Domingo 17 de agosto de 2008




Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa
E D I T O R I A L

Al iniciar los cursos

El 18, de manera oficial, se inician los cursos en todas las escuelas. México entra en una gran ebullición, porque son millones los niños y jóvenes que van a las escuelas. Este es un país en proceso de formación. Quizá nunca se imaginaron los misioneros lo que iba a suceder en estas tierras. Pero lo que se necesita es que maestros y alumnos hagan un esfuerzo para que la educación sea verdaderamente eficaz. De lo contrario, el país seguirá produciendo braceros o ilegales. ¿Qué hacer? Se dice que los maestros están siendo preparados mejor y vueltos a examinar para que las cosas mejoren. Desde nuestro punto de vista creemos en el pueblo mexicano y en sus habilidades, y tenemos que tener fe en las maestras y maestros. Se inician las clases, se inicia el proceso de evolución de este pueblo.



Cumpleaños, fiesta y un gran proyecto

ALEJANDRO ADÁN DÍAZ BALBUENA

Rodeado de familiares, amigos, más de 50 sacerdotes, varias decenas de religiosas, casi 200 seminaristas y la compañía de monseñor Sergio Obeso, monseñor Hipólito Reyes, Arzobispo de Xalapa, celebró y dio gracias a Dios por un año más de vida que Dios le concede. Con esta misma celebración dio inicio de manera oficial el curso 2008-2009 del Seminario Arquidiocesano de Xalapa San Rafael Guízar Valencia

En medio de un clima agradable, con un cielo despejado, se realizó la celebración Eucarística el 13 de agosto en las instalaciones del Seminario. El altar, adornado con anturios rojos y blancos fue el escenario de esta celebración en la que se expresaron sentimientos y emociones contrastantes: por un lado la alegría por el cumpleaños de monseñor Reyes y el inicio de curso del seminario; por otro lado el recuerdo del muy reciente fallecimiento de monseñor Guillermo Ranzáhuer, obispo emérito de San Andrés Tuxtla, y de Karina Reyes, sobrina del festejado.

Monseñor Hipólito relató en su homilía algunos momentos de su vida y su vocación, los sacerdotes que le han apoyado, personas que lo han rodeado e impulsado, entre quienes sobresale, por supuesto, su familia. Hizo referencia a la vivencia en comunidad y la corrección fraterna que ayuda a crecer a las personas.

Acto seguido, el padre Roberto Reyes Anaya, rector del Seminario y los vicerrectores: padre José Solís, del Seminario Menor, Nelson Rodríguez, del Curso Introductorio, Juan Beristain, de la unidad de Filosofía y Salvador Morales, de la unidad de Teología hicieron profesión de fe junto con los demás sacerdotes del equipo formador. Al frente, las imágenes de san Rafael Guízar y de nuestra Señora de Guadalupe complementaban el entorno litúrgico de esta celebración.

Un hombre sencillo, de gran fe y alguien de quien se puede afirmar con toda seguridad que el Espíritu Santo está sobre él. Son algunas de las muchas cosas que se pueden mencionar de “don Polo” y que anotó el padre Roberto Reyes al felicitarlo a nombre de los sacerdotes.

Debe mencionarse que al término de la celebración se presentó el proyecto para la construcción de una capilla propia para el Seminario. La que se tiene, ha estado en calidad de “provisional” por 45 años. Se trata de un plan muy completo que forma parte de otro proyecto que incluye un auditorio y un edificio para el Curso Introductorio.

Después, como dicen algunos, “de la misa a la mesa”, se pasó a la convivencia. Los pasillos y el comedor del seminario lucieron repletos de gente y alegría. Y mientras los invitados deleitaban el paladar con los alimentos preparados, algunos músicos deleitaban sus oídos con piezas clásicas y populares. Algunos seminaristas, por su parte, se esmeraban por atender lo mejor posible a todos los invitados.

Fueron muchas las personalidades que ese día se reunieron en el seminario y que merecen una especial mención. Englobamos a todos con una sola expresión: buenos amigos. A todos en esta reunión los congregaba un mismo fin: dar gracias a Dios por el cumpleaños de Monseñor Hipólito. ¡Felicidades!



¡Estamos locos!
(Entrevista al presbítero Julio Parra Hernández, con motivo de su ordenación sacerdotal)

CARLOS ÁVILA / ARTEMIO DOMÍNGUEZ

A unos minutos de su ordenación sacerdotal, el pasado lunes 11 de agosto, el padre Parra, como se le conoce en el Seminario Mayor de Xalapa, nos concedió una entrevista. Se le notaba con cierto nerviosismo, pero a la vez con mucha serenidad; al salir de la sacristía, que era donde se encontraba, empezamos a platicar con él. Dicho acontecimiento tuvo cita en la parroquia de la Inmaculada Concepción de María, en Tlacolulan, Veracruz.

-Como toda vida humana y toda buena actividad que sirve para la realización del hombre tienen un principio, quisiera que dijera ¿desde cuándo sintió la inquietud de ser sacerdote? “La inquietud me nació estando en la primaria y todo se debió al testimonio de mi párroco, no digo su nombre para que él no se sienta mal. Pero su labor pastoral, su esfuerzo, su tenacidad al predicar y al dar testimonio de su sacerdocio y vivirlo con alegría, independientemente de todas las dificultades que tenía en la parroquia de Tlacolulan, fue lo que más me motivó. En ocasiones al verlo me preguntaba ¿por qué yo no? Yo quiero ser como él. Ésta fue la mayor inquietud, lo demás fue como una especie de ir acomodando las demás motivaciones”.

Nos expresó el padre Julio, que a lo largo de estos años, lo más difícil fue la situación económica, ya que él cree que todas las vocaciones provienen de familias muy pobres económicamente, y sabe que esto no es motivo de deserción; sin embargo, sí afecta mucho. Las diversas dificultades que se le presentaron fue cuando en ocasiones no tenía ni siquiera para las copias o alguna cooperación; pero a pesar de eso, el apoyo de su familia siempre lo recibió, sobre todo el apoyo y la oración de la Iglesia que fue algo que siempre le ayudó mucho.

-Hablando de dificultades a lo largo de la formación en el Seminario, ¿las mujeres fueron una de ellas? “No, ciertamente una de las dificultades no fueron las muchachas; a lo largo del camino no puedo negar que existen grandes amistades de chicas que fueron mis amigas antes y a lo largo de la formación que todavía conservo y, efectivamente, no fueron un problema. Pero gracias a Dios, en ese terreno humano afectivo el Seminario hizo su trabajo, sobre todo la formación. Además, fíjate que logré un gran crecimiento, quizá no pleno, pero por lo menos aceptable”.

“Los estudios no se me hicieron pesados, le doy a gracias a Dios porque siempre me dio esa virtud para estudiar, prepararme; pero sobre todo, siempre tenía en cuenta a la gente a la que le iba a servir. Entonces yo digo: si vamos a servir a la Iglesia de Dios hay que hacerlo con toda la fuerza, el empeño, y con la mayor preparación que se pueda tener”. Esto fue lo que nos comentó respecto a la dificultad de los estudios en el Seminario.

-Padre, es muy largo el camino para llegar a ser sacerdote, ¿en algún momento quiso mandar todo a volar? “Gracias a Dios no, a lo largo del camino me concedió la seguridad de mi vocación; sí, viene la preocupación de la familia, a veces el dinero, que sí me hacía pensar. Pero dudar de mi vocación, no. Me siento muy contento y feliz por ella, creo que si volviera a nacer elegiría la misma vocación”. Es realmente asombrosa la seguridad con la que habla de su vocación, debe estar cimentada sobre algo sólido, ¿qué es lo que le ayudó a perseverar? “Mira, la oración de mi familia y la oración de la Iglesia fue lo más importante, y sobre todo el hecho de querer entregar mi vida a Dios, el querer servir siempre, fue una motivación en todo el camino de la vocación al sacerdocio”.

-Ahora como presbítero, ¿cree verdaderamente que la Iglesia lo necesita? “Creo que la Iglesia necesita a todos, creo que la Iglesia necesita a gente consciente de la vocación que ha recibido a través del bautismo, gente que necesita el testimonio de un Cristo vivo, cercano, de un sacerdote que se los muestre. Dios ciertamente no necesita de nuestra ayuda, pero bueno, es éste el misterio de la salvación que Él ha querido compartirnos, entonces yo le agradezco a Dios y a la Iglesia que me da esta oportunidad”.

-Él sabe que su compromiso con la Iglesia es grande, por eso está dispuesto a ir dónde le manden, se siente alegre por la ordenación, por el momento que debe vivir. Está convencido que donde esté allí tiene que dar fruto, además de ser testigo del gran amor que Dios ha tenido por nosotros y por él, hablar de tantos años en la formación, que para él fueron al menos 13, lo compromete. Así como el Señor estuvo en lo largo de su vida en el seminario, no tiene la menor duda de que así estará en su vida de ministerio.

Finalmente, padre Julio Parra, ¿qué les puede decir a nuestros lectores de “Concilio” para que puedan entender un poco, que sí vale la pena dejar todo por seguir al Señor? “En primer lugar, ¡sí vale la pena seguir a Cristo! Ya que a lo largo de la vida del Seminario me di cuenta que las cosas son pasajeras, que no permanecen para siempre, porque el único que permanece es Dios y sí vale la pena darle la vida. Porque independientemente de las pruebas, las dificultades propias de la vida en las situaciones que vivimos, el Señor siempre es garantía y sustento de lo que nosotros vamos haciendo, y del esfuerzo que realizamos por hacer siempre su voluntad en nuestra vida. Pues cada una de las personas que lee asiduamente esta página se dará cuenta que nosotros, quizá, estamos locos, sí, locos de amor por el Señor, sabemos que ciertamente no nos vamos a comer a puños el mundo, a veces el mundo nos come a nosotros, pero por lo menos tenemos la esperanza de poner un granito de arena en la fe de la gente. Y sabemos que el Señor va a salir como garantía siempre en nuestra vida, independientemente de la vida que llevemos. Entonces, ¡sí vale la pena dejarlo todo!”
Agradecemos, al padre Julio Parra Hernández, las palabras que nos concedió y esperemos realmente que le vaya muy bien en su sacerdocio ministerial que Dios le ha concedido. ¡Gracias Padre Julio!



C O N C I L I Á B U L O

El libramiento

El Ing. Agustín Basilio de la Vega nos mandó una invitación de parte del gobierno federal para asistir al arranque de la construcción de la autopista Perote-Banderilla-Libramiento de Xalapa, el próximo viernes 15 a las 8:30 hrs. El acto será encabezado por el Presidente de la República Lic. Felipe Calderón Hinojosa. Nos da muchísimo gusto porque del libramiento se venía hablando hace mucho tiempo y en verdad es muy necesario.


La fiesta del Sr. Arzobispo

El 13 de agosto hubo una gran celebración en el Seminario por ser fiesta del Arzobispo Hipólito Reyes Larios: su cumpleaños. Al mismo tiempo se aprovechó la ocasión para dar inicio formal al nuevo año escolar 2008-2009, aunque ya habíamos comenzado. La misa y su liturgia y la asistencia de las personas fueron algo extraordinario. Se trató de esos eventos que dejan huella.


Un fracaso total

Pero luego de la misa hubo un intento de presentación del proyecto de lo que sería la nueva capilla que el Arzobispo ha prometido repetidas veces. Este intento de presentación por medio de proyecciones fue un verdadero fracaso. No se pudo ver nada a causa de la contraluz y tampoco se oyó debidamente.


¿Tres capillas?

De lo poco que se entendió del proyecto de la capilla del Seminario resultaría que estos noveles arquitectos quieren hacer una capilla a la que se le adjuntan otras dos más pequeñas: una de San Rafael Guízar y otra de Santa María de Guadalupe. Según ellos se podrá celebrar al mismo tiempo en dos o tres capillas. ¿Y qué es eso de un cupo de quinientas personas? Nunca seremos tantos. Todo esto está equivocado. Y nos da mucho miedo de que estos arquitectos quieran hacer su obra maestra, cuando de lo que se trata es de algo completamente sencillo y funcional. Esperamos que la prudencia de los encargados revise bien este asunto porque todo arquitecto quiere hacer una obra maestra, y más si se trata de jóvenes cuyo prestigio radica en realizaciones.


Las ordenaciones

No todos pudimos asistir a las ordenaciones que esta vez fueron en el lugar de origen de los nuevos sacerdotes: Tierra Nueva, El Huérfano y Tlacolulan. Algo totalmente novedoso para los fieles. Parece que el único sacerdote salido de Tlacolulan era el Padre Reynaldo Luna, ahora Julio Parra es el segundo presbítero nacido de esta antiquísima población.



“La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo”
Gilbert Keith Chesterton

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