Domingo 11 de abril



E D I T O R I A L

El que no quería creer


Tomás, que dio pié a un dicho muy popular –“yo como santo Tomás: hasta no ver no creer”– no quería creer a lo que todos los demás discípulos le afirmaban con absoluta certeza. Seguramente pensaba que de alguna manera se burlaban de él o le tomaban el pelo. Tomás no quería creer el testimonio de los apóstoles. A los ocho días en un domingo como hoy se apareció Jesús estando presente también Tomás, “el que no quería creer”, y ya sabemos lo que pasó. Tomás nos representa un poco a todos nosotros en los momentos de nuestras dudas o en nuestro positivismo más estrecho. No le queremos creer a la Iglesia de veinte siglos, la Institución que más ha durado en la historia y que a pesar de sus pecados se mantiene incólume.
Es bueno saber y constatar positivamente las cosas, pero también es necesario creer el testimonio que nos llega de los siglos con toda la autoridad de una Iglesia que a pesar de sus debilidades y faltas ha mostrado ser la portadora de Dios y de su Palabra.

C O N C I L I Á B U L O

Nos preguntan qué cosa es un lobby

Un lobby suele ser el vestíbulo de un hotel, pero ordinariamente se entiende por lobby “un grupo de personas que intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses”. Los periódicos van adquiriendo seriedad y nobleza a medida que respetan siempre la verdad y la objetividad y no se convierten en lobbys que por todos los medios intenten influir en una determinada forma. Un periódico se vuelve despreciable si publica bulos, o sea, noticias falsas propaladas con algún fin, sin rectificar con toda honestidad, como debe hacerse cuando uno se equivoca de buena fe. Es triste constatar que un periódico tan afamado como el The New York Times pueda ser acusado de propalar bulos.

Lo que está en boca de todos

Por estos días todos hablamos del fútbol y del campeonato mundial que se va a realizar en Sudáfrica. Por un lado esto es bueno, porque nos hace volver los ojos hacia un país singularísimo y compararlo con el resto. Por otro lado los medios masivos –la televisión sobre todo- alimentan un optimismo desaforado que finalmente –como sabemos- se ve completamente frustrado. ¿Qué necesitamos? Necesitamos complexión, disciplina, compañerismo y también suerte. Esto último no hay que dejarlo de lado.

La guerra sucia

También está en boca de todos, la política o la próxima elección para gobernador del Estado de Veracruz. Se habla mucho de “guerra sucia”. Nosotros pensamos que toda guerra es sucia. No se puede hablar de una guerra limpia pero sí entendemos que la política tiene sus reglas y que la moral y la honradez deben estar por encima de todo. Es lo que se llama Fair play o sea, un juego donde se respetan las reglas y donde hay árbitros completamente objetivos e imparciales.

Volvemos al estudio

Luego de estas largas vacaciones -por los días santos y por la semana de asueto- volvemos a los estudios. Todavía hay gente que nos pregunta por qué estudiamos tanto, ¡ojalá fuera cierto! Porque los países donde se estudia suelen ser los primeros en todo y ofrecen una vida mejor a sus ciudadanos. Necesitamos estudiar mucho. Necesitamos mucha materia gris, sobre todo a medida que se acabe el oro negro o petróleo que nos ha mantenido a flote durante varios años.

DIGNO POR EXCELENCIA Y POR ENCIMA DEL COSMOS
Persona, dignidad y misterio
POR GERARDO PEREDO Y SOFÍA GALLARDO


Entre algunas preguntas fundamentales que el hombre trata de responder, se encuentran: ¿cómo somos?, ¿cómo nos relacionamos?, ¿cuál es nuestro destino?, abriendo así un mundo de reflexiones sobre la persona.
Es de gran importancia, entonces, dar una definición de persona, puesto que en cualquier materia es necesario comenzar por un esclarecimiento del objeto de estudio. Resulta innegable decir que la persona es un ser unitario, profundo, polifacético, paradójico y maravilloso.
Cabe mencionar que la noción de persona tiene un largo recorrido histórico. Desde el punto de vista etimológico y en relación con sus orígenes en Grecia y Roma, el término significó, en esta época, la máscara con la que el actor se presentaba ante el público o el papel que éste representaba. En cambio, en el Derecho romano, se identificó como quien habla por sí mismo y tiene voz propia, sujeto de derechos y dignidad social.
En el Cristianismo, este concepto adquiere gran importancia para entender que Dios es simultáneamente una realidad trinitaria y unitaria; se decía que en él hay tres personas y una sola substancia o naturaleza: la divina. Aquí, la persona fue concebida como realidad subsistente en sí misma, por la consistencia de su ser y no por referencia a otro. Boecio propuso una definición que perduró por mucho tiempo, persona est racionalis natura individua substantia, significa poseer una substancia individual de naturaleza racional.
En la escolástica, la persona se entiende como un tipo especial de substancia, la más perfecta dentro del mundo si se trataba de los hombres y la substancia perfecta en absoluto si se trataba de Dios.
En la filosofía moderna, este concepto cambió en gran medida, puesto que a la época se le consideraba antisubstancialista, porque consideraba que este concepto era oscuro y le impedía acceder a la interioridad del hombre.
Ya en la edad contemporánea, la situación social juega un papel muy importante para formar una noción de persona. En ella se presentan dos ideologías poderosas: el colectivismo, que afirma que lo esencial era la sociedad, mientras que el hombre era sólo importante en la medida en que servía a ella; por otro lado estaba el individualismo, que exaltaba al hombre. En esta etapa, nace en Francia el personalismo de Emmanuel Mounier, en esta ocasión la persona es un ser digno en sí mismo, pero necesita entregarse a los demás para alcanzar su perfección; es un ser dinámico y activo, capaz de transformar el mundo y de conquistar la verdad, es espiritual y corporal, poseedor de una libertad que le permite autodeterminarse.
Después de este recorrido, se llega al siguiente planteamiento: ¿es posible definir a la persona? Tomando la consideración de Boecio, se responde afirmativamente, ya que éste incluye la sustancialidad, la individualidad y la naturaleza racional. No sin carecer de algunas limitaciones como la caracterización del hombre como substancia y la falta de una mención expresa de sus características esenciales como la libertad, la conciencia y las relaciones interpersonales.
El personalismo, en cambio, defiende la imposibilidad de delimitar al hombre, apostando por una conciencia mayor de la complejidad de la persona, la insistencia en el carácter personal de la realidad humana que parece deformarse si se encierra en los términos de una definición; y, por último, la relativa inutilidad de una definición en una sociedad compleja.
Ante esta dificultad surgieron definiciones-descripciones. Las principales notas que caracterizan a la persona son: la sustancialidad-subsistencia, la intimidad-subjetividad, su ser corporal –espacial y temporal-, la apertura, y su delimitación como hombre y mujer.
Estas notas apuntan en una dirección muy precisa: la perfección. La persona es, por tanto, un ser digno por excelencia y está por encima del cosmos. La dignidad personal hace que el hombre posea un valor en sí mismo y no pueda ser nunca un instrumento. El valor de la persona es absoluto, es decir, superior a cualquier otro valor en el cosmos.

¿TIEMPO PERDIDO O TIEMPO INVERTIDO?
¡Se acaban las vacaciones!
POR CARLOS DANIEL BARRIENTOS SÁNCHEZ
Mañana comienzan las clases, millones de estudiantes de todos los niveles regresan a las aulas después de dos semanas de vacaciones; semanas en las que muchos aprovechan para descansar, otros, para viajar; y algunos cuantos, para llevar a cabo ciertas actividades dentro de los cultos religiosos.
No es raro ver en los diversos medios de comunicación a familias enteras disfrutando de las vacaciones, la mayoría de ellas en las playas de los centros turísticos más importantes del país. Sin embargo, sería absurdo pensar que todos los mexicanos tienen la posibilidad de salir de casa en los días de asueto. Se vive una realidad que rebasa; y es que la gran mayoría de los mexicanos, no cuentan con los recursos suficientes como para salir de su territorio. Pero sí cuentan con muchos días al año para poder hacerlo.
Es curioso darse cuenta lo que acontece en otros países como Japón, por ejemplo, en donde los estudiantes sólo tienen cuatro días de descanso por año. En alguna ocasión, el gobierno de ese país determinó agregar otro día de vacaciones; inmediatamente las familias protestaron argumentando que no era necesario un día más de descanso, pues perderían el ritmo de trabajo y serían ya muchos días para estar en casa. Lo que más llama la atención es que en Japón, siendo un país rico económicamente hablando, no se dan el tiempo para disfrutar de sus bienes y lo aprovechan estudiando o trabajando. Tal vez por ello son lo que son.
Comparando esta situación con la de México, se caería en la cuenta de por qué le llaman tercermundista. Aquí, entre más días de vacaciones, mejor; suspensiones de clases al por mayor; huelgas y protestas a la orden del día, y sobre las manifestaciones, ni se diga. Si se continúa así no se llegará más lejos de donde se está. No se avanza a pasos agigantados porque el pueblo está sumergido en la mediocridad y regido por la ley del menor esfuerzo, es decir, creen merecer más, por hacer menos.
Mañana muchos entrarán a la escuela preguntándose cuándo serán las próximas vacaciones. Mejor es aprovechar el tiempo que queda de aprendizaje y trabajo hoy, para ayudar un poco a mejorar la situación crítica que atraviesa este país, mañana.


FRASE DE LA SEMANA:




“Como a nadie se le puede forzar para que crea, a nadie se le puede forzar para que no crea.”



Sigmund Freud

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