E D I T O R I A L

Ante la muerte

Nos has conmovido profundamente la muerte del hermano Odilón, de los monjes benedictinos de Texín. Como es sabido, los monjes propiamente dichos se retiran de la ciudad y de su bullicio y se consagran a la alabanza divina. Tres son las cosas de su vida: la liturgia u oración comunitaria y solemne en nombre de toda la Iglesia, el estudio y el trabajo. Predican con su vida, con su ejemplo. Mucha gente tiene la idea de que los religiosos son gente frustrada, o amargada, que se han metido a la abadía por alguna desilusión o frustración. Pero la doctrina es clara: desde San Benito y San Bernardo de Claraval ellos tienen claro de que no se trata únicamente de salvar su alma, sino de interceder por toda la Iglesia. Cada uno de ellos vale por miles. El hermano Odilón era uno de ellos.

C O N C I L I Á B U L O

Murió el “Hermano Odilón”

Con enorme tristeza nos enteramos de la muerte de Jorge Hernández Matalí, que en la comunidad de los monjes benedictinos de Texín se llamaba “el hermano Odilón”. Había estado con nosotros en el Seminario Menor y todos lo queríamos. De niño fue acólito en la Iglesia de “Los doce Apóstoles”, donde como apodo le decían “El Huesitos”. Era alegre, vivaracho, serio buscador de Dios. Mucha gente lo conocía, pues solía acompañar al padre Tom cuando imponía las manos sobre los enfermos.
Desde Cosautlán

Los alumnos de la arquidiócesis de Xalapa hemos estado en la parroquia de Cosautlán, donde es párroco el padre Alfredo Hernández Vázquez. Ya lo dijimos, se trata de dejar los libros, y entrar en contacto directo con la gente, especialmente, con los más pobres. Por cierto, de Cosautlán nos mandan el café que consumimos en nuestra mesa del Seminario cada día. Antes, todo venía de la Colonia Manuel González, en el municipio de Zentla, Ver. que ahora pertenece a la diócesis de Córdoba. A todos ellos les estamos muy agradecidos, porque somos muy cafeteros.

A cursos, en México

También, como cada año, algunos van a cursos en la Ciudad de México. Nos parece una gran cosa que las vacaciones sean largas para que uno se pueda mover y estudiar otros temas, lo que no sucede en otras instituciones. Algo que nos llaman la atención es el estudio de medios de comunicación con los Paulinos, que se especializan en este ramo. Otros van a perfeccionar el griego o el latín, o a repasar un poco más la Filosofía. Las vacaciones son, en verdad, muy útiles.

El ingreso al año de inserción

Este año son cinco los alumnos que han terminado el IV de Teología y que estarán en el llamado “año de inserción”, con el padre Carlos Carmona Montano, en la parroquia de San Rafael Guízar, aquí en Xalapa. Se trata de: José Antonio Contreras Ascensión, Artemio Domínguez Ruiz, José Isabel Méndez Abad, Francisco Javier Santiago y José Luis Martínez.

A riesgo de parecer redundantes
Nadie nos ha comentado lo que hemos dicho sobre la “torre mocha”. Ya dijimos que a los conservadores se les llamaba “mochos” por Santanna, mocho o mochado de una pierna, que era xalapeño. Pero el apodo no era por la torre mocha. En este caso, estamos ante una de esas cosas que, de tanto verse, ya no se ven. Los antiguos medievales decían: “Assueta vilescunt”, o sea, “Las cosas rutinarias pierden toda significación”, y eso es lo que nos ha pasado aquí. Pero no cabe duda de que una torre mocha en una catedral y en un lugar tan céntrico es una verdadera aberración o adefesio.


¿Sirven de algo las estructuras?
por José Luis Alvarado Jácome

Nosotros no vivimos aislados, al encontrarnos acompañados por otros seres humanos descubrimos que es necesario que cada uno se coloque en un lugar y tomar un rol no sólo único sino necesario. En la familia existe el papá, la mamá, los hijos y cada uno de ellos vive de una manera diferente; el papá y la mamá trabajando y educando a sus hijos, éstos ordinariamente se dedican al estudio y a estar bajo la protección y supervisión de sus padres quienes con su experiencia y capacidades les formarán. Si cada quien hace lo que plazca en su libertad se podrá llegar a una partecita -o nada- de todo lo que pudieran alcanzar juntos.
Lo mismo sucede con nuestro país. Hay una cierta estructura que fue necesaria establecer para que todos alcanzaran el bien común. Así algunos son nombrados gobernantes, presidentes, gobernadores, legisladores, diputados, etc., para que en conjunto organicen y lleven a la nación por un buen desarrollo; otros más que formamos el pueblo que desde los diferentes trabajos contribuimos a que esto se haga realidad.
Pero de nada sirve que exista una buena estructura plasmada en la Constitución o en algún otro documento si no es por la buena voluntad y responsabilidad de nosotros, las personas, para que se lleve a cabo. Aquí es donde es necesario tener presente nuestra historia. Nuestros antepasados empezaron a forjar a la nación, a nosotros nos corresponde en el lapso de este tiempo continuar con esa labor. No podemos desprendernos de ellos por una libertad mal entendida. No se puede decir que todo está mal y hay que desaparecerlo para empezar todo de nuevo. Sería una especie de suicidio. Se trata de ver, contemplar lo que se tiene, proponer mejoras y desechar lo que no ayuda. Y esto es tarea de todos los mexicanos. Todos mantenemos una obligación ante todos. Las estructuras serán mejores en la medida en que los protagonistas de éstas tomen en serio su papel para que se cumpla lo establecido. Si queremos un cambio y un futuro mejor debemos “jalar parejo”, hombro con hombro, sólo así; de lo contrario “si cada quien jala para su molino” nos encontraremos con tanta injusticia y corrupción.


El aborto y la moral
por Edgardo Josué García Velázquez

Es común en la actualidad escuchar dentro de la sociedad planteamientos polémicos, como el aborto; al ser un problema mucho más frecuente de lo que nos podemos imaginar, suele admitirse que se produce un aborto por cada cinco embarazos, sin embargo a nivel general y de principios casi nadie se atrevería a negar la obligación ética del respeto y defensa de la vida, pero cuando pasamos a lo concreto se manifiesta y se permea con profundas diferencias y contradicciones respecto al tema, teniendo como consecuencia que se confeccionen leyes que permitan trastocar los límites fronterizos entre la vida y la muerte.
De igual forma avanzan los descubrimientos científicos que se relacionan directamente con el campo médico y ciencias de la salud, y éstos se pueden utilizar para delimitar las acciones humanas y así fundamentar científicamente hasta dónde se debe llegar y qué se puede permitir, aunado con fundamentos filosóficos y éticos. El aborto se define así: Interrupción del embarazo, accidental o provocada del embrión o feto humano antes de que sea viable, es decir, antes de que pueda vivir fuera del organismo materno.
Las sociedades modernas han experimentado en el último siglo cambios espectaculares, producidos por el desarrollo de la ciencia y de la técnica en todos los aspectos de la vida, que nos hacen vivir una era de mutaciones aceleradas, todos estos progresos no siempre han ido unidos al correspondiente crecimiento moral de la persona, de tal manera que sean puestos al servicio del hombre, destinatario de los esfuerzos y los trabajos científicos, técnicos y políticos, y de todos cuantos tienen alguna responsabilidad en la vida colectiva.
Por eso es necesario buscar los primeros principios que nos permitan establecer que hay prioridades en la vida que nunca deben eliminarse; y aunque los actos humanos tomados individualmente son infinitamente variables, pueden clasificarse, de modo que destaquen con tal claridad la bondad o la maldad de cada acto humano.
Por eso es necesario decir que el aborto constituye un problema actual que debe resolverse, evitando la relajación de las leyes que permitan tal acción como solución a los diversos problemas.
Nadie debe atentar contra un ser que se gesta, por el hecho de creer que el ser dentro del seno materno es propiedad del cuerpo de la madre o son simples células, ya que se ha probado científicamente que la vida inicia desde la fecundación y que desde esa etapa ya se cuenta con todas las capacidades para existir, se cuenta con autonomía, con una identidad propia y que es muy distinta a la de los progenitores, porque es un ser vivo con ADN humano único.
El interrumpir un embarazo en cualquier circunstancia siempre debe evitarse y nunca buscarse como medio y como fin. El derecho está puesto para buscar siempre el verdadero bien y tener una legislación que busque proteger un derecho absurdo como el derecho de abortar, no coloca en ningún momento el bien de toda la comunidad, sino de unos cuantos.
Todos los seres humanos son iguales en cuanto a su derecho natural a vivir; la edad nunca confiere prioridad alguna ya que el mismo derecho a la vida implica que el mismo hombre busque los medios necesarios para conservarla, incluso para aquellos que están en desarrollo.
No existe justificación ética y moral alguna para el aborto directo, y le compete a todo ser racional y al Estado salir en defensa de la vida y no acabarla; los derechos humanos se basan en la naturaleza del hombre, y cuando se ha perdido la noción de lo que es natural, cabe el peligro de identificar libertades con derechos.
Por eso el derecho a la vida del ser que se gesta debe ser garantizado sin colocar en choque dos derechos tan importantes como el derecho a la vida y a la libertad, y antes que cualquier jerarquía de valores siempre en la cabeza de estos está la vida. Y aunque los hombres coloquen leyes positivas que despenalizan el aborto y por medio de la ley indiquen que el aborto es bueno y lo hagan pasar como un bien, éste nunca será algo bueno, mucho menos un bien.










"La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada".

Séneca

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