Domingo 3 de agosto de 2008




Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa





E D I T O R I A L


Ordenaciones

Antiguamente todas las ordenaciones sacerdotales se hacían en la Iglesia Catedral. Con el nuevo obispo Mons. Hipólito Reyes Larios los sacerdotes serán ordenados en su tierra natal, en su lugar de origen. Así, los cristianos de todas las comunidades podrán ser testigos de la consagración de estos hombres cuyas manos y cuya cabeza son ungidos para el servicio de las cosas de Dios. Esas manos entregarán las cosas divinas a la gente. Y esa cabeza presidirá en nombre de Jesucristo las asambleas o comunidades donde se celebra la Eucaristía.

Felicitamos muy cordialmente a los nuevos ordenados, a sus papás y padrinos y a las comunidades donde van a ser ordenados.



¿Vale la pena ser sacerdote?

PBRO. JOSÉ BENIGNO ZILLI MÁNICA

Un muchacho, que por lo visto tiene inquietudes espirituales, me pregunta: ¿Vale la pena ser sacerdote? En su interrogación noto que él piensa que todo depende de la propia persona, como si se tratara de una profesión o de un oficio que uno elige más o menos según su leal saber y entender, o según las circunstancias. No, le digo. “No es cuestión de querer, es cuestión de lo que nosotros llamamos la vocación, es Dios mismo quien elige a los que van a ser sacerdotes.”

Ahora bien, esta vocación o llamada de Dios se concreta a través del llamado del Obispo. Y más específicamente de la aceptación de los superiores del Seminario que son quienes te presentan y dan garantía de que eres apto para este ministerio.

Pero es cierto que tu voluntad va de por medio. Tiene que ser una voluntad muy fuerte y decidida porque son muchos años de estudio y es una vida de celibato donde se supone que toda tu energía es consagrada al servicio de la comunidad cristiana.

¿Vale la pena este sacrificio? Sí, sí vale la pena. Porque tus manos quedan consagradas para dar a los hombres las cosas de Dios y porque tu cabeza es ungida para presidir la alabanza divina o Eucaristía. El sacerdocio te convierte en una persona singular, sagrada. Quienes más lo entienden son las personas sencillas que ven en ti, no tus cualidades personales, sino esta irradiación que viene de la consagración recibida.

Y además de esta función propiamente sagrada, está tu tarea de promover el bien del pueblo, especialmente en una situación como la nuestra que tanto lo necesita. Una vez me dijo alguien, al ver un hombre ebrio tirado en la acera: “Este pueblo parece que no ha sido redimido”. Pues al sacerdote le toca no nada más la función espiritual sino también la promoción humana de toda esta gente, que en María de Guadalupe, recibió a Jesucristo Salvador, pero a la que le hacen falta tantas cosas, entre ellas, la instrucción. No digo que sea tarea única del sacerdote, porque ahí están los maestros, pero un pueblo donde hay un sacerdote inmediatamente sube de nivel.

Así que sí, sí vale la pena. Hay muchas profesiones y oficios, pero ser llamado por Dios y aceptar esta vocación es una de las cosas más grandes. Por eso son pocos, muy pocos.



Francis Bacon, profeta de la modernidad

REDACCIÓN CONCILIO

"¿Cómo ha podido desarrollarse la idea de que el mensaje de Jesús es estrictamente individualista y dirigido sólo al individuo? ¿Cómo se ha llegado a interpretar la « salvación del alma » como huida de la responsabilidad respecto a las cosas en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el programa del cristianismo como búsqueda egoísta de la salvación que se niega a servir a los demás? Para encontrar una respuesta a esta cuestión hemos de fijarnos en los elementos fundamentales de la época moderna. Estos se ven con particular claridad en Francis Bacon. Es indiscutible que –gracias al descubrimiento de América y a las nuevas conquistas de la técnica que han permitido este desarrollo– ha surgido una nueva época. Pero, ¿sobre qué se basa este cambio epocal? Se basa en la nueva correlación entre experimento y método, que hace al hombre capaz de lograr una interpretación de la naturaleza conforme a sus leyes y conseguir así, finalmente, « la victoria del arte sobre la naturaleza » (victoria cursus artis super naturam). La novedad –según la visión de Bacon– consiste en una nueva correlación entre ciencia y praxis. De esto se hace después una aplicación en clave teológica: esta nueva correlación entre ciencia y praxis significaría que se restablecería el dominio sobre la creación, que Dios había dado al hombre y que se perdió por el pecado original.

Quien lee estas afirmaciones, y reflexiona con atención, reconoce en ellas un paso desconcertante: hasta aquel momento la recuperación de lo que el hombre había perdido al ser expulsado del paraíso terrenal se esperaba de la fe en Jesucristo, y en esto se veía la «redención». Ahora, esta «redención», el restablecimiento del «paraíso» perdido, ya no se espera de la fe, sino de la correlación apenas descubierta entre ciencia y praxis. Con esto no es que se niegue la fe; pero queda desplazada a otro nivel –el de las realidades exclusivamente privadas y ultramundanas– al mismo tiempo que resulta en cierto modo irrelevante para el mundo. Esta visión programática ha determinado el proceso de los tiempos modernos e influye también en la crisis actual de la fe que, en sus aspectos concretos, es sobre todo una crisis de la esperanza cristiana. Por eso, en Bacon la esperanza recibe también una nueva forma. Ahora se llama: fe en el progreso. En efecto, para Bacon está claro que los descubrimientos y las invenciones apenas iniciadas son sólo un comienzo; que gracias a la sinergia entre ciencia y praxis se seguirán descubrimientos totalmente nuevos, surgirá un mundo totalmente nuevo, el reino del hombre [Nueva Atlántida]. Según esto, él mismo trazó un esbozo de las invenciones previsibles, incluyendo el aeroplano y el submarino. Durante el desarrollo ulterior de la ideología del progreso, la alegría por los visibles adelantos de las potencialidades humanas es una confirmación constante de la fe en el progreso como tal." Spe Salvi 16-17



CO N C I L I Á B U L O

"El Capítulo" de las azules

Las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús de Xalapa, o madres azules, han tenido Capítulo General. ¿No sabe usted qué es eso? Es el momento en que una congregación elige a sus superioras. Porque en la Iglesia también hay democracia en determinados momentos. En este caso, las madres azules han elegido su gobierno de esta manera: Madre Josefa Bonilla Quiroz, Superiora General; Hna. Liliana Rendón Alarcón, 1a. Consejera y vicaria General; Hna. Lilia Hernández Hernández, 2a. Consejera; Hna. Claudia López Moreno, 3a. Consejera; Hna. Juana Landa Arroyo, 4a. Consejera; Hna. Isabel Durán Solano, Ecónoma General; Hna. Leticia Ameca García, Secretaria. Felicitamos a las que han sido elegidas y Esperamos en Dios que las ilumine para que esta congregación siga adelante y haga mucho bien a la Iglesia.

Ordenaciones Sacerdotales

El día 4 de agosto en Tierra Nueva, Ver., será ordenado Maximiliano Baltazar Cabañas; el día 7 en El Huérfano, Ver., Jaime Gutiérrez García; el día 11 en Tlacolulan, Ver., Julio Parra Hernández.

Estas comunidades jamás habían visto una ordenación sacerdotal. Será para ellas un acontecimiento memorable. Felicitamos a los tres nuevos presbíteros cuyas manos besamos con respeto. Son las manos que entregan las cosas divinas a la gente.


Benedicto sobre la Iglesia en Pentecostés

Esta comunidad se encontraba reunida en el mismo lugar, el Cenáculo, durante la mañana de la fiesta judía de Pentecostés, fiesta de la Alianza, en la que se conmemoraba el acontecimiento del Sinaí, cuando Dios, mediante Moisés, propuso a Israel que se convirtiera en su propiedad de entre todos los pueblos, para ser signo de su santidad (cf. Ex 19). Según el libro del Éxodo, ese antiguo pacto fue acompañado por una formidable manifestación de fuerza por parte del Señor: «Todo el monte Sinaí humeaba —se lee en ese pasaje—, porque el Señor había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia» (Ex 19, 18).

En el Pentecostés del Nuevo Testamento volvemos a encontrar los elementos del viento y del fuego, pero sin las resonancias de miedo. En particular, el fuego toma la forma de lenguas que se posan sobre cada uno de los discípulos, todos los cuales «se llenaron de Espíritu Santo» y, por efecto de dicha efusión, «empezaron a hablar en lenguas extranjeras» (Hch 2, 4). Se trata de un verdadero «bautismo» de fuego de la comunidad, una especie de nueva creación. En Pentecostés, la Iglesia no es constituida por una voluntad humana, sino por la fuerza del Espíritu de Dios. Inmediatamente se ve cómo este Espíritu da vida a una comunidad que es al mismo tiempo una y universal, superando así la maldición de Babel (cf. Gn 11, 7-9). En efecto, sólo el Espíritu Santo, que crea unidad en el amor y en la aceptación recíproca de la diversidad, puede liberar a la humanidad de la constante tentación de una voluntad de potencia terrena que quiere dominar y uniformar todo. (Benedicto XVI, Homilía en la solemnidad de Pentecostés, domingo 11 de mayo de 2008, en L’OSSERVATORE ROMANO, Edición semanal en lengua española, del 17 al 23 de mayo de 2008, p. 3).

Un nuevo libro de José Luis Martínez Morales

Ya apareció en la editora de Gobierno del Estado de Veracruz el nuevo libro de José Luis Martínez Morales. Como suele suceder es una recopilación de sus artículos publicados anteriormente en otras revistas. No nos gusta el título (Tenebrosas, editoras del Gobierno del Estado de Veracruz, Xalapa, 2008) por más que el autor lo explica y trata de justificarlo en el preámbulo. El autor es un crítico literario muy sensato y muy honrado que no lanza afirmaciones sin justificarlas. Se trata de ayudar al lector para que penetre en la obra de grandes autores como Rulfo, Borges, Pitol, Leñero, etc. Hay que decir que el autor realmente le ayuda a uno y que sus interpretaciones son sensatas y bien fundadas. Es un libro que recomendamos.


Exceso de información

Una de las cosas notables de los últimos tiempos es el exceso de información. Antes había un solo libro que era la Sagrada Escritura o a lo más los Padres de la Iglesia y le gente meditaba profundamente sobre estas sentencias. Ahora abundan los libros y sobre todo, uno puede encontrar toda clase de información por Internet. Lo que falta es la reflexión. O lo que falta es tener muy clara una posición a través de la cual uno pueda orientar el cúmulo de informaciones que le llegan. Es como si a un campesino lo introdujeras a la biblioteca vaticana, ¿qué haría?



Esto yo no lo sabía…

El origen de la palabra encíclica viene del latín “encycla”, que significa “en general”. De este vocablo también se deriva la palabra “enciclopedia”. Encíclica es el nombre que recibe una carta escrita por el Sumo Pontífice la cual va dirigida a todos los Obispos y al mundo en general, donde se describe su postura ante diversos temas de la doctrina católica.
Pero ahora ya lo sé…


“Creo para comprender, y comprendo para creer mejor”.
Agustín de Hipona

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