Domingo 25 de mayo de 2008


Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece los domingos en el Diario de Xalapa




E D I T O R I A L

¿Por qué estudiamos tanto?

¿Por qué estudiamos tanto? Parece implicar la afirmación que de veras es mucho lo que nosotros estudiamos, pero no nos referimos a nosotros los de la facultad o algún grupo en particular, sino en general a toda la carrera de los estudios en cualquiera de las facultades o universidades. Si usted cuenta bien son más o menos veinte años los que se consagran a la preparación de cualquier carrera o profesión desde la niñez. Es lo mismo que Platón tenía para los que iban a estudiar dialéctica.

En cambio para los campesinos y para los guerreros no se necesitaban muchos años de estudio, ni se necesitan. Se dice que los alemanes suprimían toda la educación secundaria y universitaria en los países conquistados; a la gente de esos países le bastaría saber leer y escribir las órdenes y mandatos del ejército invasor. No sabemos que tan cierto sea. Pero de hecho, los países subdesarrollados estudian un promedio de años bajísimo comparado con los países industrializados o desarrollados. O si estudiamos muchos años lo hacemos muy mal. ¿Por qué estudiamos tanto? Para capacitarnos en el dominio de la naturaleza y en la búsqueda de las raíces del todo que nos han de llevar a Dios. Hay que estudiar mucho. Toda la vida.



El hombre y la comunidad

S. PÉREZ PORTILLA

La dimensión social de los hombres no es una característica externa sino interna, es parte de su naturaleza. Decía John Locke que en el hombre no sólo están la inclinación y la necesidad de relacionarse, sino el instrumento necesario: el lenguaje. Los hombres no se reúnen, entonces, por arbitrariedad sino por necesidad libre.

Diversas formas de asociación solventan el hecho comunitario: asociación familiar, escolar, religiosa, política, de amistad, entre otras. No es bueno que el hombre esté solo, porque solo no puede alcanzar su plenitud integral. El hombre que se desarrolla intelectual, biológica y psicológicamente, debe también desarrollarse comunitariamente, y al hacerlo adquiere un buen número de compromisos con la misma comunidad. El respeto es primordial en este ámbito, así como el cumplimiento de lo que le corresponde hacer. La comunidad crece en calidad mientras lo hacen los individuos que la conforman, y mientras éstos dan la apertura a la relación que se perfeccione día a día.

El lenguaje, por su parte, es instrumento y vínculo de la sociedad (seguimos aún a Locke). Cual instrumento podría calificarse como opcional, pero no es así, sino que es el instrumento necesario para que se establezca la relación. Es vínculo también, porque no sólo ayuda a crear relación sino que él es en sí mismo relación. El hombre hace y debe hacer uso del lenguaje para relacionarse. Si ampliamos y generalizamos el concepto del lenguaje, podríamos decir que lenguaje significa comunicación, por lo que habría que decir también que la comunicación es indispensable para que cualquier sociedad subsista, y esto ya es más claro, más evidente.

Aun tratándose de una necesidad imperiosa, toda sociedad nace de la libertad misma del hombre. Es él quien acepta pertenecer a una sociedad específica. Quizá haya alguien a quien se le dificulte admitirlo, poniendo como ejemplo que nadie decide dónde nacer, y la cultura nacional es la que rige en gran medida lo que el hombre es y hace, quitando así la libertad. No es así. No lo es desde varias perspectivas: la primera sería el hecho de poder hacer asociaciones más pequeñas que busquen el cambio de esa asociación de asociaciones. Es el aspecto social, político, de hombres y mujeres. Así, siempre habrá opción de cambio de sociedad. En las demás comunidades, las pequeñas y más visibles del hombre, es más fácil de observar que cada uno de nosotros elige sus amistades, sus centros de reunión o sus preferencias religiosas.


Colonia el Moral: Fe, devoción y entrega

EMMANUEL TORRES FUENTES

Tenía que estar a las seis de la tarde en la rectoría del Buen Pastor ubicada en la colonia El Moral. Cuando llegué a mi destino le dije al taxista: “Aquí tiene, ¿me puede dejar en esta calle, por favor?” Cuando me bajé del taxi, unas jovencitas, que estaban frente al lugar que me dirigía, me saludaron amablemente y empezaron a reír. Entré a la capilla con mucho respeto, puesto que había gente rezando con mucho fervor ante el Santísimo Sacramento: Eran las últimas oraciones que hacían después de haber estado veinticuatro horas en adoración.

Al término de estas oraciones, una dinámica fuera de lo común se dejaba ver. Unas señoras repartían globos de color blanco y rojo, los jóvenes del coro se ponían de acuerdo para ver qué cantos entonaban, los acólitos con sus túnicas se formaban del más pequeño al más grande, un acólito giraba el incensario para que no se apagaran los carbones, el padre Sotero Domínguez Gómez –encargado de esta Rectoría- daba algunas indicaciones para que todo saliera de acuerdo como lo habían planeado.

Eran las seis veinticinco y todo estaba listo para iniciar la procesión hacia la parroquia de san Juan Evangelista, ubicada en colonia Revolución de esta ciudad. Al frente unos señores llevaban el Santísimo Sacramento en andas, en el orden seguía el sacerdote, a tras de éste los acólitos, después de éstos el coro y, finalmente, el pueblo. Con el canto de “Bendito” y el sonido de unas campanas pequeñas comenzaron a caminar.

De repente, a unas dos cuadras, se escuchó el sonido de los cohetes y los jóvenes del coro comenzaron a entonar cantos de alabanza. Los feligreses movían sus globos con gran alegría: el padre Sotero aplaudió y cantaba con mucho entusiasmo. La gente salía de sus casas para ver qué estaba sucediendo; unas con mucho respeto se persignaban; otras sonreían; los que estaban en las azoteas simplemente miraban; y los coches, como regularmente lo hacen, cedían el paso.

Todo transcurrió con este mismo ambiente de alegría y gozo hasta la parroquia de san Juan Evangelista. En la entrada de esta Iglesia, el padre Reinaldo Luna, los recibió y los invitó a entrar. Después de unos momentos de oración y cantos el párroco de san Juan Evangelista, con voz alegre se dirigió a ellos con estas palabras: “Gracias padre Sotero y a toda la comunidad del ‘Buen Pastor’ por habernos traído al Santísimo Sacramento para que esté aquí con nosotros veinticuatro horas; mañana a las seis de la tarde lo traslademos hacia la parroquia de Corpus Christi. Gracias por haber acompañado al Señor Jesús”. Al término de las palabras del presbítero Reinaldo Luna, el padre Sotero pidió un fuerte aplauso para Dios, el cual duró más de un minuto.

De esta forma concluyó esta procesión que duró poco más de media hora. Aunque ese día, 20 de mayo, estaba nublado y un poco antes de las seis había llovido, no fue impedimento para llevar a cabo tan hermoso acontecimiento. Felicitamos al padre Sotero y a los fieles de la rectoría del Buen Pastor por habernos contagiado de su fe, alegría y entusiasmo durante el recorrido de dicha procesión. No cabe duda que se sigue teniendo ese espíritu de amor que el señor Guízar tenía al Santísimo Sacramento.


Finalmente, más de uno se preguntará el motivo de estas procesiones con el Santísimo Sacramento en todas las parroquias del decanato “norte uno”, de la Arquidiócesis de Xalapa. Todo esto fue por un motivo especial: preparase para la fiesta del “Cuerpo y la Sangre de Cristo”; con el objetivo de proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Esta festividad fue celebrada, de manera especial, en la parroquia de Corpus Christi el 22 de mayo, pues fue su fiesta patronal.



C O N C I L I Á B U L O

Un nuevo libro de Jacob Buganza

Jacob Buganza, cuya agudeza de miras y amplitud de visión hemos comentado, nos envía su último libro (Filosofar en clave periodística, Editorial Verbum Mentis, Córdoba, Veracruz, 2008). En este volumen reúne sus participaciones periodísticas desde que muy joven entró a primer año de filosofía en la Facultad “Rafael Guízar Valencia”. El autor da cuenta, en la presentación del libro, de la manera como fue entrando poco a poco a los diversos medios periodísticos y de cómo su radio de acción y sus publicaciones se han ido incrementado. Su ideal es lograr un equilibrio entre la especialización y la divulgación.

Por supuesto, Buganza acepta que el libro es discutible o criticable, que genere una crítica reflexiva, porque solamente así se puede desarrollar el pensamiento filosófico.


Fiesta de maestros

Los padres Juan Beristaín de los Santos y Francisco Suárez organizaron, como cada año, una reunión festiva para los maestros de filosofía y teología en el jardín del Curso Introductorio, ubicado en la Av. Úrsulo Galván 136. Muy buen ambiente. Notable la presencia de la Mtra. María del Rosario Amieva – Doctora y Psiquiatra –, y de Francisca Zaragoza Pavón, secretaria de la Facultad de Filosofía que asistió en representación del director José Benigno Zilli, que está “amolado” como él dice, o con un problema en sus muelas.


Enamorados de Dios

Hoy domingo hay una reunión en el antiguo Seminario de todos los que llamamos ex-seminaristas o “enamorados de Dios”, cuyo modelo poco a poco va resultando ser el Lic. Librado Basilio. La reunión fue organizada por el Maestro José Eliud García Medrano y la misa fue celebrada por el Padre Felipe Eng Lao. Habrá muchos recuerdos, infinidad de anécdotas. Porque los que han vivido en un internado y llevado una vida tan llena de ideales suelen tener memoria de mil pequeños detalles, muchos de ellos chuscos y muchos más edificantes y dignos de recordar. Todos estos hombres tienen hoy un puesto en la vida y no reniegan de su Iglesia y de su fe, y tampoco de la institución a la que asistieron de niños o de jóvenes.


Nuevo Libro sobre la cristiandad

Jean Meyer – como es sabido – es el gran especialista en el periodo que solemos llamar la cristiandad. Esa época en tiempos de Plutarco Elías Calles en que la gente más humilde de la región del bajío se levantó en armas para defender a su religión. El libro o tesis fue editado en tres tomos por la editorial Siglo XXI y lleva más de doce ediciones. Nadie hubiera pensado que detrás de esto que parecía un mero brote de fanatismo había valores tan importantes y una devoción tan acendrada.

Ahora Jean Meyer ha publicado un libro que se llama “La cruzada por México” (Editorial Tusquets, México 2008) basado totalmente en los archivos del arzobispado de México y de los Caballeros de Colón. El libro demuestra que no fueron los obispos los que impulsaron la guerrilla y que no todos estuvieron de acuerdo con ella. Uno de los que nunca estuvo de acuerdo fue el santo Rafael Guízar Valencia. Pero para su desgracia posteriormente le tocó un gobernador que quiso aplicar la ley Calles al pie de la letra y entonces vinieron los graves problemas en el estado de Veracruz. La obra de Jean Meyer es un ejemplo de investigación histórica y demuestra que la inmigración de Estados Unidos comenzó precisamente a causa de la revuelta cristera.


Tres nuevos sacerdotes

Con gran júbilo y satisfacción nos unimos a la hermana Diócesis de Córdoba por sus tres nuevos sacerdotes, quienes realizaron sus estudios en nuestro Seminario: Marcos Cruz Morales, Luis Enrique Hernández Rosas y Alejandro Jiménez Cruz, consagrados el jueves 22 de mayo, festividad de Corpus Christi. A ellos, Concilio los felicita por su perseverancia y generosidad al llamado de Dios, y al mismo tiempo pedimos por ellos para que ejerzan su ministerio con responsabilidad, gozo y alegría.



“Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor”

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