Domingo 10 de octubre de 2010

E D I T O R I A L

El Día de la Raza

Ya casi nadie habla del Día de la Raza, como se había dado en llamar a la fecha histórica en que Cristóbal Colón descubrió nuestra América. Más bien, ha habido amargas críticas de quienes piensan que la entrada de los europeos en nuestro continente sólo trajo muerte y destrucción. Nosotros no dejamos de ver todo lo grave y destructivo que significó este “encuentro”. Pero no se nos olvida que, en realidad, México no existía como tal y que el imperio azteca era una ideología sacra, cruenta, criminal. Muchos han dicho que la verdadera conquista de México la hicieron los tlaxcaltecas que por miles acompañaron a Hernán Cortés para verse libres de la esclavitud a la que estaban sometidos. Nosotros hoy somos un pueblo mestizo que no reniega de sus raíces ni de una ni de otra parte. Por los españoles, nos llegó la cultura de Occidente y la religión de Jesucristo salvador, que los indígenas aceptaron con gran devoción. Ni glorificamos ni renegamos por ese “encuentro” que nos hizo ser lo que ahora somos.


C O N C I L I Á B U L O

Los jueves en San Bruno

Todos los jueves, en la parroquia de San Bruno, se reúnen varios sacerdotes para estudiar las lecturas de la santa Biblia que serán proclamadas en el domingo siguiente. El padre Sotero Domínguez Gómez es el decano que los reúne y el padre José Ignacio Barrera Murrieta es el anfitrión, por ser párroco de esa comunidad.

Los Tudor

Si usted ha visto la serie de televisión llamada Los Tudor, habrá podido admirar la delicadeza y sensibilidad del papa Benedicto XVI en su visita al Reino Unido. Era la primera vez que un romano pontífice entraba en el célebre parlamento que condenó a muerte a tantos católicos y, muy singularmente, a santo Tomás Moro. Como es sabido, la cabeza de la Iglesia de Inglaterra es nada menos que la misma Reina, que esta vez recibió al Santo Padre con toda cordialidad.

El 15, santa Teresa

No se nos olvida que fue la lectura de santa Teresa lo que movió a la filósofa judía Edith Stein para pasar al catolicismo. Y es que santa Teresa no nada más es una gran santa, es también uno de los especimenes más grandes de la literatura castellana.

Bodas de plata del padre Gilberto

El padre Gilberto Suárez Rebolledo, vicario general de la arquidiócesis de Xalapa, celebra sus bodas de plata sacerdotales. Nos unimos de corazón a los fieles del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (El Dique), que lo festejan. Un sacerdote así bien merece una gran celebración.

Ciencia y fe, ¿amigas o enemigas?

POR CARLOS DANIEL BARRIENTOS SÁNCHEZ
El hombre siempre ha tratado de dar una explicación de los fenómenos que observa en la naturaleza. Todo lo que le rodea llama su atención y tiende hacia ello para captarlo. La mente humana trata de indagar para satisfacer la necesidad de conocer las respuestas a todas sus interrogantes. La verdad es como un tesoro al cual todos queremos tener acceso. En el contexto de esta búsqueda inagotable de la verdad es donde han surgido hombres de fe y hombres de ciencia.
Siempre que hablamos de fe, inmediatamente la asociamos con la religión, y es que, sin importar la fe que se profese, el hombre es religioso por naturaleza. También podríamos decir que es científico naturalmente, puesto que tiene la capacidad de observar, comparar, discutir y concluir acerca de cualquier realidad que se le presente sin la necesidad de la tecnología, sólo con el pensamiento, esto también es ciencia.
Pero la ciencia, en muchos casos, no acepta el ámbito de la fe pues cree poder llegar más allá mediante la experimentación, análisis y predicción de fenómenos naturales. Hablar de ciencia y fe se  ha convertido en una controversia, en lucha de poderes para ver quién tiene la razón.
Por medio de la ciencia y tecnología el hombre ha podido constatar las maravillas simples y complejas de la creación; por ejemplo el telescopio, con el cual se descubrió el Universo,  millones de estrellas que lo conforman, galaxias, nebulosas, sistemas solares, lunas, etcétera. 
Son  increíbles los datos que nos pueden dar los científicos. Pero más increíble es darse cuenta que, en las diferentes cosmogonías de la antigüedad, ya se encontraban verdades relatadas mitológicamente. La ciencia no las ha contradicho, antes bien las ha hecho más sólida su afirmación. Recuérdese el relato de la Creación del Génesis.
La experimentación nos aporta una nueva cosmología, entendiendo ésta como el estudio del universo en su totalidad;  presenta teorías  con las cuales pretende explicar el mundo físico-material. No importa cuán fantasiosa  parezca una teoría, pues, si hablamos en términos estadísticos todo cabe dentro de las posibilidades. La ciencia no es infalible; es decir, no todo lo que presenta es verdad absoluta. La ciencia experimental es corregible.
Imaginemos un diálogo entre ciencia y fe: mientras la ciencia habla, la fe escucha; la ciencia se desespera, la fe es paciente; la ciencia se torna arrogante, la fe humilde; la ciencia pregunta, la fe la responde; la ciencia grita para ser escuchada, la fe habla en el silencio; la ciencia avanza a pasos agigantados, mientras la fe ha llegado a su meta.
La ciencia y la fe son complementarias; son dos maneras de ver la realidad. Ambas convergen en el mismo sujeto, el hombre. Ser hombres de ciencia y  fe nos hace tener una visión más amplia del Universo. El hombre no debe reducirse a una sola de las dos. Ambas son amigas de la verdad.

FOTO-NOTA

LOS ALUMNOS de tercero de Filosofía del Seminario de Xalapa asistieron, el pasado sábado 25 de septiembre, a una sesión del Seminario Permanente sobre el diálogo entre ciencia y fe (integrado por distintas universidades del país), dicha sesión se llevó a cabo en la Universidad Popular Autónoma de Puebla (Puebla, Méx.). Estos encuentros pretenden favorecer el diálogo crítico, constructivo y socialmente responsable entre ciencia y fe. La próxima sesión será el sábado 13 de noviembre en la Universidad Panamericana (México, D. F.) y versará sobre el tema Relaciones ciencia-fe: hitos históricos relevantes.


EN MÉXICO, TODOS SOMOS PROTAGONISTAS DE NUESTRA HISTORIA

Quien no aprende de la Historia está condenada a repetirla

POR IGNACIO LAGUNES CARRERA

Al inicio de su obra Persona y democracia, la filósofa española María Zambrano anota que hasta hace algún tiempo “la historia la hacían solamente unos cuantos, y los demás sólo la padecían” y más adelante menciona que por muchas razones hoy la historia la hacemos todos, “todos hemos venido a ser sus protagonistas”. En este año en que celebramos los doscientos años del inicio del movimiento de Independencia en México y cien de la Revolución, los habitantes de este país necesitamos preguntarnos sobre nuestro papel en la construcción del mismo, pues es bien sabido que quien no aprende de la historia está condenado a repetirla.
          Para resaltar la forma de pensar de Zambrano, se puede citar el hecho de que “en nuestro país el Estado y el gobierno hayan sido también durante muchos años dueños de la Historia”, según apunta Armando Fuentes Aguirre. No obstante, se tiene que notar que el proceso de construir la historia, que se nos presenta a los mexicanos como reto, es arduo y difícil. Pues, según el pensar del citado periodista, en México los vencedores han deshecho nuestra historia, desposeyendo a los mexicanos de ella y obstaculizando con ello el conocimiento de nuestra verdadera identidad. Por lo tanto, urge el esclarecimiento de nuestro pasado para amar a México en la verdad.
Al nuevo mundo siempre se le acusa de ser una caricatura del occidental. La Independencia de México, como muchos lo han dejado ver, ha sido un momento de imitación en nuestro país, y como anota Guillermo Francovich “la imitación  no es un pecado, sino la mala imitación”. La Revolución Francesa fue el detonante que en el ambiente europeo produjo un estremecimiento político, religioso y social a principios del siglo XVIII. Los anhelos de igualdad, libertad y fraternidad dejan de ser propios de un país para motivar a las colonias oprimidas a buscar su libertad, en la Nueva España motivó, en cierta manera, a resistir a la Corona española. Es justo que en adelante nuestro país se construya auténticamente, para eso simple y sencillamente tenemos que ser lo que somos: mexicanos. Ni desdeñar lo indígena, ni olvidarnos de lo español.
El acontecimiento de  la Independencia, como el de la Revolución, debe analizarse y comprenderse desde una perspectiva amplia y optimista. No aprenderemos nada de una falsa historia, es preferible amar incluso los errores. No podemos anular nuestras raíces y olvidarnos de dónde venimos. Los obispos mexicanos en una carta dirigida con motivo del Bicentenario manifiestan que es “deber incontestable nuestro buscar con una perspectiva histórica amplia y con un sosegado estudio de las fuentes, una mayor y mejor comprensión de estos dos sucesos históricos de nuestra Patria”.
Al principio mencionamos que es preciso reflexionar sobre nuestro quehacer, el primer paso para ello indudablemente es amar nuestra Historia para comprender mejor nuestro ser aquí.  Pero no basta con esto, la eficacia de esta reflexión, justo en este momento de nuestra historia, radica en resolver a fondo tres asuntos: cuáles son nuestras adquisiciones del pasado, cuáles las potencialidades de nuestro presente y, por último, qué proyecto tenemos para nuestro porvenir. Éste es ahora nuestro reto, porque ya hemos venido a ser los protagonistas de nuestra historia.



FRASE DE LA SEMANA:

“La ciencia como tal no puede generar una ética y no se obtiene conciencia ética mediante debates científicos”.

Benedicto XVI

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