Domingo 24 de diciembre de 2006

Plana semanal del Seminario Arquidiocesano de Xalapa, Ver. MÉXICO
Desde el año 2000
Aparece en el Diario de Xalapa

E D I T O R I A L

¡FELIZ NAVIDAD!

La celebración de la Navidad es una oportunidad para meditar en la tremenda necesidad que hay de una buena noticia en tiempos de franca depresión. No es pesimismo ingenuo el de pensar que las cosas, en general, no andan bien. Por el momento la mala noticia nacional es que hay mucha violencia y delincuencia impune; el nuevo gobierno federal responde con una guerra decidida en contra de éstas. Es hora de la esperanza y de la reconciliación, de ver para el futuro con realismo inteligente y de aprender de la historia para evitar los errores de siempre. Es hora de unirnos en esfuerzo sobrehumano para lograr el bien común. Señor Jesús, haz tu morada entre nosotros para que tu luz venza a la obscuridad de un mundo controvertido. Feliz Navidad.



No se camina para llegar, sino para vivir caminando
JUAN BERISTAIN DE LOS SANTOS

Algún poeta que canta expresó una imagen plástica, nítida y sugerente de la vida concebida como estar en permanente movimiento: “¡Caminante no hay camino, se hace camino al andar!” El filósofo Tomás de Aquino, en el mismo tono, no dudó en postular que la vida humana era exitus (salida de) y reditus (regreso a) un ser supremo. Hegel en la misma línea de pensamiento descubre que el espíritu absoluto (tesis) se ha negado (antítesis) para recuperarse a sí mismo (síntesis). El libro sagrado de los cristianos también atestigua que Cristo acampó entre nosotros (Evangelio de Juan. Cáp. 1, versículo 14).

Este mesías o salvador acampó para enseñarnos lo esencia de la vida humana que a nosotros nos incumbe vivir: el ser humano es el que peregrina o acampa. Tan importante es caminar como quien camina o acampa. El término acampar es un concepto muy expresivo y muy apto para describir el paso del Hijo de Dios sobre la tierra. No sólo porque define la encarnación como una breve y ajetreada etapa dentro de su existencia terrena, sino porque refleja el tipo de vida de quien quiso someterse igual que nosotros a una vida peregrina. Él nació en el transcurso de un viaje y casi enseguida se vio obligado a huir al extranjero. Durante todo su vida pública caminó sin hogar fijo; en Betanía se hospedaba en casa de Lázaro, y en Cafarnaún en casa de Pedro; el resto de sus días su residencia era el monte donde se escondía para orar. Siempre estuvo en camino. Fue perseguido en Belén, acosado en Galilea, arrojado de Nazaret, hostigado en Judea, rechazado en Samaria, vivió en permanente mudanza y desarraigo. La vida cristiana es seguir e imitar a Cristo, el mesías.

¿Por qué los cristianos y demás seres humanos se niegan a imitar a este Cristo? Por cuatro motivos que nos impiden avanzar: porque estamos sobrecargados de riquezas, o porque nos amamos demasiado a nosotros mismos y nos olvidamos de los demás, o porque nos encontramos distraídos en los placeres de la sensualidad, o porque nuestros errores personales y sociales nos han paralizado por completo. Para caminar hacia un lugar es menester abandonar muchas cosas en el camino. Desarraigarnos, abandonar el pasado pesimista que nosotros mismos vamos acumulando y que entorpece nuestra marcha. Es cierto que en todo pasado hay elementos no sólo aprovechables, sino imprescindibles. Pero aun estos elementos positivos son reveladores de algo esencial: la verdadera condición del peregrino nada tiene que ver un comportamiento versátil, volubilidad de criterio, inconstancia, agitación, ánimo fluctuante o alma a la deriva.

Para caminar hay que abandonar muchas cosas en el camino. San Juan de la Cruz advirtió que da lo mismo que el pájaro esté sujeto a una gruesa cadena que con hilo de seda, en cualquiera de los dos casos le será imposible levantar el vuelo. Para poder caminar hay que estar libre hasta de los hilos más finos o preciosos. Dos son la enseñazas de ser testigos del Verbo encarnado: no llevar demasiado peso y no detenerse por motivos vanos, ya sean de placer o de temor. El caminante no debe espantarse ni acobardarse si es asaltado por el fracaso de la vida, ni tampoco pararse a coger las flores que encuentre a su paso. Marchar hacia la meta es la inspiración de la marcha. Así lo dice el refrán popular: partimos cuando nacemos, andamos mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos; así que cuando morimos, descansamos.



Un pesebre olvidado

ARTEMIO DOMÍNGUEZ RUIZ


Si tuviéramos la oportunidad de entrevistar al pesebre que resguardó al gran Rey, tal vez nos contaría su euforia al sentir la presencia real del Hijo de Dios. Los detalles saldrían a relucir y el entusiasmo, por contar esa maravillosa historia, se dejaría vislumbrar entre sus “pajas”.

A todo mundo ha llegado la historia del nacimiento del Niño Dios. Todos saben que nació en un pesebre. Sin embargo, nadie ha notado la historia de este pesebre. Nadie ha visto su origen, ni su contexto, porque los aplausos, indudablemente, se los lleva Jesús. A nadie interesa ese singular objeto.

Todos, en casa, tenemos un desván, una bodega o sótano donde se acomodan las cosas que ya no sirven. Aquella noche también estaba una pequeña gruta que se había convertido en corral donde se daba de comer a los animales de trabajo de campo. Ahí se ubica el pesebre. Sirve para almacenar paja y alimento para el ganado.

¿Es algo extraordinario? Antes de la Gran Noche no lo era, ahora, se recuerda porque ha tenido una gran labor. Ha recibido y cuidado del todo a Jesús, el Hijo de Dios. Ahora todo ha cambiado, ahora ya tiene un lugar en la historia de todos los cristianos. Ha trascendido.

También hay un pesebre que está lleno de polvo, viejo, usado, gastado. Acostumbrado a la rutina, desvencijado por los golpes que ha recibido. Ese pesebre vive en la oscuridad, solamente alimentando, no al buey ni a la mula, sino a todo el cuerpo llenándolo de sangre. Solamente hace su función biológica. Ese pesebre olvidado es el corazón.

Está tan escondido que nadie lo nota, se cansa de recibir la misma paja, el ritmo en él es el mismo, no lo puede alterar porque sabe las repercusiones que tendría. Sin embargo, esa noche, sin que él lo imaginara siquiera, llegó un hombre que lo trató diferente, lo compuso y acomodó sus pajas. Una mujer siguió ese gesto y acomodó a un Niño. El Niño durmió en él y lo llenó de tranquilidad.

El pesebre, desconcertado, pero a la vez aliviado, se dio cuenta de que ese niño no era como los demás, escuchó de unos pastores que era el Hijo de Dios. Se sintió apenado por no poder ofrecer lo mejor de sí, por estar tan sucio y desaliñado, por no prepararse para Él. Pero, al sentir la ternura, la calidez y la paz, se dejó llevar en ese ambiente que sólo Dios sabe dar. ¡Feliz Navidad!



Dios se hizo niño
JAIME RUIZ CONTRERAS


Es impresionante y nunca terminaremos de comprender por qué el dueño del cielo y de la tierra, el creador del universo, el soberano de todas las cosas quiso enviar a su hijo como salvador del mundo y presentarlo como un niño, esto enternecía a San Francisco de Asís y se quedaba meditando en este misterio que se llama misterio de la Encarnación.

¿Por qué se hizo pequeño, por qué se hizo niño? Cuando el Ángel del Señor anuncia a los pastores, en la ciudad de Belén, les da la señal Lc 2, 11 Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Mire lo que les dice, a nacido un Salvador que es Cristo el Señor, le da títulos de Salvador y de Señor, por tanto, se espera que sea algo grande, es un Señor, luego les dice en el versículo 12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. ¡Que contradictorio! La noticia es que nace un Salvador, un Señor, porque la promesa, el anuncio es grande y la señal pequeña un niño acostado en pesebre. Casi siempre las obras de Dios son así, el proyecto de Dios es grande lo que Dios anuncia es grande pero lo que vemos es pequeño.

Pero necesitamos la fe que tuvieron también los magos de Oriente que cuando llegaron, dice el capitulo 2 de san Mateo versículo 2 buscaban al Rey que había nacido, ellos buscaban algo grande y en el versículo 11 dice: encontraron en la casa al niño y a su madre y postrándose le adoraron y luego le ofrecieron incienso, oro y mirra, ellos buscaban un REY, algo grande y encontraron a un niño. Note usted querido lector, la expectativa es grande, los magos buscan un rey y encuentran a un niño, los pastores reciben la noticia que ha nacido un salvador, el Señor y encuentran a un niño.

Los magos y los pastores no se desaniman sino que aceptan esta pequeña señal, también nosotros aunque veamos pequeñas señales sabemos que están ocurriendo grandes cosas.

La navidad está llena de pequeñas señales, un saludo, un abrazo, un regalo, un deseo de paz son pequeñas pero anuncian algo grande porque detrás de cada saludo, de cada abrazo, de cada regalo de cada deseo de paz está lo más maravilloso, que es el querer que Dios habite en la persona que uno abraza o saluda, es la donación de uno mismo, y querer que la otra persona sepa que cuanta contigo.

Pero ¿por qué Jesús quiso hacerse un niño? Por la gran disponibilidad que el niño tiene de recibir todas las cosas de su Padre y el niño sabe que cuenta con su papá que le cuida y le ama.


Navidad es para hacerse niño, dependientes de nuestro Padre Dios, confiemos en nuestro Padre y con las pequeñas señales que podamos darle manifestémosle nuestro amor.



CONCILIÁBULO

Habermas y Benedicto XVI
El diálogo entre las culturas en el mundo es de lo que carecemos hoy día y de lo que hoy se habla más. Jürgen Habermas y el Papa Benedicto XVI han hablado sobre el tema en una “tarde de discusión” llevada a cabo en la Academia Católica de Baviera (Munich), la ponencia se llamó “Las bases morales pre-políticas del estado liberal. En ella ambos exponentes proponen algunos elementos para un verdadero encuentro entre las culturas.
En esta ponencia Habermas apela por una superación de la religión que ha hecho mucho daño con sus fanatismos y propone potenciar en el hombre lo cognitivo y lo motivacional, las bases pre-políticas; Ratzinger, aboga más por el encuentro de ambas, donde los dos polos, al encontrarse, se cuestionan sobre lo que han hecho, se evalúan y se enriquecen llevando a los hombres al verdadero encuentro. Que la razón y la religión se despojen de esos aires absolutistas.
En ambas ponencias se percibe el clima de respeto y la pasión por hablar de tales temas que aportan un gran elemento para el encuentro de los hombres.


¡Únete al equipo!
Así es, la cancha es Grande y en nuestro equipo solo faltas Tú. Este es el promocional que el departamento De la Pastoral Vocacional lanzó con algunos meses de anticipación para invitar a los jóvenes este 26 de diciembre a los preseminarios que se llevarán acabo en el Seminario Mayor de Xalapa y en la parroquia de Jalacingo. Estos preseminarios serán hasta el día 29 del mismo mes, si tienes alguna duda puedes comunicarte a los teléfonos: 2288 17 50 07 y al 22 88 18 73 95. También te puedes informar en el e-mail: past_voc@hotmail.com. Recuerda ¡Solo faltas Tú!

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