Domingo 27 de abril de 2008

Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa





E D I T O R I A L

Nuestra esperanza

Nuestra esperanza no está en el petróleo ni en las “remesas” de los que se han ido a trabajar a los Estados Unidos. Nuestra esperanza está en un pueblo formado y capacitado a través de la escuela y la orientación moral. Somos un pueblo antiquísimo que a los ojos de todos parece un pueblo nuevo.
Esto último se verá el “día del niño” en que enjambres o parvadas de niños y niñas llenan todos los espacios. Mientras en otras partes no quieren hijos aquí los hay en abundancia.
Pero, papás, maestros, catequistas, sacerdotes y obispos tienen ante sí la enorme tarea de dar forma o de sacar de cada uno la “forma” original y única que está en cada uno. Que eso significa “educación”: acción de sacar, de hacer salir.
Concilio saluda con gozo al nuevo obispo de Orizaba donde la ciudad y sus profesionistas y comerciantes, la zona industrial y la indígena parecen un paradigma de nuestra realidad pluriforme. La Iglesia tiene mucho que ver con el pasado, pero quizá más con el futuro.



¿Ética en las escuelas públicas?

(Entrevista con el maestro Alberto Ruiz Quiroz, director de la Facultad de Filosofía de la UV)

JOSÉ JAIR HERNÁNDEZ ACOSTA

Mucho hemos oído que a partir del siguiente curso escolar se insistirá en la formación de valores en las escuelas públicas de educación básica. Por tal motivo, acudimos al maestro Alberto Ruiz Quiroz, director de la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana, para que nos hablara más de este tema. Aceptó amablemente y mientras degustábamos un café, inició la charla.
- Maestro, ¿cuáles son el objetivo, el programa y los contenidos de la formación cívica y ética en la educación básica de acuerdo con la novedad para el próximo curso escolar?
- En primer lugar tenemos que aclarar que el enfoque ético de la educación básica no es nuevo, ya tiene su tiempo aunque no se vean resultados. Con la firma del Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica en 1992, se inició una reorganización del sistema educativo nacional que incluyó el viraje hacia la formación de valores. Se promulga la Ley General de Educación en 1993. Desde esta plataforma, la educación básica adquiere una connotación distinta: tiene como objetivo primario desarrollar las competencias, las actitudes y los valores que lleven al niño a un aprendizaje permanente durante toda su vida, no sólo en la escuela. Habrá que aprender a convertir los conocimientos en actitudes y en acciones para la transformación personal y social. El marco valoral de la propuesta de la Secretaría de Educación Pública está constituido por la perspectiva de género (niño-niña), el sentido de la pertenencia nacional, el pluralismo ideológico y cultural, el diálogo y el aprecio por la paz, la participación social y política, la comprensión y afecto por la democracia, el apego a la legalidad y al sentido de justicia.
- ¿Cuáles fueron las razones por las que se dejó de impartir esta materia?
- Porque no se consideraba productiva. Se ha hecho una interpretación muy pragmatista de la tecnología y del progreso científico, desdeñando la formación de los agentes que los producen o los usan y olvidando que en la proporción en que éstos actúen moralmente y con criterios éticos, en esa misma medida se podrá fomentar el incremento de la productividad. La ética y la moral son la base de un desarrollo social. Es claro que no se aprende a ser moral como quien aprende física o matemáticas: la conducta moral se adquiere por un proceso formativo que involucra la familia, la escuela, el ámbito laboral y diferentes espacios, como el de los medios masivos. Además, la reflexión ética tampoco es única sino diversificada. Por lo mismo, no es tan significativo que no se impartan clases de moral o de ética, sino de que no haya un proyecto de formación moral y de justificación ética de la conducta de los niños y jóvenes que se forman. Es cierto, siempre ha habido materia de ética o de formación cívica, pero esta formación se ha dado a través de actividades cívicas y culturales. Inclusive, se ha puesto en marcha el programa de Formación Cívica y Ética para la educación primaria a partir del ciclo escolar 2007-2008.
- Como el código de ética de nuestro pueblo coincide con el que enseña la Iglesia católica, ¿se teme que la educación deje de ser laica?
- Es cierto: el pueblo mexicano, en general, intenta regir su conducta moral por las exigencias de nuestra misma naturaleza. Tengo la certeza de que la conducta se rige, en general, por exigencias naturales. Tenemos una moral naturalista, en la familia y en la escuela, aunque ya se ventilan situaciones en las que el criterio moral es el consenso con la salvaguarda del bien ajeno. Pero, junto a esta experiencia, es de reconocerse que, desde hace más de cuarenta años, la formación moral ha dependido de la familia porque esta palabra se ha desterrado de la escuela. Por esto, más que hablar de la necesidad de un código de ética, hace falta hablar de formación moral que, inclusive, de por sí no tiene necesariamente una referencia religiosa. Si vemos así las cosas, no hay por qué pensar que la necesidad de un código de ética y de una formación moral individual sea una amenaza a la laicidad de la educación. Este tipo de moral, la moral popular que se inculca en las escuelas, con su carácter naturalista y aún consensual, no tiene una implicación necesariamente religiosa. Verlo de otro modo sería alucinar fantasmas.
- Continuemos con este aspecto: ¿por qué la relación de la moral y la ética con lo religioso y la fe católica?
- Entiendo que la misión de la Iglesia católica no es enseñar ética. Ésta es una disciplina filosófica. La Iglesia, más bien, está en función de un mensaje de salvación, sobre todo para quienes estamos sometidos al mal y esclavizados por las injusticias y la falta de verdad en los juicios, en las decisiones y en las acciones. La religión procede por testimonios y la ética por razones o demostraciones. Pero, es cierto, el seguimiento de este mensaje que libera lleva implícita determinada conducta que tiene como referencia normativa los diez mandamientos. Aunque tú lo sabes muy bien, los diez mandamientos son normas de conducta de derecho natural. De lo anterior se sigue que quien observa las normas de derecho natural adecua con más facilidad su conducta al código moral de la tradición judeocristiana. Pero, entonces, el formar moralmente a los niños y jóvenes desde la perspectiva naturalista los acerca más a la naturaleza y, por lo mismo, no expone el carácter laico de la educación. Aunque debe reconocerse que tanto la educación moral escolar como la conducta derivada de la tradición judeocristiana tienen su base en la naturaleza humana. Pero, precisamente, porque así son las cosas. Al final de cuentas, la moral es la adecuación de la conducta personal a una norma y a las exigencias de nuestra misma condición humana.
- Y ¿dónde queda la ética? Se habló de moral pero en la escuela se habla de ética.
- Todos, en mayor o menor grado, buscamos dar explicación de lo que hacemos. Justificar nuestros actos es un síntoma claro de madurez y seriedad a nuestras decisiones. En el terreno de la moral, es importante que justifiquemos o fundamentemos nuestra conducta para que ésta no sea irracional ni ingenua. La ética es precisamente la reflexión de nuestra conducta en cuanto se adecua o discrepa con una norma. La ética es una disciplina filosófica que busca la posibilidad de fundamento de nuestra acción en relación con la bondad o la maldad. La escuela tiene la tarea de facilitar a los niños la formación del juicio moral, la capacidad para discernir y tomar decisiones de acuerdo con el bien de su propia persona. Ha de propiciar el diálogo creativo para acordar los valores o motivos de las acciones de las niñas y los niños. Saber pensar y formarse en la capacidad de juicio es parte de la formación ética.

- ¿Por qué se insiste en la educación laica si la Iglesia tiene más de dos siglos que no tiene nada que ver con la educación?
- Porque tenemos una legislación en función de la pluralidad de los credos y del respeto a las Iglesias. Pero, además, tenemos una historia muy singular en la que, como una derivación de la colonización, la Iglesia católica se hizo cargo de la educación como una antesala para la evangelización. La educación durante la Colonia, es bien sabido, fue tarea de la Iglesia católica. La laicidad surgió hasta el siglo XIX. Es oportuno recordar que las escuelas lancasterianas, que empezaron a impartir la educación junto a las escuelas privadas y religiosas, impartían también las materias de religión y moral. Ahora, en pleno siglo XXI, se adopta la educación laica, yo diría, como respeto a la libertad religiosa. Así debería ser, por lo menos. Ya se señaló que la formación moral y ética van paralelas a las creencias religiosas, aunque en un momento dado coincidan o éstas refuercen a las primeras. Me parece que no deberían verse como situaciones incompatibles y, mucho menos, como posiciones antagónicas, aun en el marco de la laicidad. Quizá son restos de las heridas del pasado.
- ¿Hay esperanzas en que formemos un pueblo mejor con la educación?, ¿en qué aspectos?
- Dice el dicho que la esperanza es lo último que muere, aunque sería más propio decir que ha de mantenerse por siempre. El pueblo espera salir de la marginación en la que se le tiene postrado y de la manipulación de que es objeto. Esto supone una actitud moral y una convicción ética por parte de quienes tiene el poder de decidir. Parece que el futuro de la educación ha de empezar a fraguarse en el ejercicio de los valores de quienes nos gobiernan, de los directivos y de quienes tienen poder de decisión. Es objeto de esperanza que la escuela incluya con más eficacia a los padres de familia. Que las organizaciones sindicales no vean su presencia como una amenaza a la libertad del ejercicio profesional de los maestros y se acceda a una evaluación sistemática que mejore los servicios educativos.

Nuestra charla se prolongó por más de una hora. No está por demás decir que fue enriquecedora y amena y nos ayudó a conocer más la nueva orientación. ¡Gracias, maestro Alberto Ruiz Quiroz!


¡Gracias por su apoyo!
MOISÉS MARTÍNEZ

-¡Buen día!, ¿gusta cooperar para el Seminario?
Con estas palabras nos abordaron, en nuestra casa, en la calle y hasta en semáforos, diferentes personas, integrantes de algún grupo parroquial, los cuales se unieron a la gran colecta Pro-Seminario realizada el pasado domingo 20 de abril, y todo esto después de haber hecho una jornada de oración la semana anterior. Todos estaban bien identificados: un gafete, algunos portaban unas casacas con la imagen de San Rafael Guízar. Después de cooperar nos daban un separador o una estampa de una imagen.
Para concluir esta jornada a favor del Seminario se presentó en el parque “Juárez” un evento musical en donde participaron diferentes coros parroquiales y, por supuesto, el grupo Qadosh, del Seminario. Todo esto fue el pasado domingo de 4:00 p.m. a 7:00 p.m.
Uniéndose a un mismo objetivo, la comunión de la Arquidiócesis de Xalapa se manifiesta una vez más. Damos las gracias al apoyo y organización de los sacerdotes en sus parroquias, de los diferentes movimientos y grupos parroquiales, de todas aquellas personas que de manera mediata o inmediata se sumaron a esta causa. Todo fue favorable. “A todos ellos, de parte de los que integramos el Seminario Arquidiocesano de Xalapa, les damos las gracias por el apoyo proporcionado, por el tiempo y dedicación invertidos en esta gran jornada. Gracias por el apoyo espiritual, la oración, y por su ayuda económica para el Seminario”, son las palabras del padre Rafael Velasco Hernández, ecónomo del Seminario.



C O N C I L I Á B U L O

Nuevo obispo


Una buena tarea le espera al nuevo obispo de Orizaba don Marcelino Hernández Rodríguez. El 22 fue recibido con todos los honores pero lo que sigue es tarea, trabajo. Nos dicen que es un hombre de experiencia y de gran sabiduría que sabrá orientar esas comunidades cristianas que con tanto gusto lo reciben.

Dos mujeres

Con más de cien años encima ha muerto doña Narcisa, cocinera toda su vida a la que tocó atender a sacerdotes y obispos. Mujer sencilla y sin letras cuyo único deleite era que le leyeran en voz alta los evangelios y los Hechos de los Apóstoles. “El que no conoce la Biblia es como un burro” –solía decir. Su hijo, el p. Reynaldo Luna se ha consagrado precisamente la promoción y enseñanza de las Sagradas Escrituras. Y lo hace muy bien según pudimos constatar en la parroquia de San Juan Evangelista en la colonia Revolución de Xalapa.
Llena de días también ha muerto Chiara Lubich, conocida mundialmente, fundadora de los llamados “Focolarini”, grupo admirable donde parece renacer el amor como en la Iglesia primitiva.
Dos mujeres, dos almas movidas por el Espíritu, cada una en su circunstancia especial.

Gracias a todos


Hay que dar gracias a todos porque el “día del Seminario” se notó una disposición excelente. Obra, sin duda de San Rafael Guízar Valencia que en todos los fieles dejó un gran amor y preocupación por los futuros sacerdotes.



“El amor es gratuito; no se practica para obtener otros objetivos”.

(Joseph Ratzinger)


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