esclarecida la gran cuestión de por qué Nietzsche afirma la muerte de la divinidad suprema; no se refiere al Dios de los cielos –ni siquiera cree en Él–; sin embargo, así lo sostiene: ‘Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado’. Como ayer, hoy esta expresión, beligerante como el fuego y grabada a golpe de cincel, sigue estremeciendo a las multitudes, aquellas a las que Nietzsche desde la cima denominaba “los más”.





Mujer judía convertida al cristianismo

POR JOSÉ ROBERTO GUILLERMÍN RODRÍGUEZ

Es un ejemplo de persona que supo mostrar seguridad de lo que quería en la vida. Una mujer que quiso darse a conocer al mundo en una época en donde las mujeres eran desvalorizadas, humilladas y oprimidas. Judía que  quiso desenvolverse en una Alemania en donde los hebreos eran segregados y despreciados por la raza aria.

Para esta gran mujer la persona es como un ser sostenido, no es un ser que fue arrojado a este mundo sin un fin o sin un propósito, como creía Heidegger. Al contrario, todo hombre tiene una misión, un objetivo: alcanzar su plena felicidad. Pero solo puede alcanzar esa felicidad al reconocer que necesita apoyarse y sostenerse de Alguien. La vida, entonces, consiste en aprender a caminar sostenidos en los brazos de Dios, en ese Dios que nos libra del pesimismo, del sin sentido y que nos sostiene para no caer en el vacío.

Su infancia y adolescencia están marcadas por una búsqueda inquieta de encontrar a ese Algo que la ayude a caminar y a poder encontrar el verdadero sentido de la vida. Durante su etapa como filósofa, fenomenóloga y docente, su indagación se orienta hacia la verdad; pero pronto se da cuenta que la filosofía ni la fenomenología le dan acceso a ella. Su conversión al cristianismo fue efecto de su búsqueda incesante de la verdad, ella sabía que sólo en Dios se encuentra la verdad plena.

Además, supo vivir y dar testimonio de sus convicciones una vez ingresada en la Orden del Carmelo en Colonia. Ahí entendió que la vida del hombre radica, como enseñó Teresa de Ávila, en pasar por seis moradas a través de las cuales el alma se irá purificando poco a poco, y al llegar a la séptima se alcanzará la visión beatífica o suma Verdad, que es el fin último al que se aspira en esta vida.

No solo dio muestra de sus convicciones en momentos de alegría, felicidad, en charlas con amigos o exposiciones ante un público determinado; también en ambientes adversos como en la soledad, el silencio, el abandono, incluso en el rechazo de los demás, claro ejemplo es cuando su propia familia le dio la espalda una vez que se convirtió a la religión cristiana.

Constantemente dio prueba tanto de sus convicciones humanas como cristianas. El ejemplo más claro lo dio aquel verano de 1942 en que ella iba a ser asesinada a manos de los militares nazis. Sabía que iba a morir por sus convicciones, por sus creencias religiosas y por su manera de vivir; sin embargo, estaba consciente de que la muerte era el medio para poder alcanzar la felicidad plena y sobre todo para poseer la Verdad de las verdades, que es lo que estuvo buscando durante toda su vida.

La judía, atea, filósofa, cristiana, carmelita y mártir de la que se ha hablado, fue bautizada con el nombre de Edith Stein y, una vez ingresada a la orden del Carmelo, adoptó el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz, nombre al que se le ha agregado otro calificativo: santa. Ejemplo a seguir y modelo de congruencia, diciendo lo que pensaba y haciendo lo que decía.



Razonable y razonante

POR JOSÉ BENIGNO ZILLI MANICA

El martes 6 de marzo, la Universidad Pontificia de México otorgará el Doctorado Honoris causa  a Mons. Sergio Obeso Rivera, el Arzobispo Emérito de la arquidiócesis  de Xalapa. La Universidad le reconoce especialmente los nueve años (tres periodos) en que dirigió como presidente la Conferencia del Episcopado Mexicano. Reconoce en él una gran claridad de mente, una lucidez intelectual que maravillaba a todos tanto en sus pronunciamientos como en la dirección de los diálogos y discusiones.

Y es que este hombre de fe, es también un hombre de razón. Durante 19 años enseñó en nuestro Seminario Arquidiocesano y se especializó en lógica, que luego brillaba en todas sus intervenciones por la solidez de sus razonamientos unida a una gran serenidad de sus actitudes.

Porque la razón no está lejos de la fe. Está implicada y presente en la maduración del consentimiento de fe, que aunque se basa “en la autoridad de Dios mismo que revela”, se desarrolla de manera razonable a través de los “signos” que el mismo Dios ha dado de sí, al intervenir en la historia. No son pruebas como las entiende la ciencia experimental, porque estos signos se insertan en “el horizonte de la comunicación interpersonal”.

Esto quiere decir que no sólo se trata de razonamientos sino que también hay una profunda implicación existencial. Todo ello y la ayuda interior de la gracia hacen que el hombre escuche a Dios con plena confianza. Que tenga fe y una gran fe.

Y además de este nivel de “fundación”, la fe madura usa la inteligencia para hacer Teología. La razón razonable se vuelve razonante, si nos es permitido jugar con estos términos.

Entre fe y razón se instaura una relación vital. Y eso se puede ver en un hombre como Mons. Obeso, a quien merecidamente honra la Universidad Pontificia de México. ¡Felicidades!





Dios ha muerto… ahora debemos enterrarlo

POR TOMÁS VÁZQUEZ VÁZQUEZ


ESTO YO NO LO SABÍA…

POR DIEGO E. TÉLLEZ OJEDA

El 8 de marzo es una fecha símbolo,  representa la lucha de las mujeres por lograr ser un sujeto de derechos, por alcanzar una real ciudadanía. No se tiene con exactitud un origen de esta fecha, el más conocido es quizá el 8 de marzo de 1857, fecha en la que se dice que decenas de obreras textiles del Bajo Manhattan se declararon en huelga e invadieron las calles de Nueva York para exigir la reducción de la jornada de trabajo de 16 a diez horas. La movilización fue brutalmente reprimida, muriendo muchas mujeres. Pero sobre estos sucesos no hay nada registrado. Es hasta 1975, cuando las Naciones Unidas oficializaron esta fecha como el Día Internacional de la Mujer.

…PERO AHORA YA LO SÉ



FRASE DE LA SEMANA

“No sé si exista Dios, pero sería mejor para su reputación que no”

Jules Renard

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