¡Feliz día del amor y la amistad!
POR CASAS


E D I T O R I A L

¿Cosas incompatibles?

Este domingo celebramos el Día del Amor y la Amistad. Nos imaginamos los rostros alegres, las caras de felicidad porque el amor suele llenar los corazones de alegría y de una profunda seguridad. El amor bueno; porque ya se sabe que esta palabra ha recibido demasiadas acepciones y no todas muy convenientes. Es, de veras, un día muy oportuno para recordar a quienes nos quieren, a quienes queremos y soñar un poco despiertos que las cosas van a ser maravillosas. Nunca hay que olvidar a nadie, porque son muchas las personas que, de alguna manera, nos han mostrado su amor y su amistad. Pero, por otro lado, el miércoles próximo es Miércoles de Ceniza, y entonces veremos los rostros contrahechos, caras con un dejo de tristeza o de profunda reflexión. Porque la ceniza recuerda, en particular, el mal de los males, que es la muerte. Pero también, según la sagrada Biblia, nos recuerda lo que hemos hecho mal. En las Sagradas Escrituras, el que reconoce su pecado afea su rostro con ceniza, como se demuestra en el libro de Jonás (3, 1-10). ¿Cómo hacer para que nuestra vida esté llena de amor, lejos de toda tristeza y de pecado? Lo primero que hay que decir es que hay que amar a Dios con todas nuestras fuerzas y todo lo demás vendrá por añadidura. Concilio recuerda ambas cosas y espera que sus lectores sepan agarrar la onda en el cuadrante respectivo.


C O N C I L I Á B U L O


Palabras, palabritas, palabrotas

Manuel Munguía Castillo ha publicado un CD titulado Palabras, palabritas, palabrotas. Nos llena de admiración su sapiencia del latín, del griego, del náhuatl y del totonaca. ¿Dónde estudió este escritor que tan exacta y precisamente se expresa para enseñarnos las raíces de las que proviene nuestra lengua? Sinceramente, lo admiramos. Este CD se puede conseguir con el autor en el (01 228) 186 17 37 o en el mail manuel_mun@hotmail.com

Estudiar en serio

Ya varias veces hemos dicho que en la Facultad de Filosofía “San Rafael Guízar Valencia” se requiere estudiar en serio. Es increíble cómo hoy hay instrumentos que facilitan una investigación. No referimos, de manera especial, a la Internet donde se puede hallar casi todo lo que uno busca. Aunque la cosa tiene sus peligros: en primer lugar está el copiar, o plagiar, y en segundo, aceptar todo lo que está ahí que, como es sabido, no tiene garantías suficientes de un autor, como sí las tiene un libro. Pero lo que antes decíamos de una enciclopedia (no hay que tomarla muy en serio, pero te abre camino con diversas informaciones que luego se pueden comprobar en los libros de autores serios) lo decimos de Internet. No se vale copiar y no se vale creer todo lo que está ahí. Hay que estudiar en serio a los autores que responden con su firma y editorial.

Nuestros seminarios

Como es sabido, en nuestro Seminario tenemos varios “seminarios”. Nuestro próximo paso es muy ambicioso. Siempre se estudiará una obra pequeña, pero queremos que sea en su lengua original: griego, latín e inglés. Sobre todo, nos interesan los textos en inglés. Hemos oído de algunos que piensan estudiar el chino mandarín, pero pensamos que se trata de una llamarada de petate. Hoy por hoy, el inglés sigue siendo la lingua franca.

¿Qué pasó con Toyota?

En el ámbito industrial, hay un escándalo mayúsculo por el error que se ha detectado en los autos de fabricación japonesa llamados Toyota. Esta marca, según nos dicen, era lo mejor de lo mejor y vendía millones y millones de unidades. Ahora, se propone retirar a todas para corregirlas. Parece que una vez más se verifica el dicho de que aquello que es lo mejor, a la postre, es lo peor. Por supuesto, ninguno de nosotros es poseedor de un Toyota, y lo único que gana con esto es una lección de sabiduría.


De los buenos deseos a la acción
Es tiempo de actuar

POR JOSÉ LUIS ALVARADO JÁCOME

El próximo miércoles 17 de febrero iniciaremos el tiempo litúrgico conocido como la Cuaresma, inmediatamente viene a nuestra memoria el “no comer carne”, “hacer penitencia”, “confesarse”, es parte de…, pero no lo único. No se trata de cumplir unos preceptos y si no lo hago entonces caigo en pecado, es un tiempo propicio para hacer un alto al inicio de este 2010 y recapacitar sobre nuestra vida, ¿nos encontramos por buen camino o mejor cambiamos? El Papa Benedicto XVI en su acostumbrado mensaje para la Cuaresma nos da unas pautas que orientan cómo proceder en este tiempo, cómo pasar de los buenos deseos a la acción, de una fe individual a una comunitaria donde se comparta la fe, y se lleve hasta las condiciones de los más necesitados.

“La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo” (cfr. Rm 3,21-22), es la cita bíblica donde basa su reflexión. En nuestro mundo tan moderno y democrático, todos queremos que nos den lo que nos corresponde: un buen sueldo, una buena atención médica, un buen servicio en el colegio, en los medios de transporte, en la alimentación, etc., y esto es justo y necesario además de un ideal que se ha planteado como parte de la humanidad. La justicia es necesaria para una vida digna. Pero la humanidad además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Dice san Agustín: si "la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo… no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios" (De Civitate Dei, XIX, 21).

Somos injustos cuando no damos a Dios el lugar que le corresponde, cuando nace una ilusión de autosuficiencia pensando que el hombre es todopoderoso, cuando alguien hace el mal a los demás, cuando la riqueza no se distribuye equitativamente, cuando se ponen los propios intereses por encima de los más débiles, cuando pensamos que el mundo puede ser mejor pero no se contribuye en nada. Imputamos al Creador diciendo: “pues así lo quiere, así lo permite” cuando la realidad es que desde el mismo interior del corazón del hombre y la mujer surge todo este mal (cfr. Mc 7,15. 20-21).

Terminado el tiempo de Cuaresma seremos testigos de la justicia de Dios por medio de Cristo. ¿Entregó su vida solamente por los íntegros? De ninguna manera, su justicia consiste en hacerlo para todos: buenos y malos; seamos conscientes que estos últimos no reciben lo que les corresponde –el castigo-, sino una oportunidad para tener vida en abundancia. Quien descubre este gesto de cercanía y benevolencia, se da cuenta que en verdad necesita mucho, muchísimo de Dios para llevar a cabo una existencia plenamente humana; y es que entrar en justicia es salir de esa ilusión de autosuficiencia, de cerrazón del corazón, de ponerse como medida de todas las cosas.

Cuando se llega a comprender que se es más deudor que acreedor, entonces se acepta esa ayuda divina a través del sacramento de la Penitencia -es verdad, no somos perfectos, pero tenemos un gran aliado: Dios mismo-, y de la Eucaristía, ya que necesitamos alimentarnos de la Palabra del Señor y dejarnos transformar por él mismo en la Sagrada Comunión.

Termina el Papa diciendo: “Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor”.

Hay que transformar nuestra cuaresma, no son meros ritos ni búsqueda de sacrificios, es colocarse frente a Dios, es momento de cambiar si es necesario (siempre lo es), es oportunidad para lograr que La justicia de Dios que se ha manifestado por la fe en Jesucristo sea testimoniada por los cristianos.

EL AMOR SIN RESERVAS CONSTRUYE LA AMISTAD
Los regalos no la compran
POR­ CARLOS DANIEL BARRIENTOS SÁNCHEZ

Todos andamos por la vida en búsqueda de la felicidad. La mayoría de nuestras acciones están orientadas a conseguir el bienestar personal o el de “los nuestros”. Poco nos fijamos en las necesidades de los demás; tal vez creemos tener suficientes problemas como para adjudicarnos otros. Algunos piensan que lo mejor es no meterse en la vida de nadie, y por su puesto, que nadie intervenga en la nuestra. Cada quien en su propio mundo y simulando estar bien con todos, ¿será acaso ésta una manera de ser felices?

Hay quienes piensan que no vale la pena esforzare por el bienestar de otros, ¿será que no han experimentado lo bien que se siente ayudar? Desistir de nuestro pequeño mundo para descubrir nuevos horizontes entre la humanidad disuelta en las distracciones de los intereses personales. Acudir al encuentro de las necesidades del otro es una dádiva, la cual puede ser que nos de más alegría que un regalo en esta fecha.

Si esperamos un regalo en este día de San Valentín, recordemos que la felicidad se encuentra

más en dar que en recibir; y si no la hemos descubierto, es porque estamos demasiado ocupados con los asuntos personales; en este caso, será mejor replantear nuestros objetivos para darnos cuenta que no necesitamos demasiadas cosas materiales para ser felices. Tener un amigo, en nuestros días, es realmente un motivo de felicidad.

Tal vez nos hemos preguntado en alguna ocasión ¿qué es un amigo? Sin embargo no hemos encontrado la respuesta. Unos dicen que es como un hermano, otros dicen que un amigo es un confidente, otros más agregan, alguien con quien compartes el cariño, el amor, el respeto, la compañía, los consejos, la convivencia, etc. Si al final de nuestras cavilaciones nos volvemos a preguntar qué es un amigo, probablemente baste recordar a las personas que hemos considerado amigas. Ya que la amistad no se comprende con una definición, sino con la experiencia vital, así como no aprendemos a nadar sin meternos al agua, no podemos comprender qué es la amistad si no tenemos la oportunidad de tener amigos. Entonces, sólo después de tener un amigo se puede afirmar que un éste es aquella persona que te escucha y calla; no es aquel que seca las lágrimas, sino más bien, llora contigo; aquel que el día que lo vueles a ver lo abrazas y no hacen falta las palabras para expresar un sentimiento.

Un amigo no lo compras con regalos, sino con tu vida, no lo buscas para ser feliz, sino que eres feliz por que lo tienes, no de un día, sino todo el año, no por el momento que vive, sino que vas construyendo tu vida de esos detalles.

Por último y sin caer en sentimentalismos, a un amigo se le ama sin reservas, e indudablemente se es capaz de dar la vida por él. Feliz día del amor y la amistad.
URGE LA RESTAURACIÓN DEL HOMBRE
Extinción inminente

POR IGNACIO LAGUNES CARRERA

El Miércoles de Ceniza es una celebración tradicional en la religión católica. Todos los católicos recuerdan en ese día que son polvo y que al polvo van a volver, además son invitados al arrepentimiento o a lo que ellos llaman conversión, es decir, cambio de vida. El rito consiste en pintar una cruz de ceniza sobre la frente o la cabeza de los fieles, mientras el sacerdote exclama: “polvo eres y en polvo te convertirás”, o bien, “arrepiéntete y cree en el evangelio”. Además con esta celebración los católicos inician un tiempo de reflexión que los prepara para celebrar la pasión, muerte y resurrección de Cristo, a ese tiempo de preparación le llaman Cuaresma.
El simbolismo de la celebración suele ser interesante. Con el gesto sencillo de la imposición de la ceniza, los creyentes manifiestan públicamente el dolor y el arrepentimiento por todo lo malo que han hecho. Además, este peculiar signo expresa, como se apunta arriba, un propósito firme de conversión. Recordar que son polvo significa tener presente que la vida es efímera; según los católicos, aquí –en el mundo– todo es pasajero, nada perdura, sin embargo ellos tienen la convicción de estar llamados a una vida superior: la llaman eterna. Por esta razón, todo católico tiene que esforzarse por vivir bien, de acuerdo a la fe que profesa.

Es impresionante el número de fieles que aglomeran los templos católicos para formar parte de este acto de piedad. Se pueden ver los recintos sagrados repletos de gente que buscan algún ministro que pinte su frente con la ceniza. Sin embargo, acucia nuestra mente una interrogante: ¿qué es lo que atrae a multitudes en esta fecha? Si el significado de esta celebración se centra en el cambio de vida y en el arrepentimiento, ¿por qué esperar este miércoles del año para hacerlo? No se está en contra de ninguna de estas prácticas religiosas, pero sí interesa resaltar un hecho: todo el tiempo, los seres humanos, independientemente de raza, religión, sexo, están llamados a constituirse en auténticos hombres, y sin duda esto se tiene que realizar en cada paso de la existencia.
Se ha aprendido que la naturaleza humana es dinámica, es decir, no está acabada; todo esto apunta a que el hombre no es un ser terminado, al contrario, está en vías de desarrollo y perfeccionamiento, dicho de otro modo, el ser humano está llamado a constituirse por su acción en el presente. Como escribe Karl Jaspers, el hombre es “aquel ser que debe llegar a ser hombre”. Se presenta, pues, al hombre –como ser perfectible- una invitación: ser mejor. Elevar su condición de humanos, con todas sus potencialidades, hasta el grado óptimo: es ésta la tarea de los que integran la humanidad.

Es urgente que el hombre se haga más humano, es decir, que cambie, que se convierta –como dicen los católicos–; ésta no es una necesidad de alguna religión exclusivamente. El arrepentimiento, si bien se expresa a Dios, tiene que darse ante los hombres, incluso se puede decir, en cierto sentido, que la conversión del hombre urge para toda la humanidad.

Es necesario que los narcotraficantes respeten la salud de los demás, que los políticos corruptos desistan de serlo, que los mexicanos mediocres empiecen a construir su futuro, que los que destruyen el planeta empiecen a buscar remedio al mal que han hecho, en fin, que el hombre se preocupe por el hombre: la humanidad entera, necesita un hombre convertido. ¿En qué tiene que convertirse este hombre? En verdadero hombre; que haga uso de su razón y que se dirija con libertad, según el dictamen de su entendimiento; que sea consciente de que el presente es realmente importante porque sólo en él se puede realizar la existencia humana.
Actualmente, los católicos siguen ocupando un porcentaje alto de la población, más en el territorio mexicano. Si el ideal que persigue la celebración del Miércoles de Ceniza se tomara en serio en todo tiempo, entonces como se dice otro gallo cantara. Por otra parte, sería estupendo que los católicos, los musulmanes, los judíos, los ateos, todos los hombres, se dieran cuenta de que urge una restauración –conversión- del hombre, pues de otro modo estarían más cerca de su extinción.

ESTO YO NO LO SABÍA…

¿Por qué se ponen ceniza?

POR CÉSAR DANIEL HERRERA JIMÉNEZ

Ceniza, del latín “cinis”; por un lado, representa la conciencia de la nada, de la muerte, de la caducidad del ser humano, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. Antiguamente, los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios. En los primeros siglos de la Iglesia, las personas se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial", representaban así su voluntad de convertirse. En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

… pero ahora ya lo sé.

FRASE DE LA SEMANA:

“La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.”
Platón

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