Domingo 28 de diciembre de 2008


Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa


E D I T O R I A L
Ser inocente…


Hoy celebramos el día de los Santos inocentes, esos niños que según la tradición murieron en lugar del Niño Dios. También hoy la tradición popular ha marcado este día como el día de las bromas; lo cierto es que en esta fecha resplandece una palabra, que por la modernidad y la secularización ha dejado de vivirse: la inocencia. Ser inocente, para nuestra época, es aquél que no es culpable, que es honesto, casto e ingenuo. Pero quienes inventaron esta palabra la pensaron de otra manera. Ser inocente es renunciar a lo que es nocivo, perjudicial e incluso criminal. No necesariamente la inocencia está ligada con la ignorancia, podemos encontrar a personas ignorantes y con malicia a la vez. La inocencia es resultado de una búsqueda, pero más de una lucha. Por lo tanto, todos podemos ser inocentes y no en la medida de la ingenuidad que poseamos, sino en la cantidad de veces que hayamos renunciado a todo lo que es nocivo para nuestra vida.

Los máximos dones de la felicidad: salud, dinero y amor
CARLOS ÁVILA GAMINO

Estamos a tres días para que termine el año de 2008, y aún hay muchas cosas que no se acaban, como la inseguridad, la crisis económica, la desvalorización de la persona humana, las deudas, el narcotráfico, los robos, etc. Sin embargo, en cada Navidad y al finalizar cada año y al empezar otro, siempre hay un grito de esperanza.

Y este grito se ha venido dando desde hace mucho tiempo, por lo menos lo podemos constatar desde hace 22 años, cuando el padre José Benigno Zilli Mánica a través de sus intervenciones en la radio, brindaba aliento y esperanza para continuar la vida cotidiana de cada día, en medio de toda la problemática que se vivía en ese tiempo. Por tal motivo, quisiera recordar el gran programa del 31 de diciembre de 1986, lleno de esperanza y fuerza para todos aquellos que quieren emprender una nueva vida en el año que comienza. Empieza así: “Hola habla el Padre Zilli, hoy es el último día del año 1986. Ya se sabe que el último día tiene algo de tristeza, algo que recuerda a la muerte; se juntan muchas cosas, la memoria de los buenos o malos días que pasamos en este año de 1986 y la sensación de lo irremediable, de lo que no puede ser de otra manera, el tiempo se va, la vida se nos escapa de entre las manos. Pero sabe una cosa, la vida se nos escapa de entre las manos mientras andamos preocupados buscando no sé qué cosa. Creo que esto es lo más duro y un poco difícil de reconocer, mientras andamos detrás de no sé qué quimeras y fantasías, se nos está escapando la sustancia real de la vida, lo de cada día, la bendita oportunidad de cada uno para ser feliz y para vivir de verdad. Me entiende usted, quiero decir que la mayor parte de las personas, en realidad, no viven, se les acaba el tiempo y nunca les llega la oportunidad que estaban esperando, porque nunca fueron capaces de ver que esa oportunidad estaba frente a sus narices, uno puede ser feliz con tal que sea realista y no busque las quimeras.

Nuestro pueblo ha sintetizado en tres palabras los máximos dones de la felicidad, se las sabe usted de memoria, sí de seguro, son: salud, dinero y amor.

La salud es siempre relativa y es la primera condición, no puede ser la misma en un anciano que en un hombre lleno de vida; no puede ser la misma en quien ha sufrido un accidente, en quien por gracia o fortuna siempre ha salido ileso; no todos los organismos, no todas las naturalezas son iguales, pero en realidad se necesita poco para ser feliz en cuestión de salud.

Dinero nos hace falta mucho, y más ahora que el peso no vale nada, la situación hará que este país se llene de millonarios, porque ahora cualquiera podrá tener un millón, que no vale nada, lo podrá tener si de verdad ahorra y se esfuerza. Pero lo que se quiere decir con dinero, es que tengamos el mínimo de condiciones económicas necesarias para uno mismo y para sus hijos, para su familia; y esto se pone cada día más difícil, ¿cómo nos irá el próximo año?, en realidad se esperan nuevas medidas, medidas drásticas para que mejore el curso de la economía general de México, no podemos seguir así todo el tiempo, se espera que las cosas se enderecen.

Y por último amor, a nadie le falta, nunca, ha nadie le hace falta quien lo quiera con tal de que tenga el mínimo de aceptación de su prójimo, ojalá que en este nuevo año no nos falte el apoyo, el afecto, el cariño de los que están cerca de nosotros. El amor hace que uno pueda emprender y realizar cosas que sólo no haría jamás, el amor nos levanta más que a un avión. Deje, pues, las tristezas y comience a pensar en una nueva vida para el año que comienza, pero no busque quimeras ni fantasías vuelva los ojos a su realidad, a lo más cercano y llénese de felicidad para poderla dar a su alrededor, feliz año y que la bendición de Dios esté sobre usted y sobre los suyos. Hasta pronto”.

Al parecer las cosas no han cambiado mucho, y por lo que se logra ver no cambiarán; pero lo bueno es que siempre, en medio de las desgracias y las malas noticias, hay mensajes de esperanza que nos invitan a no perder el sendero y no olvidar lo valioso de la vida. Sólo queda en tus manos poder hacer algo para hacer un cambio en la vida personal.


¿Cómo te fue en este año?
MOISÉS ANTONIO MARTÍNEZ MTZ.

“Otro año que queda atrás, mil momentos qué recordar…” Así es como va una canción navideña, popular y escuchada en la radio, que refleja en gran medida la realidad y actitud de la gente en estas fechas.

Ahora que estoy de vacaciones he escuchado frases como éstas: “¡se fue rápido este año!”; “¡sí logré lo que me propuse!”; “¡otra vez ya es navidad!”; etc., son frases que manifiestan la conciencia del hombre en cuanto al tiempo, y al mismo tiempo se hace patente su capacidad reflexiva en cuanto a sus acciones y actitudes frente a la vida. “Es momento de cosechar lo que en todo el año has trabajado”, me decía uno de mis familiares cuando platicaba con él, y esto la gente lo hace casi en automático: el tema central de la cena de Navidad o de año nuevo es cómo te fue en este año y qué te propones para el que viene.

Lo principal para algunas personas, si no es que para la mayoría, es la familia. Alejandra Velázquez Romero, a quien me encontré en el parque Los Tecajetes, dice que la gran mayoría de sus proyectos sí los cumplió, la prioridad fueron sus hijos: darles una buena educación. Ante la pregunta ¿qué espera de este año que viene?, ella se quedó pensando un poco y dijo: “que sea mejor para la familia y que económicamente también se mejore”, creo que la parte económica es alarmante para todos.

También con Alejandra estaba Gaspar Hernández, él dijo respecto al año que termina que fue un año difícil, “Siempre vamos a hablar sobre el aspecto económico. Fue un año complicado, porque los salarios de aquí son bajos y no nos permite tener una vida económica desahogada”. – ¿Cumplió los proyectos de este año? – “Sí, fueron proyectos en cuanto a la familia. Estoy contento con estos resultados. Lo que espero para este próximo año es cumplir con las metas que me he propuesto: mejorar la situación familiar y económica”.

Llama la atención que en medio de todos los problemas y preocupaciones de estos tiempos los hijos y la familia ocupen un lugar especial de nuestra atención. Más adelante me encontré a Andrea Ramírez y Adrian Carmona. -Andrea, ¿cómo evalúas este año que termina? “Fue un año positivo, aunque sí quedaron muchas cosas inconclusas; algunos proyectos fueron irrealistas que no se cumplieron, pero estoy contenta con los resultados”. Ella espera, sobre todo, tener la paz y la salud para poder trabajar y empezar este nuevo año. -Adrian, ¿cómo te fue en este año? “Se cumplieron la mayoría de mis propósitos, con el deber y el quehacer, y estoy contento con los resultados”. -¿Qué esperas para este año que viene? “Estar tranquilo económicamente”. Les agradecí y seguí caminando. La gente está muy sensible ante la inseguridad y la delincuencia, y lo malo es que por uno pagamos muchos. Esto porque me acerqué para entrevistar a una señora y ésta me rechazó totalmente, incluso hasta corrió; revisé mi aspecto y nada me daba la facha de delincuente o vago para que la señora actuara así, concluí que era lo que les acabo de explicar.

Después de este encuentro desconcertante entrevisté a Tania Mariscal y a David Sandoval. –Tania, ¿cómo celebras el 24 de diciembre y el año nuevo? “Bueno, el 24 de diciembre arrullamos al Niño Dios y vamos a misa. El año nuevo lo celebramos cenando con la familia, nos reunimos, comemos las uvas y platicamos de nuestros proyectos para el próximo año”. –Y tú David, ¿cómo despides este año? “Con una reunión familiar en donde platicamos cómo hemos estado en el año, esperando que el próximo año nos vaya mejor” -¿Y cómo celebras el 24 de diciembre? “Como todos los de la familia venimos de fuera, prácticamente sólo es la cena”.

Con estas respuestas se hace evidente la conciencia que tenemos respecto a nuestra vida y a lo que vamos realizando. A quien no le importan las cosas no reflexiona sobre ellas. La reflexión es una actividad propia del hombre que le permite crecer al analizar su propia actitud de vida.

Cada mes tiene lo suyo de especial, pero diciembre tiene algo extraordinario que nos transporta a una dimensión diferente; las posadas, los aguinaldos, las vacaciones, la rama, los villancicos, el árbol de navidad, las luces, el nacimiento, noche buena, Navidad, santos inocentes, año viejo, año nuevo, etc., crean en automático un ambiente acogedor para que la gente abra los brazos para recibir al que tiene al lado y reconocerlo como su semejante y compañero de camino en esta vida y al mismo tiempo animarlo y desearle lo mejor para él y su familia. Fin de año equivale a decir reflexión por lo que se hizo y actitud positiva por lo que viene, en compañía de la familia, así como lo manifestaron nuestros entrevistados. A ellos y a todos nuestros lectores: ¡Feliz y próspero año nuevo!


ESTO YO NO LO SABÍA...

Las virtudes cardinales
ERICK FENTANES ANTONIO


Siempre me preguntaba por qué los griegos veían cuatro virtudes cardinales como un modo de alcanzar la perfección del hombre. El mismo Platón, basándose en un mito, comenta que el alma es como un carro tirado por dos corceles alados: uno blanco, que representa la nobleza y aspira al bien, y el otro negro, que representa lo sensible y arrastra el carro al mundo de los apetitos; ambos corceles están bajo las riendas de un conductor que representa la razón y su misión es controlar a los dos contradictorios caballos y hacer que el noble (blanco) cumpla su cometido. A cada uno le corresponde una virtud, así al corcel blanco le es propia la fortaleza, al corcel negro la templanza o moderación de los apetitos y al conductor le es propia la sabiduría o prudencia. Cuando cada uno cumple su parte armoniosamente surge la justicia de tal forma que el hombre perfecto tendrá estas virtudes: prudencia, fortaleza, templanza y justicia, siendo estas las virtudes cardinales (del latín cardo: gozne o bisabra), es decir, que sobre estas virtudes giran todas las demás.

... pero ahora ya lo sé.


Los que integramos la página de Concilio les deseamos a todos un:
¡Feliz Año Nuevo!

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