Aunque no sea doce
por Casas




E d i t o r i a l

¿Por causa nuestra?


Muchos dicen que el cambio climático se debe a nosotros, o sea que el frío que padecemos y los calores que quizá vendrán, son ocasionados por el hombre que, de manera irresponsable, está tratando de dominar la naturaleza, pero en realidad la está destruyendo. El Papa Benedicto XVI en su última encíclica Caritas in Veritate dice: “Debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola” (no. 50). Por nuestra parte, lo único que queremos es hacer conciencia para que se tenga cuidado con los fertilizantes, y sobre todo con los transgénicos, especialmente del maíz, porque nuestras industrias no son todavía las que están causando el mayor daño como según se sabe.


C O N C I L I Á B U L O

La Nueva Jerusalén en la WEB


Si usted busca en internet a la Nueva Jerusalén podrá encontrar 914 mil sitios. Pero hay una Nueva Jerusalén muy cerca de nosotros en Xalapa, Veracruz, Insurgentes 174, col. Centro. Se trata de una comunidad de Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo de la Parroquia de Nuestro Señor del Calvario. Fue fundada el 14 de marzo de 1976, cuando el padre José Benigno Zilli Manica era párroco y mandó a su vicario Ernesto Ceronio al Altillo, a conocer mejor el movimiento. Está hecha de niños, adolescentes, jóvenes, matrimonios, madres solteras, señores y señoras que buscan: “encontrarnos con el Señor por medio de la catequesis, la oración, el compartir, las convivencias, la Eucaristía y los Sacramentos”. En la actualidad se trata de unas doscientas personas de distintos estados de vida y edades. El párroco actual es el Padre Misael Cruz. Es un grupo hermoso que ha tenido sus altas y sus bajas pero que ha dado una espiritualidad a muchos de sus miembros.


¿Cuántos grupos hay en la diócesis?


Nos dicen que en la Arquidiócesis de Xalapa hay 33 grupos diferentes de laicos que son coordinados por el Vicario Episcopal para los Laicos: padre José Ignacio Barrera Murrieta. Cada uno de estos grupos tiene su espiritualidad y estilo diferentes pero todos están en la unidad de la fe católica. Comentamos esto porque alguna persona nos ha preguntado qué hacer para profundizar en su espiritualidad: una de las maneras es precisamente hacerse miembro de alguno de estos grupos, pero no es obligación porque la misa del domingo es la fuente de vida de cualquier cristiano esté o no esté en un grupo.


Amigos del Seminario


Uno de los grupos que últimamente ha tomado fuerza y que parece marchar con entusiasmo es el de los “Amigos del Seminario”. Tienen un objetivo muy claro y determinado y poco a poco van encontrando su espiritualidad que en buena parte les ha de llegar del Santo Rafael Guízar Valencia, que a través de los “amigos” mantuvo el Seminario escondido en la ciudad de México durante los años críticos de la llamada persecución.

Con el dedo índice


Antes había un libro que se llamaba el Índice y era la lista de los libros ateos o enemigos de la Iglesia Católica en general. Pero era un verdadero “índice” en sentido auténtico: si un libro era puesto allí parece que se le estaba señalando con el dedo para que todo mundo lo comprara. Era pues, una medida contraproducente o como quien dice, un tiro por la culata. Lo mismo puede pasar hoy con las críticas a la película Avatar. Pero la crítica de esta película lo que indica es que el hombre es lo más alto que hay en toda la creación; porque algunos parecen estar idolatrando ya a las fuerzas naturales como si valieran más que el hombre. No hay que equivocarse, no hay que dejarse engañar por una falsa mística terrenal como una especie de geo-idolatría o eco-idolatría porque el hombre está por encima de todas esas cosas y más cerca de Dios que cualquiera de ellas.


Hacia una consciencia inclusiva y propositiva
El hombre al encuentro y cuidado del mundo natural
por Juan Beristaín de los Santos


“Nos cuesta mucho organizar el medio ambiente, porque todo lo que tocamos está estrechamente relacionado” (Issac Asimov). Vivir organizadamente nunca ha sido fácil en ningún período de la historia de la humanidad. La dificultad de esta convivencia tiene muchas causas y se aplica a varias dimensiones relacionales. En lo que respecta al trato de la persona humana con el medio ambiente existe, según la Dra. Úrsula Oswald Spring, un enorme inconveniente: el considerar que los recursos naturales deben ser de nuestra propiedad, sin darnos cuenta que en realidad nosotros formamos parte de ese conjunto; esto ha repercutido en un deterioro progresivo, provocando cambios climáticos, inundaciones catastróficas, sequías que van más allá de lo normal y que afectan la agricultura, pesca, turismo, etc.
En concreto: todo está relacionado y el ser humano debe estar aprendiendo a vivir relacionalmente. El ser humano siempre tendrá la posibilidad de vivir aprendiendo y de aprender viviendo. El frío intenso que hemos sentido y sufrido en estos primeros días de enero pude ayudarnos a reflexionar la relación cercana o lejana de la persona con el clima y con otros elementos de nuestro mundo natural o del ecosistema.
El hombre y el planeta tierra no pueden estar separados. Es más, cada uno es un existente del universo, ambos diferenciados de un modo determinado, ordenados recíprocamente y solidarios para realizar en conjunto una determinada función. Por eso, Mario Correa Bascuñan sostiene esta reciprocidad al afirmar: si el hombre no habitase la tierra, no habría ecología. La ecología surge cuando el hombre toma conciencia de su relación con el ecosistema natural de la tierra. El hombre es corpóreo-espiritual, lo que lo hace superior a todo lo demás que existe en el plano natural. Sólo el hombre es persona y goza de inalienable dignidad como tal. El mundo, con toda su variedad de paisajes, es hábitat para el hombre que, mediante sus creaciones humanas, trata de hacer del planeta Tierra un hogar en el cual vivir dignamente y poder desarrollar su existencia. Esta tierra es un don divino, que se debe custodiar y cultivar; comprender y estudiar en sus leyes naturales.
Es indudable que la religión le puede ayudar a la persona a considerar el mundo como un don para convivir con él, amándolo, comprendiéndolo, estudiándolo y cuidándolo en la responsabilidad. De ahí que el desafío ecológico no es solamente solucionable desde el punto de vista de la ciencia y de la técnica, sino que debe ser abordado como problema ético. La ética parte de la base de considerar, sobre todo, la calidad de la relación del hombre con los demás hombres, reconociendo en ellos seres que tienen la misma dignidad y el mismo valor que él. Una vez reconocida la dignidad personal de los demás hombres, podemos entrar a considerar la relación de los seres humanos con el medio ambiente. El hombre puede y debe volver sobre su propio ser y el de los demás para que, unidos y reunidos, puedan ir al encuentro y cuidado del mundo natural.
Por eso, un aspecto central de la cuestión ecológica lo constituye la relación de amor y de inteligencia del hombre con el mundo, que lleva a reconocer que la naturaleza no es una realidad absoluta, esto es, la naturaleza no es dios. Si se “diviniza” la naturaleza, si se le considera un valor supremo y absoluto, se inventa una especie de religión -falsa, desde luego- en la que el hombre queda subordinado a la “madre tierra”, en un naturalismo destructivo para el hombre y para el mismo medio ambiente.
El hombre debe conservar su dignidad y su puesto central en el planeta Tierra, siempre en constante comunicación consigo mismo, con los demás, con el mundo y con Dios. De todo lo dicho, conviene crecer en la amplitud de perspectivas para la sana y equilibrada convivencia de la persona con el planeta tierra. Será de provecho para todos ampliar nuestro concepto de relación con el planeta. En esta reflexión de tipo ecológica debe incluirse todo, hasta los problemas políticos, sociales, económicos e ideológicos, según las posibilidades y responsabilidades de cada uno que esté interesado en el cuidado del planeta.


Avatar

por Sergio Pérez Portilla


Trata de humanos y extraterrestres, en un futuro próximo y en un lugar lejano. Es una de las cintas más taquilleras de los últimos meses y, de hecho, lo es en la misma historia del cine; es, además, considerada por algunos una maravilla cinematográfica. Hablamos de Avatar (EUA, 2009), de James Cameron, su director y escritor. Se dice que la pensó hace mucho, pero que quiso esperar a que los efectos especiales estuvieran más desarrollados para poder explotar la idea que había concebido. Y visualmente lo logró.
Avatar es una película que puede ser vista desde distintas perspectivas, pues bien podría ser tomada como una historia de amor, o como la perfecta relación del ser humano con su entorno partiendo de su debilidad, entre otros. Nos enfocaremos en ese segundo aspecto. La historia trascurre en Pandora, una luna del planeta Polythemis, en el año 2154. Los humanos han decidido colonizar al pueblo de los Na’vi, habitantes de ese lugar, y entre las tácticas para hacerlo se recurre al uso de “avatares” (que según una acepción del diccionario de la Real Academia Española son una encarnación generalmente de un dios, y según lo visto en la película son, coloquialmente hablando, muñecos vivos que son controlados mediante una conexión con un humano; dichos muñecos son humanoides, al estilo de los Na’vi). Uno de los participantes es un soldado parapléjico de nombre Jake Sully (Sam Worthington), quien llegará a ser el protagonista del filme. Los métodos de conquista son esencialmente la persuasión y, cuando ésta no se dé, la invasión-exterminio. Pero lo que de fondo está es la íntima relación que hay entre los habitantes de Pandora y la luna misma, pues han llegado a una comunicación perfecta y vital, y así lo han comprendido.
Esta es la enseñanza primordial: lo que le pase a tu entorno te afecta a ti. Pero además notamos una religiosidad extrema, una teocracia, diríamos. Incluso existe un cierto pensamiento mesiánico, pues los habitantes de Pandora sucumbirían fácilmente a los humanos a no ser por una intervención ajena. No digo más para no hacer ningún spoiler.
¿Críticas? Claro, y desde diversos ámbitos también. Si bien la historia es buena, no es propiamente novedosa. En segundo lugar, está el hecho de que, en cuestión religiosa, se hablaría hasta de un panteísmo y, para algunos, de un ecologismo mal enfocado. Hay, de hecho, quien ha calificado la cinta de racista. Para algunos sectores más no es sino una producción de las que ya estamos acostumbrados: grandes efectos, gastos millonarios, pugna tras pugna, odio y amor, por lo que no es una obra maestra.
Las opiniones son encontradas. Se trata, sí, de una película que entretiene, y a la cual se le puede ver cierto lado positivo y otros de posturas propias del autor. Lo que nosotros podemos decir es que, al igual que con toda forma de expresión, debe ser vista con mucho criterio.


FRASE DE LA SEMANA:
“Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.”
Khalil Gibran

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