Se acercan los Magos, se acercan las clases
por Casas


E D I T O R I A L

Un próspero año

Es común y corriente desearnos todos un próspero año nuevo, aunque esta vez lo hicimos sin mucha fe ni confianza porque la recesión globalizada nos ha tocado de manera particular. Una y otra vez las noticias de las alzas de los precios y el crecimiento del desempleo nos desaniman. Sin embargo, conforme a la tradición de todos los años, y a lo indicado de la fecha, convino desearnos lo mejor unos a otros y empezar con el pie derecho, en el nombre de Dios este año del Centenario de la Revolución y del Bicentenario de la Independencia Nacional. Algunos dicen que fatalmente, por ser otro Centenario, tendremos una nueva revolución. Pero no saben lo que dicen. Las revoluciones están desprestigiadas en todas partes. Lo único que hace crecer a los pueblos es la educación, la producción, la distribución, y sobretodo la exportación. Nosotros esperamos, aunque sea poco, crecer en estos renglones. Nos ponemos en las manos de Dios y ahora sólo esperamos el regalo de los Magos.
C O N C I L I Á B U L O

Felicitamos

Hemos sabido que el director del Diario de Xalapa Omar Zúñiga Alemán ha recibido una honorable distinción y nos da mucho gusto esta noticia. Con el director hemos trabajado de una manera coordinada y estable. El Diario de Xalapa no nos ha fallado y lo leemos todos los que podemos, entre clase y clase, para estar al día de la información y también de las diversas opiniones, porque en él se expresa una admirable diversidad. Así tiene que ser la prensa.
Gabriel García Márquez

Una persona nos ha regalado para nuestra Biblioteca la famosa biografía de Gabriel García Márquez escrita por Gerald Martin (Gabriel García Márquez. Una vida, Debate, México, 2009). Se trata nada menos que de 762 páginas, y uno se queda sorprendido también por el número tan enorme de las personas a quien el autor agradece su colaboración. No hemos leído aún el libro, pero nos llena de satisfacción tenerlo, porque apreciamos sobremanera las obras de este autor colombiano.
Literatura o filosofía
Muchos dicen ahora que literatura y filosofía son lo mismo: puntos de vista sin ningún asidero en la realidad. Pero nosotros pensamos que no, que se trata de dos cosas muy distintas. Sin embargo, las grandes obras literarias se pueden estudiar y descubrir en ellas una estructura ideológica, o una filosofía para decirlo de manera simple, que suele estar muy en el fondo y que determina en buena parte todo el sentido de la obra. Por eso, no es nada extraño que se pueda hacer una tesis filosófica también sobre una obra literaria, sobre todo en corrientes como la del existencialismo que solía expresarse en los géneros más variados de las letras.
En la Galería Alberto Beltrán

Del Semanario Punto y Aparte, Mons. Sergio Obeso Rivera, el Arzobispo emérito de Xalapa, y el Padre J.B. Zilli, sostuvieron una conversación ante un animado público sobre el trascendental cambio de la Constitución mexicana que se hizo en 1992. El Padre Zilli quiso subrayar lo que discretamente don Sergio guarda, o sea, su papel en todos los preparativos y diálogos con el presidente de la Madrid, con Manuel Bartlet, con el presidente Carlos Salinas de Gortari, con los jefes de la masonería, con Fidel Velásquez, para llegar a los cambios del 92. Es de advertirse que los problemas de la llamada persecución religiosa y los problemas que tuvo el Sr. Guízar, tenían su fundamento legal en esta constitución de 1917 que precisamente daba poder a los gobernadores de los estados para intervenir en las cosas de la Iglesia. Durante años se vivió en la simulación, porque la ley estaba ahí, pero no se aplicaba. Ahora todo sigue igual y no ha habido la irrupción de la Iglesia en lo político que algunos pronosticaban; simplemente se aceptó que Iglesia y Estado deben estar bien separados y que los derechos humanos deben ser respetados a todos los ciudadanos aunque sean clérigos o pastores. No es perfecta la reforma, pero fue un paso muy grande adelante del que pocos se han dado cuenta.
¿Vigencia del totemismo?

por Antonio Ovando Cigarroa

Hacia el año 1913, el médico y neurólogo austríaco, Sigmund Freud (1856-1930), fundador del psicoanálisis, publicaba una obra titulada Tótem y tabú, con la finalidad esencial de establecer algunas concordancias entre la vida anímica de los pueblos salvajes y la de los neuróticos. En el cuarto apartado de la obra, que lleva por nombre: Animismo, magia y omnipotencias de los pensamientos, se concluye que tales conceptos han devenido como resultado de una peculiar fuerza ensalmadora que el hombre primitivo atribuyó a personas, espíritus y objetos inanimados. Así, dentro de esta actitud ha de jugar un papel determinante la idea que sugiere el llamado tótem o guardián protector al que se encuentra ligado el clan, y al que mayormente identifican con el antepasado de la estirpe en la figura de un animal. Por lo que resulta importante destacar que el hecho de que los pueblos primitivos se ligasen en la adopción de un tótem, obedece, principalmente, a la experiencia de desvalimiento manifestada ante aquello que en cierto modo resulta inaprehensible y fuera de control, introduciendo de esta forma la idea del sometimiento a la voluntad humana, por mediación del tótem, de toda instancia natural que ponga en riesgo la seguridad del clan.

Lo que aquí llama profundamente la atención es, precisamente, la pregunta sobre si tal proceder -de las tribus salvajes- obedece a una actitud propia de la vida anímica de estos pueblos que no participan aún del patrimonio cultural de la humanidad, es decir, de la civilización, o si se trata, por el contrario, de un impulso intuitivo infranqueable e inexplicable por el propio psicoanálisis que ha de acompañar perennemente al hombre, en cuanto ser abierto a la trascendencia, y por tanto, irreductible tan sólo a las dimensiones corporales y psíquicas.

La razón de este cuestionamiento encuentra su correlato en los hechos de la experiencia ordinaria que se verifican en el hombre civilizado. Si tomamos en cuenta el gran optimismo que en cierto período de la evolución de su pensamiento profesó Freud al papel de la ciencia, en cuanto medio eficaz para el progreso y avance seguro de la humanidad, y no mera ilusión, entonces tendríamos que decir con toda seguridad, que los hombres de nuestro tiempo asumirían como ridículo e infantil el actuar de aquellos clanes primordiales. Sin embargo eso no sucede. Antes bien, es posible constatar, que existe una vigencia plena del totemismo, aún en nuestros días: las prácticas esotéricas abundan por doquier, los centros espiritistas no carecen de público, los programas televisivos y radiofónicos sobre astrología y horóscopos gozan de buen auditorio. Esto da pie y oportunidad para cuestionar el hecho mismo del impulso que conduce al hombre a actuar de tal modo.

Como atestiguamos, no se trata de un asunto cuya solución se encuentre en el grado o nivel de formación cultural que se posea, como creía Freud. Muy seguramente tendríamos que aceptar que en todo hombre existe un impulso determinante que, sin contradecir su naturaleza antropológica, le permite reconocer y experimentar su conciencia de autolimitación que, más que defraudar las aspiraciones profundas de su ser, precisamente, le exigen una respuesta que está más allá de la totalidad de sí mismo: él no es dios. Y si bajo tal idea, dios, quisiera depositarse todo aquello que los hombres desean utópicamente de sí mismos a manera de ideal que guía sus pretensiones, entonces ello, indudablemente, hablaría, no de una alienación –ser o estar en otro- al modo como es propugnada por algunos pensadores o filósofos, sino de una exigencia primaria emanada de su ser natural: su incapacidad para posicionarse como el fundamento primordial de aquello que acredita como realidad. Se trata de la experiencia misma totémica que revela la necesidad de la dependencia de un Alguien en quien se encuentra seguridad y respuesta a lo que se escapa del alcance humano posible.

La vigencia de la actitud totémica no es sólo, pues, propia de la vida de los pueblos primitivos. Su actualidad es tan ordinaria, que apenas se puede diferenciar su praxis en el hombre ilustrado. En el fondo tal actitud es sinónimo del asentimiento religioso impreso en la naturaleza del hombre que busca ser saciado mediante la formalidad de algún rito o práctica efectiva que colme ese anhelo experimentado en la profundidad de su ser. La diferencia esencial que sí nos es posible señalar entre el hombre primitivo y el hombre civilizado en torno a esta actitud, radica, principalmente, en el reconocimiento de Aquel en quien hemos de depositar con toda certeza la expresión auténtica de nuestros sentimientos religiosos. Ya no se trata de la imagen totémica que de algún modo le sugiere o simboliza, sino del Dios único y verdadero que, habiéndose manifestado plenamente al hombre, puede legítimamente cumplir y colmar sus aspiraciones, respondiendo de igual forma, no sólo a las exigencias ulteriores de la existencia, sino, también, al significado y sentido de la misma a modo de Verdad única que ha dado a conocer, y a partir de la cual, todo hombre que accede a su conocimiento sabe que no es un ser fallido o un absurdo en medio de la inmensidad cósmica, sino que es un tú afirmado por amor.

“La paciencia es uno de los pilares para seguir adelante”

Entrevista al Doctor Francisco Aguilar Rebolledo, Neurólogo Clínico
por Justino Abdiel Rodríguez Conde
El pasado jueves 3 de diciembre se llevó a cabo en el Seminario Arquidiocesano de Xalapa, una conferencia llamada “Evolución neurobiológica del cerebro y la mente en los siglos XIX y XX”, impartida por el Doctor Francisco Aguilar Rebolledo, Maestro en Ciencias Médicas, Neurólogo Clínico e Investigador Asociado del IMSS-UNAM. La Neurociencia argumenta que todo comportamiento humano y animal es el resultado de la actividad y función del cerebro. Su objetivo es explicar este comportamiento de acuerdo a la actividad que el sistema nervioso realiza. La Neurobiología –rama de la Neurociencia- explica las interacciones entre el cerebro y el medio ambiente.

Al Doctor Aguilar, según nos comentó, le ha gustado la investigación, desde que era estudiante de medicina; fue profesor de neuroanatomía desde el tercer año de medicina. Además puntualizó algunos de los logros que ha alcanzado: “hice la Maestría en Neurociencia y tuve la fortuna de tener a profesores extraordinarios, íconos de la neurología moderna, que me adoptaron como su hijo intelectual y ellos me inculcaron el amor por la investigación y sobre todo por el humanismo”. Según el doctor Aguilar, el desarrollo de la investigación, el amor a ella y el aplicarla en la población, es un proceso donde uno tiene que aprender que la paciencia es uno de los pilares para seguir adelante.

Sugiere a los estudiantes de Filosofía interesarse en los avances científicos, además tener un poco más de información de lo que es el sistema nervioso, sobre todo, el funcionamiento del cerebro, en lo que se refiere a una serie de habilidades que están realmente conectadas con lo que es el comportamiento y la conducta de una persona. Aconsejó que dentro del programa de estudios para filosofía, insertaran la Neurobiología del Conocimiento o del comportamiento del ser humano; “eso les ayudaría mucho para entender mejor el comportamiento filosófico de las ideas y de las conductas”, afirmó.

Al dirigirse a los lectores de Concilio, expresó que el tomar la lectura como algo importante en el desarrollo del aprendizaje de cualquier profesión, es una manera de preservar una buena capacidad mental y funcional orgánica y biológica. Agregó que es importante leer y romper ese estigma que tenemos los mexicanos de que no leemos: de que en México se leen 1.5 libros por año y en Europa, 6 libros por año. Añadió que cuando las personas comienzan a leer frecuentemente se mueven una variedad de mecanismos neurobiológicos que de otra manera no se podrían trabajar. Según dijo, el lector, no sólo lee, sino que imagina una gran cantidad de lugares y fechas que le permiten trabajar esa gran maquinaria neuronal con la que cuenta. Por último, el Doctor Francisco Aguilar afirmó con buen humor que la mejor medicina para evitar enfermedades mentales, y sobre todo enfermedades degenerativas, es la lectura; incluso el leer el periódico, “yo les sugiero leer esta página llamada Concilio”, concluyó. Le agradecemos de antemano al Doctor Francisco Aguilar por su disponibilidad en esta entrevista.
FRASE DE LA SEMANA

“Los años enseñan muchas cosas que los días jamás llegan a conocer.”

Ralph Waldo Emerson

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