Domingo 2 de noviembre de 2008


Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa





E D I T O R I A L


En crisis


Todo mundo te habla de la crisis. Cuando quizá nadie lo esperaba, se vino la crisis y se dice que es mundial. Una cosa parece haber quedado o estar quedando muy clara: no se puede dejar todo en manos de las leyes del mercado, que casi equivale a decir: “El que tiene más saliva traga más pinole”. También nuestro país está en crisis, por supuesto. Se habla de la deportación o el regreso de tres millones de mexicanos que vivían en los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Qué hacer? Lo que siempre se nos ha dicho: necesitamos mucha mayor preparación y formación para el trabajo y para la vida. Es cierto que no todo es cosa de las finanzas o del dinero, pero todo esto hace falta para una vida digna. Tenemos que cobrar ánimo y aprender la lección. La economía no parece ser una ciencia muy exacta, pero el trabajo y la solidaridad sí deben ser cosas exactamente vividas. Desde el Seminario nos preocupamos con toda nuestra gente, a la vez que, por nuestra parte, procedemos con la austeridad y el empeño que se necesita.


¿Todos Santos, Fieles Difuntos o Halloween?

JORGE MORALES BAIGEN


Una parte importante de las estructuras de nuestra sociedad y de su cultura son las celebraciones de nuestras tradiciones. Muchas de ellas tienen sus orígenes en la cultura mexicana, otras han sido producto de una transformación del pensamiento y forma de vida de otras culturas. Es bueno discurrir, conocer su génesis, su sentido, lo que nos transmiten, la forma de cómo las vivimos. El plantearnos la pregunta del por qué las festejamos, nos va a orientar a estar más conscientes de la manera y forma en que influyen en nuestra vida y desarrollo. El darnos cuenta en qué nos ayudan y en qué no nos benefician, nos permitirá depurar aquello que pueda afectar nuestra identidad cultural y valores. Aunado a esto nos dejará moldear el legado cultural que pretendemos dejar a las generaciones futuras.

Una de las celebraciones muy pintorescas y representativas del pueblo mexicano, son las fiestas de todos los santos y “fieles difuntos”, sobre todo por el folclore que gira en torno a los altares y por la exquisita y variada gastronomía que se pone como ofrenda en los monumentos en honor a los “muertitos”, ¿pero cuáles son sus orígenes?

El 1 de noviembre, el día en que se conmemora a todos los santos, es una celebración neta y puramente católica, que la Iglesia ha celebrado aproximadamente desde el siglo IX. Haciendo memoria de los santos, en primer lugar de la Santa Madre de Dios, después de los mártires y los otros santos, en días fijos del año litúrgico, la iglesia de la tierra manifiesta que está unida a la liturgia del cielo; glorifica a Cristo por haber realizado su salvación en sus miembros glorificados; su ejemplo la estimula en el camino hacia el Padre. (Cfr. CATIC 1195)

Para los católicos los santos son aquellos que buscan agradar a Dios en su vida, mediante las prácticas de las virtudes teologales, a saber fe, esperanza y caridad. La Iglesia durante el transcurso del año celebra la memoria de los santos más relevantes, pero en este día, en especial, recuerda a todos los conocidos y anónimos, es decir a los santos del pueblo.

La celebración de los fieles difuntos proviene de una celebración que realizaban los monjes benedictinos, que posteriormente se fue propagando por toda la Iglesia. En estas fiestas los católicos hacen oraciones y visitas al cementerio para honrar a familiares y amigos que ya han fallecido. La fe en la vida eterna hace que estas fiestas estén llenas de sentido y que sean una de las tradiciones que se ha mantenido de generación en generación, aunque el consumismo y la mercadotecnia han hecho grandes cambios en ellas.

En la tradición del pueblo mexicano este día es una unión del fervor Cristiano con las creencias y costumbres prehispánicas. Este día está lleno de un especial colorido y aroma, que despiden cada uno de los altares que la gente acostumbra decorar con la flor tradicional, el cempasúchil. Además se adorna con la comida preferida que al difunto le gustaba en su vida terrenal. No puede faltar el tradicional pan de muertos, las calaveras de azúcar, el componer versos alegres en donde se hace burla de las características o a los malos hábitos de familiares o amigos y por qué no, enemigos, que aún viven.

El 31 de octubre: Halloween, es otra fiesta relacionada con los muertos, pero a la que se le asocian elementos como la brujería y los hechizos. Su origen pagano se atribuye a una celebración celta donde se daba culto a los muertos. En cuanto a su origen cristiano, proviene del Día de Todos los Santos. Éste se celebraba desde la vigilia de preparación (31 de octubre), que se tradujo al inglés como All Hallow´s Even (Vigilia de Todos los Santos). Con el tiempo su pronunciación cambió hasta terminar en la palabra Halloween.

Hoy Halloween poco tiene que ver con sus orígenes. Ha quedado el hecho de la celebración de los muertos pero con un carácter muy distinto. Los niños se disfrazan de vampiros, brujas, fantasmas y de toda clase de criaturas monstruosas, ¿por qué? Muy probablemente, producto de su identificación con la fiesta celta, en la que se invocaba a los muertos. Halloween se ha identificado más en una cuestión de mercadotecnia, como lo ha sucedido con las demás tradiciones. Es en estas fechas específicas cuando vemos saturados mercados y centros comerciales de productos que hacen alusión a estas fiestas. Por otro lado, se ha retratado con diversos grupos neopaganos e inclusive, con celebraciones satánicas y ocultistas.

Una parte importante de nuestra cultura son las tradiciones y celebraciones. Por ello debemos esforzarnos para que se mantengan, celebrándolas de una manera correcta y no permitiendo que se conviertan en oportunidades para aumentar el consumo mercantil y con esto evitar que nuestras festividades se conviertan en fiestas comerciales.


Don Sergio Obeso, “un verdadero padre en la fe”

(Palabras dirigidas a monseñor Sergio Obeso Rivera el día de su cumple años y aniversario sacerdotal)

JUAN BERISTAIN DE LOS SANTOS


Don Sergio Obeso, le saludo en nombre del Señor Arzobispo, don Hipólito Reyes Larios, del padre Rector del Seminario, padre Roberto Reyes Anaya y de todos los que integramos la iglesia particular de Xalapa, además le expreso nuestra gratitud por haber aceptado celebrar con y entre nosotros un aniversario más de vida y de ministerio sacerdotal. También aprovecho la ocasión para dirigir un saludo deferente y agradecido a todos sus familiares y amigos, que hoy han querido honrarnos con su presencia en el Seminario, para que juntos expresemos nuestra alegría y gratitud a Dios, por los dones concedidos a lo largo de su vida personal y sacerdotal, y habérnoslo dado como verdadero padre y pastor durante los 28 años que usted fue de Arzobispo de Xalapa.

Nuestra admiración y aprecio, que usted, don Sergio, conoce y que ni usted ni nosotros podemos remediar, nos congregan y unen con el salmista para decir llenos de afecto y de piedad: Hoy 31 de octubre “es el día que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo” (Sal 117). Solamente con estas palabras inspiradas que anticipan y anuncian la vida nueva de Cristo resucitado, podemos expresar nuestros sentimientos de devoción y de gozo espiritual a Dios y a usted. Estamos seguros de que nuestra devoción y nuestro gozo son perfectos porque “nos ha reunido hoy en unidad el amor eucarístico de Cristo”.

Hoy no sólo cumple usted 77 años de vida y 54 años ministerio sacerdotal, sino también celebra un aniversario más de su nacimiento como integrante de la familia Obeso Rivera y de su nacimiento como sacerdote de la gran familia de Dios. Estamos seguros que es la Providencia divina la que permitió que estos dos felices acontecimientos históricos coincidieran en un mismo día. Si para usted este 31 de octubre le llena el corazón de gratitud constante y de gozo vivificante, cuanto más grandes son en nosotros que nos hemos beneficiado inmerecidamente de los múltiples dotes humanos y espirituales concedidos por Dios y que siguen suscitando en nosotros, hasta el día de hoy, un aprecio cada vez mayor por el ministerio que sigue realizando, callado pero generosamente, al servicio de la Iglesia de Dios como Obispo Emérito.

Todos los presentes, sin olvidar a muchos que no pudieron estar hoy, sabemos que la mano de Dios sigue actuando en usted, pues ¿quién más lo podría sostener y guiar una vida como la de usted?, de ahí que nuestra gratitud y gozo nos muevan a tomar prestadas las palabras escritas poéticamente por el maestro Eckhart que inevitablemente dicen mucho de usted: “Semillas de peras se transforman en perales; semillas de nuez en nogales; y semillas de Dios en Dios”.

Usted y todos los aquí presentes hemos sido y somos testigos de la obra Dios en su vida. Usted no sólo ha sido tierra fértil para la palabra de Dios, sino también semilla de Dios que ha germinado y producido frutos de caridad y fortaleza, de sabiduría e inteligencia con los cuales
Dios mismo, en su Hijo por el Espíritu Santo, ha alimentado a nuestra Iglesia de Xalapa. Por todas las dádivas recibidas, reconocemos el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo (Rom 5,5), y con esta certeza le pedimos respetuosamente que nos permita unirnos a la acción de gracias que usted hoy ofrece a Dios en Jesucristo por la fuerza del Espíritu Santo; nos asocie familiarmente en su memoria y en su corazón para que juntos pidamos por el eterno descanso de sus padres, doña Estela y don Emilio, que colaboraron en los planes de Dios para que usted se transformara paulatinamente en un hombre de Dios y de Iglesia; y nos conduzca a Cristo Pastor para elevar en él ungidos por el Espíritu Santo una oración común que implore el lugar de la luz y de la paz para Mons. Octaviano Márquez que le confirió, hace 54 años, el orden sacerdotal en la Capilla del Colegio Pío Latino en Ciudad de los grandes apóstoles, Pedro y Pablo, de quienes usted es todavía sucesor.

Don Sergio, todavía está vivo en nuestra memoria y en nuestro corazón aquel signo de comunión del martes 17 de junio de 2007, cuando usted con toda la Iglesia particular de Xalapa recibieran en la fe al nuestro nuevo obispo, don Hipólito Reyes Larios. A partir de ese momento, la misericordia Dios no ha cesado en favor nuestro pues aunque no tenemos dos obispos titulares sino uno, sí tenemos en cambio dos obispos hermanos en nuestra Iglesia de Xalapa que nos recuerdan que Cristo es uno y él es quien conduce providencialmente la vida y la historia de la Iglesia.

Ese signo de comunión tan sabio y lleno de fe hace resplandecer el perfil esencial en su persona: la figura de padre que usted nos ha enseñado. Desde aquel martes 17 de junio, usted don Sergio ha sido un padre real “que además de prestar a sus hijos toda la asistencia necesaria, lo hace de tal modo que poco a poco ésta va dejando de ser necesaria. No sólo remedió la debilidad siempre que fue preciso, sino que también nos ha ayudado a vencer la peor flaqueza, esa tendencia del niño a seguir apoyándose en otros más allá de lo indispensable, más allá de lo conveniente”. Sí, don Sergio, su presencia paternal como obispo emérito no ha sido de indiferencia sino de respeto y de colaboración con el Arzobispo titular, y con todo la Iglesia de Xalapa. Don Sergio, usted sigue siendo un padre para nosotros, pues continúa formando a su hijos, como el océano formó los continentes, retirándose; pero usted no nos abandona, sino que nos hace un sitio en la fe, nos otorga libertad en la esperanza y nos da la confianza y fortaleza para seguir caminando juntos hacia la casa del Padre que nos ama.

Don Sergio, hoy nos unimos a usted para dar gracias a Dios en su Hijo Jesucristo ungidos por el Espíritu por todos los beneficios que él ha derramado en su vida y con cordiales sentimientos de hijos pedimos a Dios por usted para que le colme de bendiciones y le llene de su santo amor.


C O N C I L I Á B U L O


Otra biografía de Benedicto XVI


Cristina Alba Michel, periodista mexicana, ha escrito una buena biografía del papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, Y, como sabéis, yo me llamo JOSÉ… (editorial Minos, México 2005). El libro se lee con facilidad y está lleno de anécdotas. Parece que un intelectual como Joseph Ratzinger no las tuviera; pero este libro demuestra lo contrario. Poco a poco, vamos conociendo con mayor cercanía a aquel que parecía un serio profesor metido en su cubículo. Al mismo tiempo, el libro trae citas de los principales discursos e intervenciones del Papa actual. Como ejemplo, baste una cita: “Querría también decir que el Papa no es un oráculo; es infalible en situaciones rarísimas, como sabemos. Por tanto comparto con vosotros estas preguntas, estas cuestiones. Yo también sufro. Pero todos juntos queremos, por una parte, sufrir con estos problemas y, sufriendo, porque el sufrimiento es precisamente el camino de la transformación y sin sufrimiento no se transforma nada”.


La Red de Escuelas de Filosofía

El director de la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana, alberto_ruiz_quiroz@hotmail.com, acaba de ser nombrado presidente de la Red de Escuelas de Filosofía, Letras y Humanidades, para un período de dos años. Esta red incluye 21 escuelas, o facultades, de todo el país. Nos da mucho gusto que el director de la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana tenga tan honroso título.


Cincuenta años celebrados

El padre José Benigno Zilli Manica celebró el domingo 26 de octubre cincuenta años de sacerdote. Fue ordenado en Roma por el cardenal Antonio Samoré. Nos dice que, revisando su pasado, se da cuenta de que la mayor parte del tiempo ha sido capellán de religiosas, desde Alemania en 1958, y luego en el Seminario Menor de Xalapa. Y más tarde, en la Casa Azul. El lunes 27 celebró la misa en el Seminario a las 7:00 de la mañana y luego tuvimos, junto con él, un suculento desayuno. Una de las cosas que nos dijo durante la misa es que vale la pena ser sacerdote. Y siguiendo su estilo de gestos y símbolos, hizo que todos los concelebrantes extendieran ambas manos y las mostraran explicando a todos que eran manos y cabezas consagradas. Que un sacerdote es un hombre verdaderamente especial y no cualquiera puede serlo sino quien es llamado (Heb 5, 1) o tiene lo que se llama “vocación”.


Qué es un texto crítico

Muchos saben que Texto crítico es una revista. Pero en el ámbito académico más estricto, un texto o edición crítica es el resultado de haber cotejado concienzuda y detalladamente los manuscritos originales o las diversas ediciones de una obra para saber qué fue exactamente lo que salió de la pluma del autor. Muchas veces son necesarias las “ediciones críticas” en este sentido estricto por las variaciones e interpolaciones a las que son sometidas las obras.


Un texto auténtico

Una noción semejante es la de “texto auténtico”. Algunos piensan que aquí auténtico se dice en contraposición a falso o ficticio. Pero, otra vez en el ámbito estrictamente académico, el texto auténtico es el que expresa el sentido exacto de lo que el autor quiso decir. La etimología es la de autós que en griego significa “el mismo”. A veces es sumamente difícil encontrar el sentido auténtico, porque los textos vienen de culturas y latitudes muy distintas de las nuestras. Algunos creen simplemente que basta leer al pie de la letra, pero esto lleva a lo que llamamos fundamentalismo. Sobre estas cosas discute el Sínodo de los Obispos, en Roma.



"No seas otro si puedes ser tú mismo"

Teofrasto Paracelso



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