Domingo 7 de diciembre de 2008


Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa



E D I T O R I A L
Con todo el pueblo

Con todo el pueblo celebramos a la Virgen santísima, María de Guadalupe, aparecida en el Tepeyac. Todo sucedió en 1531, es decir, diez años después de la caída de Tenochtitlán. ¿Cómo es posible que un pueblo tan tremendamente religioso y adorador de sus ídolos se haya convertido casi masivamente? Es, sin duda, un fenómeno extraordinario, se le vea como se le quiera ver. Lo que importa sobremanera es acentuar que en la imagen misma la Virgen aparece embarazada, es decir, la Virgen trae en su seno a Jesucristo, el Salvador, en cuyo nombre se bautizarán todos los mexicanos. Desde el Seminario, celebramos con todo el pueblo esta fiesta y recordamos este misterio y milagro de todo un pueblo que acepta la fe por medio de la Señora, a quien amamos tiernamente.


Al regresar con mamá
JOSÉ LUIS MORALES CHÁVEZ

Era el primero de diciembre. Todos esperaban esta fecha, que era la programada para llevar a cabo la peregrinación, como cada año, al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en el dique. “El clima no está como para hacer la peregrinación”, dijeron algunos. “El año pasado el clima estaba igual”, dijeron otros.
A pesar de que hacía frío y amenazaba con llover, todos los seminaristas se reunieron detrás del mercado “Los sauces”, para caminar hacia la casa de la Virgen morenita.
Estuvieron presentes todas las etapas que integran el Seminario Arquidiocesano de Xalapa: el Seminario Menor, el Curso Introductorio, Filosofía, Teología, los del año de inserción y los padres del equipo formador. Acompañaban en el recorrido algunas personas de la parroquia de San Pío X de Indeco Ánimas.
Cuando el emotivo coro empezó a cantar, se levantaron banderas de color azul y blanco lo que indicó que iniciaba la peregrinación, la cual se dirigía al Santuario, encabezada por una imagen de la Virgen de Guadalupe, seguida por el rector del Seminario junto con otros sacerdotes. En el trayecto se rezó el Santo Rosario. Todos los seminaristas portaban el alba. Uno que otro pisaba con cuidado y se iba por lo más seco para evitar que se llenara de lodo su vestidura blanca.
Todos rezaban con mucha devoción, aunque alguno que otro se distraía a veces, por algún carro que pasaba muy cerca o muy rápido al lado del contingente, cantaban alegremente y respondían a las jaculatorias.
Cada uno de los seminaristas proviene de un ambiente familiar distinto, algunos quizá les enseñaron a rezar, a otros no; unos crecieron junto con un grupo eclesial, otros ni sabían de la existencia de éstos. Pero esto al final no importa, porque en el Seminario se aprende y cultiva esta hermosa práctica espiritual.
Se podría pensar que la fe y la razón no pueden convivir, esto lo decimos por los alumnos que pertenecen a la etapa de filosofía. El estar en un ambiente de estudio, en contacto con las distintas corrientes filosóficas, tener cuestionamientos, a veces existenciales, tener como sola luz de conocimiento a la razón, podrían ocasionar “la pérdida de fe”. Pero, lejos de ocasionarles eso, el conocimiento les conduce al ejercicio más sublime de la inteligencia humana: la fe.
El Rosario concluyó en la escalinata, al pie del Santuario. Los recibió en la entrada el padre Vicente Condado, párroco del Santuario. Una vez que entraron y se acomodaron en las bancas del templo para participar en la Eucaristía, esperaron la llegada de Monseñor Hipólito Reyes quien presidió la Eucaristía. Los concelebrantes principales fueron el padre Roberto Reyes, rector del Seminario, y el padre Gilberto Suárez, Vicario General y párroco de San Pío X.
En la homilía, el Arzobispo de Xalapa recalcó que el culto a María es importante en la vida de todo cristiano. Ejemplificó lo dicho con dos grandes personajes devotos de María: Juan Pablo II y San Rafael Guízar. Por otra parte, refiriéndose expresamente a los seminaristas y a los sacerdotes, los invitó al rezo diario tanto del Rosario como del Angelus, así como se hacía antes de 1967, es decir, en sus tiempos. Además, observó que a veces hay desconocimiento de esta provechosa devoción y dio ejemplos concretos de tal necesidad.
Continuó la Eucaristía. Antes de dar la bendición, Monseñor concedió, no sin antes explicar qué es, la indulgencia plenaria a la gente que había peregrinado y participado en la acción de gracias celebrada en dicho Santuario.
Alegres de haber participado en dicha celebración, y alentados por las palabras recibidas por parte de su pastor, regresaron al Seminario a continuar sus labores académicas, a proseguir con su formación, teniendo en cuenta la importancia de la presencia de la Virgen María en dicho proceso.



El punto central de los valores: la persona
MARCO POLO MERCADO OLMEDO

Se escucha muchas veces el tema de valor, o los valores, como aquel repetido slogan de una televisora: “¿tienes el valor o te vale?”; pero en realidad ¿sabemos qué son los valores?, o mejor dicho, ¿qué es un valor?
En la filosofía, el tema de los valores ha sido de interés para algunos, entre ellos podemos mencionar al filósofo, profesor, abogado y catedrático morelense, Alfonso Rubio y Rubio, el cual en su tesis, posteriormente editada y publicada con el título: La filosofía de los Valores y el Derecho, ha hecho un estudio al tema de la axiología, donde menciona la importancia y la función de la persona en relación con lo valioso. He aquí el punto central de los valores: La Persona.
El hombre no sólo es aquel donde los valores se contienen, sino también de donde son expresados; por lo que, cuando queremos hablar de valores, nuestro punto de referencia es, sin duda alguna, la persona y todo lo que en ella está contenido (sentimientos, pasiones, emociones vivencias, recuerdos, etc.).
Pero, para que la realización de los valores sea concreta, no sólo debemos quedarnos en los conceptos abstractos, como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, por mencionar algunos, sino que tenemos identificarlos en nuestra persona, y así poder expresarlos. Ya que los valores existen, sólo resta arriesgarse a conocerlos y expresarlos en nuestra vida cotidiana, y ¿por qué no? valorarlos, ya que estos, como diría J.M. Bochenskí en su Introducción al pensamiento filosófico en el apartado del valor, “son tan sencillos y evidentes a nuestro ojo espiritual, pero tan complicados al intentar llevarlos al plano real, cuando queremos entenderlos correctamente”.
Así que, en nosotros está la decisión de conocer los valores en nosotros mismos y no quedarnos en el simple intento de valorarlos.



Nican Mopohua
CRISTÓBAL J. UBALDO GARCÍA


Son las dos primeras palabras con que inicia el texto original en lengua náhuatl, que narra las apariciones de la Virgen María de Guadalupe que sucedieron en el año de 1531 en el cerro del Tepeyac, y que se traducen como “Aquí se narra”.
El Nican Mopohua, obra maestra de la literatura náhuatl, se califica de haber sido escrita en náhuatl clásico y con lenguaje simbólico, por lo que su sentido es más profundo, más significativo y más rico.
Después de un gran número de investigaciones, se considera que el autor del Nican Mopohua es don Antonio Valeriano, un indígena, alumno y profesor del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, traductor, informante de Fray Bernardino de Sahagún, escritor y latinista, el cual conocía muy bien la tradición indígena. Don Antonio Valeriano tenía 11 años de edad cuando sucedieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe, era compañero de otro indígena culto, Martín Jacobita, originario de Cuauhtitlán, como San Juan Diego. El cual le pudo haber trasmitido lo que le había sucedido a “Juan Dieguito”, en el cerro del Tepeyac. También es posible que don Antonio Valeriano haya conocido personalmente a Juan Diego, pues cuando él murió don Antonio Valeriano tenía 25 años.
Ahora bien, el evento de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, sirvió como suceso evangelizador que facilitó la conversión de los indígenas, pues los primeros misioneros estaban convencidos que la evangelización de los indígenas de la Nueva España, sólo iba a ser posible en la medida que los mismos indígenas llegaran a ser sus propios evangelizadores.



ESTO YO NO LO SABÍA…

LAPSUS
HUGO ENRIQUE CORTÉS CHANTRES

Sin duda alguna que todos hemos tenido un lapsus, pues bien, un lapsus es un error cometido por descuido; si es oral es un lapsus linguae y uno de pluma lapsus cálami: se dice o se escribe una palabra en vez de otra (gimnasia por magnesia), una muy parecida a otra (dimisión por remisión), etc. Para Sigmund Freud en su obra Psicopatología de la vida cotidiana (1904) es una manifestación del inconsciente y no un mero error casual. La palabra latina lapsus, que significa deslizamiento, tropiezo, caída, error, se formó a partir del verbo labi: resbalar, tropezar, caer.
…pero ahora ya lo sé.



C O N C I L I A B U L O

Nuevo libro de Catón

Armando Fuentes Aguirre, que suele firmar sus columnas con el pseudónimo “Catón”, ha escrito un nuevo libro con su interpretación de la historia: La otra historia de México. Hidalgo e Iturbide. La gloria y el olvido (editorial Diana, México 2008). Se trata de un grueso volumen que no hemos terminado de leer, pero que está escrito con la sabiduría literaria y el humor de este gran autor. En el fondo, se trata de refutar la llamada “historia oficial” que se nos ha enseñado durante tanto tiempo. Porque, según él, “en México, el Estado y el gobierno han sido dueños de muchas, muchas cosas: los ferrocarriles, la electricidad, los bancos, el petróleo… así, no es de extrañar que en nuestro país el Estado y el gobierno hayan sido también durante muchos años dueños de la historia… Era la historia oficial y burocrática…”.

¡Este tiempo!

Solemos emplear esta exclamación cuando hace mucho frío o mucho calor, cuando llueve mucho… Pero también hay que decir: ¡Este tiempo!, ahora que empieza el gran puente Guadalupe-Reyes: las posadas, la Navidad y el Año Nuevo. Todos los meses tienen algo especial, pero diciembre parece que le gana a todos. Por nuestra parte, nos preparamos para los exámenes, porque no es bueno comenzar el año con reprobados o gente que se ha quedado atrás. Está muy bien que cantemos los villancicos, pero también es muy importante que repasemos todos los conocimientos para poder salir, al menos, decorosamente.


La fama de san Antonio de Padua

Hace pocos días, estuvo en la ciudad de Xalapa una reliquia de san Antonio de Padua, uno de los santos más populares en la comunidad. Sabemos que era portugués, pero que su vida y su predicación se desarrollaron en Italia, donde su palabra atraía innumerables multitudes. ¿Cómo le hacía, sin micrófono y en una lengua que no era la suya? Aquí entra lo que llamamos, ya de manera general, “carisma”. Popular desde entonces y popular también ahora. Quienes han perdido algo o no han encontrado lo que desean –especialmente las mujeres- suelen tener una gran devoción a este santo tan singular.

El canto de la cigarra

Nos ha llegado un pequeño libro titulado El canto de la cigarra, escrito por Rafael Petrilli Morales. Nos recuerda Pueblo en vilo, de Luis González y González, el gran historiador que se hizo más famoso que nadie por la historia de la pequeña comunidad en que nació. En El canto de la cigarra, hay ternura, emoción, recuerdos y muchas, muchas anécdotas que harán la delicia de los actuales habitantes de la Colonia Manuel González y de sus descendientes. Rafael Petrilli Morales logra rescatar mil detalles que de otra manera se habrían olvidado. Lo que nos llama la atención, de manera especial, es la historia del parque que se hizo por cooperación de todos los vecinos movidos seguramente por el autor de esta historia. ¡Felicidades al escritor!

¡Y no tiene computadora!

Nos ha dado un gusto enorme y nos ha causado una gran admiración la noticia de que la niña Hephzibah Mehily García Olivera, de la escuela “Rafael Lucio”, de la ciudad de Xalapa, resultó ser la mejor estudiante de acuerdo con la Prueba Enlace que se hizo a nivel nacional. ¡Y no tiene computadora! Por supuesto, pensamos que se le debe hacer un reconocimiento y dotarla de una computadora. Pero felicitamos también a sus papás, Hilario García Domínguez y Victoria Olivera Velázquez, y a sus maestros y directivos de la escuela: Silvestre Huerta Castillo y María de Lourdes Lozano Cruz. La escuela está frente a la parroquia de Corpus Christi, en la colonia Rafael Lucio.



“Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados”.
Agustín de Hipona

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