Domingo 3 de junio de 2007



Las calles de Xalapa o el lenguaje de una ciudad
por Sergio Pérez-Portilla
Hace poco se reabrió la calle Xalapeños Ilustres, en el centro de la ciudad. El distribuidor Araucarias, ubicado en el entronque de esta avenida con las de 20 de Noviembre y Lázaro Cárdenas está a punto de ser concluido. En el mismo tenor se encuentra también el Circuito Presidentes, con el puente de Rébsamen. Y sobre la mesa están los planos de algunos proyectos que tienen como fin mejorar la circulación –diremos la comunicación– en la capital veracruzana: Murillo Vidal, Jardines de Xalapa, Tesorería, entre otros. Mejorar la circulación, o hacer ágil la comunicación entre dos puntos, es una perfecta metáfora de la comunicación y del lenguaje. La finalidad del lenguaje debe ser comunicar, y comunicar es expresar ideas, sentimientos y conocimientos a un receptor, y que éste a su vez se vea informado, impelido e interpelado, y de esta forma responda y complete el círculo comunicativo. Ya no se diga que es necesario que exista una fluidez y sobre todo un contexto que tanto una como otra parte dominen. Mientras las calles de Xalapa permaneces cerradas, la comunicación es a veces hasta intolerante: ruidos, muchos ruidos, lentitud, pérdida de tiempo y de paciencia. Pero en cuanto existe una cierta plenitud en el andar, los automóviles gozan de la circulación ordenada y en forma. Es el lenguaje de una ciudad. Los vehículos son como las palabras y las frases, oraciones y proposiciones que, mientras están parados esperando el verde del semáforo –del portador de señales, según su etimología–, se reúnen con otras y hacen más largo el discurso –lo que va por un cauce, por una calle, según su etimología, claro­–. Algunos carros están estacionados: no hay nada que se pueda o deba decir, y como dice Ludwig Wittgenstein en su Tractatus, de lo que no se puede hablar, es mejor callar, es mejor estacionarse.

Respetar los momentos de circulación nos hablan del diálogo: hablas y te escucho, hablo y me escuchas, ni intento ni intentas convencerme porque estamos abriéndonos y compartiendo lugar y tiempo. Es decir, pasas y paso, en el 1 x 1, o pasen todos y luego pasamos nosotros, según el verde o el rojo. Pero a veces no se respeta esta idea y surgen los choques –entre particulares y en cualquier esquina– o por decirlo así, las disputas o discusiones. Aquí lo que intento es ganarte, sea como sea mientras tenga una buena argumentación, y lo que intentas es convencerme de que tú tienes la razón. ¿Suena conocido? No ceder el paso, intentar rebasar, no respetar los señalamientos, etc. El arte de andar por las calles en un coche sigue siendo metáfora del lenguaje y de la comunicación. Las calles son llamadas así, vías de comunicación, igual que con el lenguaje. Y en nuestra ciudad, en nuestra Xalapa, parece que las cosas van mejorando, ¿cómo andarán nuestro lenguaje y nuestra comunicación?


El último examen
por Francisco Javier Cházaro Rosario
Cuatro años de estudios filosóficos son puestos a prueba en el tan temido y tan esperado examen De Universa Philosophia (de toda la filosofía), requisito indispensable para obtener la titulación en la Facultad de Filosofía del Instituto de Estudios Superiores Rafael Guízar Valencia. Desde el ingreso hasta el último semestre, en los pasillos y en las aulas, se escucha el rumor sobre el Universa. Cuando surge una cuestión filosófica complicada de alguna materia suele decirse: “Ésta es de Universa”. A lo largo de toda la carrera ronda esperando a que los alumnos lleguen al octavo semestre para encontrarse con ellos. Éstos a su vez se preparan para el encuentro en la materia de Síntesis filosófica, en la que se repasan todos los contenidos de las materias sistemáticas: Ontología, Teología natural, Antropología filosófica, Teoría del conocimiento y Ética. Después de haber aprobado los exámenes ordinarios y entregado la tesis, se puede acceder a presentar el Universa, que consta de cuatro fases: dos exámenes escritos y dos orales, cada uno aplicado por un sinodal diferente, escogidos ex profeso y los cuales toman muy en serio su papel. Hay que tener temple para dominar los nervios y pensar claramente para responder. Las preguntas pueden ser sobre cualquier cuestión filosófica vista durante la carrera y las respuestas deben estar bien argumentadas y fundamentadas en la filosofía realista estudiada durante cuatro años. Las calificaciones de cada fase son promediadas al final. El Universa es una excelente manera de consolidar integralmente las materias que son la columna vertebral. Son muy pocas las escuelas que pueden contar con esta modalidad de examen. Es algo que debe conservarse para beneficio de los alumnos. Este examen es, sin duda, el más importante y es ya una tradición en el estudio de la Filosofía y sirve también de “broche de oro” de la licenciatura.


CONCILIÁBULO

¿Las últimas ordenaciones?
Alguien hará los números –la estadística- de todos los sacerdotes que han sido ordenados por monseñor Sergio Obeso Rivera, el arzobispo emérito de Xalapa.
El viernes 8 de junio habrá ordenaciones. ¿Las últimas ordenaciones? Ese día los compañeros Silverio Sánchez Hernández (Santiago, Atzalan), Galdino Pérez Jiménez (Las Casitas, Papantla), Marcos Mendoza Méndez
(Bella Esperanza, parroquia de Tuzamapan).
Han sido muchos los que han visto sus manos consagradas y hoy distribuyen las cosas santas entre los fieles.

Benedicto XVI completa su pensamiento
Atento siempre a lo que es la verdad, el Papa ha completado su pensamiento respecto a lo dicho sobre la evangelización en América Latina, y ha citado a quien muchos en España consideraban tabú: Fray Bartolomé de las Casas:
“No es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a la población indígena, pisoteadas a menudo en sus derechos fundamentales…” Ahora bien, el deber de mencionar esos crímenes injustificables, condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y teólogos como Francisco de Vitoria de la Universidad de Salamanca, no debe impedir reconocer con gratitud la maravillosa obra que ha llevado a cabo la gracia divina entre esas poblaciones a lo largo de estos siglos. El Evangelio en el continente se ha transformado de este modo en el elemento clave de una síntesis dinámica que, con matices diversos según las naciones, expresa de todas formas la identidad de los pueblos latinoamericanos…
Hoy, en la época de la globalización, esta identidad católica sigue presentándose como la respuesta más adecuada, a condición de que esté animada por una seria formación espiritual y por los principios de la doctrina social de la Iglesia».

Tertuliano, hoy
Para algunos “tertuliano” es el miembro de un grupo o tertulia, pero para otros se trata de un personaje realmente singular. Lo ha recordado el Santo Padre y ha extraído lecciones de la confrontación entre las culturas y de la aventura vital de este gran personaje:
“Pienso mucho en esta gran personalidad moral e intelectual. Se ve que al final le falta la sencillez, la humildad de insertarse en la Iglesia, de aceptar sus debilidades, de ser tolerante con los demás y consigo mismo. Cuando uno ve solamente la grandeza del pensamiento propio, resulta que es precisamente esa grandeza la que se pierde. La característica esencial de un gran teólogo consiste en la humildad de estar con la Iglesia, de aceptar sus debilidades y las propias, porque solo Dios es realmente santo. En cambio, nosotros, necesitamos siempre que nos perdonen".
Tertuliano es siempre "un testigo interesante de los primeros tiempos de la Iglesia.”

El “Iceberg”
Le oímos a monseñor Obeso comparar a la Iglesia con un iceberg. Lo que se ve es poco. Es lo que aparece, lo que está en los medios, en las ciencias, como la geografía, la historia, etc. Hay luego un estrato más profundo que estudia la psicología o la antropología social o lo que se ha dado en llamar “las ciencias de la sospecha”. Pero hay otro estrato más íntimo y más grande: allí está la inmensa multitud guiada por el Espíritu Santo. Se necesita una mirada distinta para ver lo que Dios está mirando y que acaece en el corazón de la gente más sencilla. Esto último es la verdadera “fuerza” de la Iglesia – nos dijo el arzobispo.

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